jueves, 30 de abril de 2015

El puerto pesquero de Arica


El puerto pesquero de Arica

La costa del Pacífico tiene su carácter y el puerto de pecadores artesanos de Arica fue un encuentro especial. Al llegar me vi envuelto con un tumulto de gentes y animales que convivían de manera armónica: era el momento preciso y el lugar apropiado. Un pesquero pequeño llegaba de faenar y los compradores y curiosos se acercaban a compartir la suerte. La cubierta estaba llena de “palometas”, un pez plateado de buenas proporciones que troceaban en un momento. Cuando vendieron las que tenían en cubierta empezaron a sacar las que traían ocultas en la bodega: ¡era un espectáculo ver tanta pesca! Una fiesta ver todo aquello en directo. Constatar como el producto se colocaba entre las gentes ya limpio y preparado, como los pescadores hacían alarde de su fortuna y como los demás disfrutaban de las artes de la limpieza. Lo hacían con unas cuchillas grandes, con gran destreza y movimientos precisos quedaban los filetes dispuestos para ser devorados. Los restos los arrojaban al agua y allí había una tribu de osos marinos, pelícanos y otras aves que limpiaban los residuos del puerto y los desperdicios de palometas en un momento.

El macho revelde. Iquique. Chile 2015 




 La danza de los amantes. Iquique. Chile 2015

 La danza de los amantes. Iquique. Chile 2015

Me llamó la atención el comportamiento civilizado de los animales: allí estaban en buena lid todos preparados para el banquete. Como eran bestias de buen tamaño me dio cierto temor acercarme demasiado a ellos, por eso me subí a una de las plataformas y empecé a emitir sonidos como los osos marinos. Uno de los machos acudió a la cita y respondió provocador y reptante. La hembra, su moza, lo entendió al instante y se puso a bailar girando sobre si misma. Cuando vi que la pareja que habían montado era sólida y que estaban reconciliados, me sentí un cuerpo extraño, yo no tenía nada que hacer entre ellos y sobraba. Los dejé danzando en aquellas aguas oscuras para que su unión familiar no quedara perturbada.

La Catedral de Arica




La Catedral de Arica.

Era cercana la hora, casi las 4 de la tarde, cuando los pelícanos del puerto empezaron a lanzar graznidos y elevaron el vuelo mar adentro. Formaron en el cielo una grupo de espanto al hacer tronar el aire con el batear de alas. Le siguieron los osos marinos, gaviotas y otros animales que huían aterrados. Fue el 13 de agosto de 1868. Un instante después de este suceso, un terremoto estremeció toda la cordillera andina, destrozó lo que le salió al paso, entre ellas la ciudad de Arica. Su fuerza se estima que liberó una energía de magnitud 9,0 en la escala de Richter. 


El suceso geológico arrasó gran parte del sur del Perú, especialmente las ciudades de Arequipa, Moquegua, Tacna, Islay, Arica e Iquique. El terremoto fue apreciado de forma desigual, pero su temblor alcanzó a Lambayeque por el norte y Valdivia por el sur. Movió toda la cordillera de los Andes hasta llegar a Cochabamba, (ya en Bolivia, en la vertiente este de los Andes). Seguidamente al temblor se inició un movimiento en las aguas del océano creando un tsunami que arrasó las costas peruanas entre Pisco e Iquique. Las olas gigantes cruzaron el océano Pacífico, y sus efectos llegaron a California, las Filipinas, Australia y Japón. Así de leves son las fronteras para la potencia de la tierra…


 Esa es la fuerza que levanta las montañas del alto Perú, la que hace de la costa del Pacífico sea una muralla que se eleva lentamente, la que hace millones de años se desliza por la placa continental americana y modifica la morfología del planeta...

La campana testimonial. Catedral de Arica. Chile 2015

La ciudad de Arica quedó arrasada y sobre los cimientos de la antigua catedral se realizó la construcción de una nueva. El presidente de la república del Perú, José Balta, encargó el diseño a los talleres de G. Eiffel que la hicieron para el balneario de Ancón. Fueron las creyentes mujeres de Arica las que hicieron la petición de que se instalara donde está actualmente.
De la antigua catedral quedan los restos de un muro, un rincón que hace de refugio a la Virgen de la peña y a los papelitos que los devotos peticionarios le hacen: allí sus plegarias son versos desesperados que los mece el viento… también quedó la campana, pieza singular que se ha convertido en una joya del patrimonio nacional.

 La situación de la catedral y el cerro al fondo. Chile 2015

Vista de la ciudad de Arica desde "El cerro". Chile 2015

La catedral de San Marcos esta realizada totalmente de hierro tratado como si fuera madera. Son piezas remachadas y unidas con pernos las unas a las otras, esta hecho de tal manera que permiten el movimiento entre ellas. Dispone de una cubierta ligera y de fuertes pendientes para aliviar el peso y las tensiones. Cuando venga el próximo temblor, que sin dudarlo vendrá, la catedral de Arica será uno de los edificios que quedarán en pie.

Tras la guerra del Pacífico, llamada “guerra del salitre” (1879-1884) Arica e Iquique y extensos territorios de Bolivia pasaron a ser territorio chileno y para que esto no cambie, la bandera de “El cerro” ondea con vigor para recordarlo.

miércoles, 29 de abril de 2015

Las momias de Chinchorro.


Las momias de Chinchorro.


Si hay un tema física y culturalmente transcendente, una verdad indiscutible, una realidad filosófica que nos conduce directamente a la metafísica, ese es el asunto de la muerte: una cuestión insoluble que impone el hecho de estar vivos.


La muerte es la parálisis de la actividad cerebral, el colapso del sistema, el regreso al estado primigenio de materia y energía que regresa a donde nunca se fue. Para los que estamos vivos, la muerte y nuestra condición material genera el más grande de los enigmas: adónde van los sentidos que nos alumbran el mundo y dónde se refugiará el espíritu que nos habita. Es imposible no hacerse la pregunta: qué crea nuestra individualidad, dónde habita el alma que nos anima y adónde va cuando fenecemos. El pensamiento que evoca los recuerdos se colapsa y deseamos pensar que quedan registrados en algún lugar. 


 Figura de madera. 

Estas divagaciones me entretenían la mente mientras estaba en el Museo Arqueológico y Antropológico de San Miguel de Azapa en Arica, región de Tarapacá al norte de Chile. Aquellos trozos de piel y huesos humanos no decían nada, nada: todo su pensamiento estaba cubierto por el silencio de la eternidad. No obstante la materia, los residuos que había dejado la muerte y la manera de presentar los restos humanos, exponía un pliego de intenciones que hablaban sin cesar: eran un clamor contenido en un período largo: más de 7000 años. (¿...?) Las momias de la cultura chinchorro son las más antiguas de la tierra y su conservación es debida al aire enjuto del desierto de Tarapacá.


Los ritos funerarios configuran la primera puerta para entrar a ese mundo oscuro, universo donde nunca hay respuesta excepto aquella que deseamos escuchar y sentir los vivos. Sólo los movidos por la certeza de la fe, los necesitados de esperanza, los fabricantes de sueños, pueden “imaginar el fértil jardín del paraíso y fabricar otro mundos donde ocultar y calmar los fracasos de la vida. Aquí, en este mundo árido, sólo podemos soñar y los nigromantes hacen de enlaces para conducir los sueños.


La cultura Chinchorro "momificaron" a sus cadáveres con el ánimo de perpetuar su presencia en un valle cercano a Arica. En realidad no momificaban, les quitaban toda la carne y la substituían por paja, barro, colorantes y otros materiales que soportaban bien el paso del tiempo. Una vez realizado el proceso se llevaban los cadáveres con el grupo, sencillamente como parte integrada del mismo: ¡estaban vivos…!

La muerte es un espejo sin azogue que nos impone la vida y queremos ver en ese pozo oscuro, sin reflejo alguno, la reverberación de aquello que pensamos entre la incertidumbre y el deseo. Sin duda este es el tema más importante de la humanidad, pero ninguna cultura ha sabido dar una respuesta definitiva y todas han intentado solucionar el enigma del alma y el recuerdo hiperpresenre del fallecido. Querer conquistar la inmortalidad ha sido un reto que han intentado todas las culturas y todavía estamos en ese intento fallido. Quizá la única manera de conseguirlo sea la de Homero, él es un inmortal como afirma J. L. Borges…

martes, 28 de abril de 2015

Tarapacá. Carretera entre agua y arena




Carretera entre agua y arena.
La llegada al Pacífico después de días de deambular por el desierto de Atacama, fue un suspiro que dejó el aliento en suspenso...
Caminar por la panamericana es hacer un viaje paralelo entre la tierra y el mar, encontrar pequeños islotes de rocas cargados de aves que viven de la pesca, decir adiós con premura a los pescadores y recolectores de algas y saturar todos los deseos en sequío. El viaje es lento, pausado y revelador, por eso da tanto margen a la fabulaciones, recuerdos perdidos y melancolías. El sol se desploma entre aquella tierra sedienta y también deja seca la garganta, los ojos quedan adormecidos y la piel se apergamina lentamente. La luz es intensa y los contrastes hacen del relieve un mundo dormido, momificado como los muertos de Chinchorro, pieles resecas que amenazan con despertar de manera súbita.
Cada estación, cada parada, es un baño de arena y sol percutido con peñascos. Es una mirada perdida en el horizonte del mar y encontrada en detalles que se esconden entre rocas: montículos entumecidos entre mantos de polvo. El perfil de la costa es soberbio: nada se escapa a la mirada y aquellos batientes secos dejan una caída en los sentidos que todavía los percibo, los noto como aletean en el pensamiento y así los invoco...


La isla de los pelícanos. Chile, Región de Tarapacá. 2015

  La costa seca, el camino panamericano del Pacífico.


  La panamericana. región de Tarapacá. chile 2015


Después de muchos kilómetros aparece el perfil de Iquique, un oasis amenazado por una duna gigantesca que se ha convertido en la ciudad turística del norte. También es un puerto importante que toma el aliento del mar y hace de sus playa el encuentro esperado con las aguas. Los pescadores lo toman con alegría, lo festejan y viven de lo que trae el azar: son los artesanos del océano que ajustan sus artes en el trasiego de los días. Las gentes se arraciman entorno a los barcos pesqueros: lo hacen para comunicarse, saber de la fortuna y comprar las “palometas” casi vivas.

lunes, 27 de abril de 2015

La Panamericana


 Autovía cerca de Arica. Chile 2015

La Panamericana.

Los caminos que circundan la tierra son las pistas para recorrerla, conocerla y amarla. También son las vías para conducir la energía de las sociedades, promover las alianzas humanas o llevarles la ruina. El año pasado viajé por el camino de hierro más largo de la tierra, el transiberiano: ahora me ha tocado el de asfalto: La panamericana. Es uno de esos caminos interminables, una ruta paralela al Pacífico que atraviesa el continente americano de norte a sur y a la inversa.


El tramo que me tocó vivir era poderoso, enigmático, desolador y seco. Aquellas montañas de arena y rocas no te dejaban impasible y lo más destacable es que la poderosa luz del sol no presentaba el verde: lo absorbía y hundía hasta el fondo del océano... A mi izquierda, recortado sobre acantilados, transcurría el Pacífico y los roquedales oscuros presentaban una tierra abrasada. En los remansos se encuentran pequeños pueblos pesqueros y hombres oscuros recogedores de algas. En algunos islotes se amontonaban la aves: especialmente pelícanos y también otras especies que viven de lo que proporciona el mar: osos marinos, gaviotas... A mi derecha los montes eran secos, arenales sin límites que trepan las montañas y la cubren de silencio. El fenómeno es casi increíble, ¿cómo es que no hay humedad teniendo justo al lado el océano más grande de la tierra?

 Tendido eléctrico paralelo a La Panamericana. Chile 2015

  Carretera en dirección Iquique. Chile 2015

Las salitreras de María Elena. P de Valdivia. Chile 2015

Este desierto seco está provocado por la corriente de Humboldt, un “río” de agua fría que emerge de las profundidades y forma un clima de escasa evaporación, así se crea el fenómeno de la adiatermancia. Las aguas profundas surgen en la costa chilena-peruana y absorben directa y lentamente la radiación solar no dejando humedad en el ambiente. El mar se comprime en si mismo y el sol no puede calentar el agua hasta que no llega a los trópicos donde tropieza con aguas calientes que son producidas por el abombamiento de la rotación de la tierra en el ecuador terrestre.

Las montañas hacen el resto, la muralla de los Andes impide que las aguas del Atlántico sobrepasen sus baluartes y todas las precipitaciones las tiene que hacer en la vertiente que riega la Amazonía. En la vertiente del Pacífico sólo llega los deshielos de las nieves altas. Estos remansos de agua se cuelan por la tierra y allí donde emergen crean oasis de gran fertilidad.

En general es una terreno de escasa humedad, en algunas zonas los tamarugos han hecho su hogar y han transformado el espacio. El verde deja una mancha de esperanza y el sol cede a la sombra donde empiezan otras especies a hacer su lecho al amparo de aquellas ramas finas. Algunas formas de vida se han acoplado a aquella hacienda seca y parece que la tierra desolada puede cambiar algún día…

El movimiento de la tierra, sus montañas y selvas, las razones que producen la surgencia o emersión de todas las corrientes frías y cálidas en el océano, son las que nos hacen pensar que “la tierra es un ser vivo e inteligente”…

domingo, 26 de abril de 2015

Lagunas escondidas: pozas de salmuera


Lagunas escondidas: pozas de salmuera
El mercurio es un metal líquido, la lava es una roca disuelta por el calor y la salmuera, es un mineral transparente que se confunde con el agua. En las pozas salinas de Atacama se contemplan esas transparencias densas y se pueden ver como crecen los cristales en el fondo: El viento mueve las olas con discreción y estas se comportan como una gelatina densa que se mece con las olas. En el cuerpo de los bañistas ejerce un efecto especial: los cuerpos flotan ligeros sobre las olas y la transparencia cristalina crea un efecto especial sobre los cuerpos. En el fondo de las chascas se arraciman los cristales salinos y las mismas floraciones se forman en superficie pero de un blanco puro y cegador. La sal lo inunda todo y hasta disuelve las rocas y las hace tierra: las funde en partículas diminutas que después arrastra entre lodos.




 El espejo de los cielos. Lagunas escondidas, San Pedro de Atacama 2015



Estas pozas son sumideros conectados unos con otros, puntos donde el agua se recoge o aflora del subsuelo. En ellas se forman áreas de sal pura, carbonatos de sal, yodos, cloruros de sodio… ¡y si viene al caso, la carne se hace roca permanente!

El lugar no puede decepcionar a nadie. Los montes de sal reverberan con la luz del sol y en la inmensa llanura que ha formado el agua, los terrones salinos rompen la corteza del suelo para hacer un paisaje labrado, herido y soliviantado a borbotones.

Debido a su reciente descubrimiento, a este lugar se les llama Las Lagunas Vírgenes o Escondidas. Aunque han sido bautizadas con este nombre no creo que sea el más apropiado: no estaban escondidas ni son vírgenes. Hace miles de años que las montañas se desgranan en el valle y los depósitos de agua y sal han servido para otras formas de vida... El conjunto esta formado por siete pozas de aguas verde-azules de mayor o menor pureza. Según la luz del sol y la densidad del cielo produce la sensación de color turquesa y cuando el fondo no es visible se crea el efecto de un pozo sin fondo. Las charcas son aptas para el baño y a su vez, desde el agua se puede contemplar la pureza de un panorama salino pocas veces visto.

martes, 21 de abril de 2015

Geysers del tatio



Geysers del tatio 

Era noche oscura, las estrellas se mostraban claras, el frío era intenso y nos disponíamos a subir hacia los géiseres del Tatio. Están a 97 kilómetros de San Pedro de Atacama y hay que moverse por pistas de tierra y grava con una ascensión pronunciada hasta llegar a la altitud de 4.300 mts. La salida es a la 04:15 y como siempre nos demoramos por los dormilones que les cuesta aparecer y algunos cuando lo hacen están borrachos o cargados de marihuana. Nos pasan a recoger por el hotel con unos 4x4 bien equipados y nos disponemos a hacer la ruta de noche y con la curiosidad impregnada en el ánimo: ¡la aventura está servida!

 El baño matutino. El Tatio. Chile 2015

Justo al amanecer, cuando los resplandores del alba definen claramente el perfil de los volcanes, se llega a este espectacular paisaje del altiplano. Casi todo es oscuridad y tiniebla. Es justo cuando los resplandores dibujan las montañas y el valle se despierta en penumbra,  cuando el espectáculo se presenta más turbador. Las humeantes chimeneas se exhiben con mayor fuerza al recortarse sobre el fondo oscuro de los montes. El frío se acrecienta con el calor del agua y el burbujear y escapes de vapor rompe el silencio de la noche. El espectáculo es fascinante, mas de 70 humeantes calderas respiran las emanaciones del agua. Algunas de ellas salen a más de 100 grados y se hacen amenazantes y peligrosas. Unas vallas de protección impiden que la gente se acerquen demasiado y se puedan cocer vivos: ¡algunos ya lo han hecho! Los más atrevidos se asoman con sus cámaras a hacer fotos de los burbujeantes pozos y los más prudentes se preparan para el baño.

Empieza a iluminarse el día, la temperatura está bajo cero y sólo cuando te acercas a los géyseres encuentras el consuelo de un cambio considerable de temperatura...



Escenarios de vapor. El Tatio. Chile 2015

  Autorretrato con roca del Tatio. Chile 2015


Emanaciones de agua caliente. El Tatio Chile 2015



No parece que aquel “escenario dantesco” sea el preámbulo del infierno: ¡no huele a azufre! Es un regalo de la naturaleza que nos presenta con todo su poder las permutaciones de la materia. Allí los cambios de temperatura exhiben una “instalación” de gran nivel y con permanencia ilimitada. El esplendor de las fumarolas colman el valle y las gentes quedan fundidas entre aquellos alientos humeantes como almas inocentes.
El desayuno es suntuoso, variado y nutricio. La leche la han calentado dejando los tetrabriks en las torrenteras de agua termal subterránea: la temperatura es la ideal...

El sol ya está apuntando el valle, algunos aprovechan el baño otros pasean entre las calderas del campo geotérmico, observan las impresionantes columnas de vapor, el juego vaporoso de las fumarolas, las pozas de agua hirviendo y el color de las rocas ahora activadas con la luz del sol.
En aquel valle cerrado por altas cumbres, la luz solar tiene algo de teatral, de aparición súbita. Es una visión espectacular, un encuentro feliz con la naturaleza, una manera rápida de unirse al nuevo verso del amanecer.

La sesión de fotos ha sido apasionante y ahora la luz ha amortiguado el efecto del vapor, pero el valle se ha hecho diáfano y podemos apreciar mejor las costuras de la tierra. Aprovecho para hacerme un autorretrato acompañado de una roca magmática.
Después continuaremos hasta el barranco de Guatín: no está lejos y es un lugar donde las montañas de roca viva dan paso a un río cristalino cargado de vida, todas son plantas de agua, algas, berros, juncos... y viviendo de ellas: flamencos, patos, conejos, guanacos… En los cerros se yerguen los cactus erectos, son como presencias espectrales colocados al azar. Aparecen dispersos y caprichosos.

¡La vida es sorprendente y siempre emerge de la precaria necesidad!

domingo, 19 de abril de 2015

Encuentro en el desierto de Atacama



El desierto de Atacama
Para los amantes de las grandes llanuras, para los que añoran los espacios lejanos, brumosos y polvorientos, para los que buscan la soledad y la única presencia que toleran es la luz del sol, les digo: ¡que vayan al desierto de Atacama! