miércoles, 27 de abril de 2011

Aliento

Susurros en un agujero 2004. Acción: María Cavallé, Tarragona.


Aliento
Con mirada penetrante y aflicción en el pecho, Lucía contempló por la ventana los colores del alba. Al otro lado de la calle llegó el frío con la caída de las sombras. Recostado en un pórtico, Jacinto José la observaba con ojos suplicantes, tembloroso e inmóvil.
El aliento de Lucía tejió un velo húmedo sobre el cristal, sobre su niebla escribió con el dedo lo que extensamente ya se habían dicho:
−¡ante la tierra… estamos solos! −
Jacinto José dejó ir entre las manos un susurro terminal y resignado. Libremente sopló en su hueco un quejido inaudible, aliento que dejó vacía su mente e inactiva su médula espinal; lamento informe que Lucía guardó hasta el final de sus días.
Con desvelo conservo la piedra donde se encuentra;
¡es mi dolor, es mi tesoro!
…sonaja que espero entre suspiros…

¡En ocasiones pienso que por la luz de los ojos pudo haberse liberado!

A cavall amb cinc idees que grimpen.

Detalle de la obra. bronce, 240 x 58 x 40. 1987

A cavall amb cinc idees que grimpen.
Se trata de una escultura en bronce de 1987, tiene una envergadura de 240 x 58 x 40 cm. La ejecución completa se hizo en Castellvell del Camp.
Comunico con cierta preocupación que la obra ha sido robada del parque de esculturas en La Comella. Seguramente los autores desconocen lo que han hecho y no saben el riesgo que corren. Por la responsabilidad que me atañe les escribo estas palabras; las consecuencias del hecho pueden ocasionarles secuelas dolorosas e irreversibles, posiblemente puede arruinarles la vida...
Para prevenirles relataré cuestiones relevantes en el proceso creativo y también los extraños sucesos que después se han devenido.
- Tras la advertencia manifiesto que sobre lo que pueda pasar no soy responsable, solo ellos lo son por su codicia…-
Contexto de la idea
Después de la serie Señales en la piel, 1986 realicé un trabajo extenso con el título, Ángeles o destilación de animales invisibles”. En esta serie quise indagar aspectos misteriosos que nunca debí iniciar: de todo ellos estoy profundamente arrepentido. Desde aquel momento decidí dejar aquellas indagaciones y volver a los caminos del concepto y al compromiso estable con la naturaleza.
Por aquellos años hice diversas obras en bronce derivadas de Ángeles o destilación de animales invisibles y de Señales en la piel, a remarcar: La piel del pop, Dona amb peus petits,[1] y A cavall amb cinc idees que grimpen.
[1] (Alusión a la diosa Deméter, madre de Perséfone o Proserpina. En 1990 hice un trabajo alusivo en la presa romana que lleva su nombre en Mérida, esta acción dio paso a la extensa serie de las ocultaciones)
Motivaciones
Las motivaciones para hacer la obra fueron devenidas de un sueño, mejor dicho, de una pesadilla que me dejó inquieto por unos días y mojado el lecho por varias noches.
En el sueño, un ser infrecuente de género femenino cabalgaba la cabeza de un animal imaginario. La posición de la cabeza estaba directamente relacionada con los genitales, tenia las orejas estiradas hacia atrás, la boca entreabierta y por ella se veían activados los dientes. Tenía los ojos abiertos y enloquecidos y proporcionaba la sensación de que el viento le azotaba la cara produciendo una sensación frenética. No obstante la expresión de su rostro, producía una excitación jubilosa y a su vez destilaba regustos alarmantes. El cuerpo de la mujer era joven y sereno, no tenia cabeza ni movimiento alguno excepto el que se generaba en el silencio de sus pensamientos. El rostro del caballo era el que ponía la voz y el vibrante tintineo al alma de la obra. Ella, la joven, era la circunstancia ciega que cabalga, el junco mecido por el viento. De su cuello salían cinco nodos, como vértebras que se disparan hacia arriba y se curvan con la velocidad que activa la montura.
Realización
Es una obra de construcción sencilla, el modelado final lo hice sobre una forma diseñada, un ejercicio directo sobre un núcleo preparado con material para fundición. Con las manos y cera plástica dejaba el estriado de los dedos. De manera resuelta quedaba el dibujo encima de la superficie y modelaba el volumen como el que escribe una caricia violenta sobre la piel del amante.
