Como exoneración del alma os dejo el crimen
La
mente es una cancha de operaciones físicas y en el bautismo de las aguas
estamos sometidos a las fuerzas caprichosas de la materia. Ellas limpian el “pecado
por haber nacido” y ellas infectan la sangre por estar vivos. Caín duerme en
una cadena de aminoácidos, en una molécula equivocada, en un pensamiento
furtivo… el pensamiento es materia que se expresa en la marmita de los
minerales. No hay crimen, hay un exceso de acero activado en la mente…
Es muy
difícil probar con la razón y menos confirmar fehacientemente la pavorosa fuerza
que despierta la punta del puñal.
En el
cuadro de David, “ La muerte de Marat”: el cuchillo descansa en el suelo sin
protagonismo en la escena. Sólo tiene unas manchitas de sangre pero en ese arma
se deposita la atracción misteriosa del gesto violento de la homicida: Charlotte
Corday... ¡ Lo testifica el papel que Marat tiene en la mano, pero… ¿qué hace
en el baño del consuelo…? Redacta la lista de los que enviará al paredón de las
ejecuciones el día siguiente… David era su amigo y expuso el cuadro en la vía
pública. El pueblo de París hizo colas interminables para verlo: con devoción pasó
ante la pintura y dejó flores al mártir…
Todo
es tan sutil en el cerco de las emociones, tan voluble y endeble entre las
costuras del alma humana! Hay que actuar con el principio de la duda impuesto en
el pensamiento, deliberar que el otro eres tú con sus mismas incertidumbres,
que el enemigo no existe, se elabora poco a poco en tu mente… Siempre eres tú
con los ojos envenenados de él, curtidos con sus victorias, fundidos en sus
bellezas y cuando desaparece deja un vacío insoportable, tanto que hay que
substituirlo al instante...
En los
pétalos de la mente se pueden leer las crónicas de sus deseos.
Entre
el los sentidos os dejo una quimera permanente…
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