jueves, 13 de noviembre de 2014

Exoneración del alma



Como exoneración del alma os dejo el crimen
La mente es una cancha de operaciones físicas y en el bautismo de las aguas estamos sometidos a las fuerzas caprichosas de la materia. Ellas limpian el “pecado por haber nacido” y ellas infectan la sangre por estar vivos. Caín duerme en una cadena de aminoácidos, en una molécula equivocada, en un pensamiento furtivo… el pensamiento es materia que se expresa en la marmita de los minerales. No hay crimen, hay un exceso de acero activado en la mente…
Es muy difícil probar con la razón y menos confirmar fehacientemente la pavorosa fuerza que despierta la punta del puñal.
En el cuadro de David, “ La muerte de Marat”: el cuchillo descansa en el suelo sin protagonismo en la escena. Sólo tiene unas manchitas de sangre pero en ese arma se deposita la atracción misteriosa del gesto violento de la homicida: Charlotte Corday... ¡ Lo testifica el papel que Marat tiene en la mano, pero… ¿qué hace en el baño del consuelo…? Redacta la lista de los que enviará al paredón de las ejecuciones el día siguiente… David era su amigo y expuso el cuadro en la vía pública. El pueblo de París hizo colas interminables para verlo: con devoción pasó ante la pintura y dejó flores al mártir…
Todo es tan sutil en el cerco de las emociones, tan voluble y endeble entre las costuras del alma humana! Hay que actuar con el principio de la duda impuesto en el pensamiento, deliberar que el otro eres tú con sus mismas incertidumbres, que el enemigo no existe, se elabora poco a poco en tu mente… Siempre eres tú con los ojos envenenados de él, curtidos con sus victorias, fundidos en sus bellezas y cuando desaparece deja un vacío insoportable, tanto que hay que substituirlo al instante...
En los pétalos de la mente se pueden leer las crónicas de sus deseos.

Entre el los sentidos os dejo una quimera permanente…

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