La escultura representa una figura femenina, joven y raptada que cabalga una montura desbocada y turbulenta. El movimiento de las manos arrastró el material y la hacían táctil y expresiva. El modelado dibujaba una señal en la piel, un mapa extraño y misterioso, el perfil de un sueño inquietante; como un tatuaje, describía el trayecto inefable del dolor.
I Relato
A cavall amb cinc idees que grimpen se la presté a mi hermano Valentín para que los niños tuvieran una imagen en la memoria de su periodo de niñez. En el jardín de mi hermano estuvo más de quince años, la instalamos mirando la salida del sol y para mi, su aspecto fue siempre de un tótem familiar y benéfico. Pasaron los años, los niños crecieron y un día me la devolvieron alegando que era una imagen diabólica, su presencia tenía repercusiones que había que alejar de la vida de los seres humanos…
Me pareció una extravagancia, el fruto de las creencias religiosas que habían adoptado. De todo lo dicho no podía hacer caso, yo conocía bien los pormenores de su existencia, la había hecho íntegramente, incluida la fundición. Todas las historias que asociaban a la figura me parecieron una sarta de disparates y la recogí con agrado, la recibí con la alegría que se manifiesta en el retorno a casa de un ser querido.
II Relato
La misma noche del regreso, 23 de mayo de 2007, volví a tener la pesadilla antes narrada. Entre sueños se apareció aquella figura caballuna, espantada y serena que recuerda el cuadro de John Henry Fussely. Con ojos hipnóticos se posó sobre mi y suavemente movió el manojo de juncos. Después de unos instantes, en un arrebato me poseyó a la fuerza… ¡no pude hacer nada por evitarlo! He de confesar que el sueño fue placentero pero me dejó extenuado e inútil para siempre. Fue entonces cuando caí en cuenta, cuando al fin me hice consciente de su perverso poder. En la aparición era un súcubo vengador; el principio del mal se había presentado ante mí y me había robado el ardor, me había vaciado el saquito de las simientes. Confesar este hecho me llena de rubor; al revelar el secreto de mi desgracia me deja ante los demás desnudo y desamparado, por ello pido respeto, comprensión y ayuda.
¡Para mi manera de sentir la sexualidad y configurar las claves del ser, ha sido una pérdida muy dolorosa, ¡nunca más he podido tener relaciones fructuosas con una mujer!
III Relato
Repasando los procesos de realización de la obra, recordé que en aquella época utilizaba chatarra de bronce para la fundición. Recordé que una partida la compré a Casanovas un chatarrero de Reus. Según me dijo él mismo, provenía de crucetas de cajas de cambio y hélices de un barco siniestrado. Casanovas padre, me contó que el barco en cuestión había castrado y después destrozado al pescador que lo hacía servir. En una operación de arrastre, la red se había atascado entre las hélices y en el intento de liberarla, con las piernas abiertas sobre las aspas, escarranchado, apoyó los pies sobre la quilla e intentó tirar con fuerza con ambas manos. Al desatascarse, las palas se pusieron a girar enloquecidas, le cogieron el pantalón por la bragueta, le destrozó los genitales y absorbió todo el cuerpo lentamente.
Me dijo Casanovas.
-En un instant va quedar triturat.-
Comentó jocosamente y con cierto humor negro;
-en un segon va esdevenir-se en un àpat preparat per als peixos-.
La policía judicial que investigó el caso dijo que no encontraron otra cosa que unos jirones de ropa.
Estos hechos se agolparon en mi mente; la escultura es una invocación que puede traer desgracias a aquel que la posea o la transforme. Por ello le pido por su bien que la devuelva a su lugar inmediatamente.
Después de lo descrito no me atrevo ni a explicar las historias que se han desprendido de esta obra, ¡es demasiado doloroso!
En mi fuero interno pienso que el mal se esconde en su base material…¡no puede ser de otra manera!
La imagen es inocente como un campo de trigo, ¡fruto de un sueño inquietante!

[1] (Alusión a la diosa Deméter, madre de Perséfone o Proserpina. En 1990 hice un trabajo alusivo en la presa romana que lleva su nombre en Mérida, esta acción dio paso a la extensa serie de las ocultaciones)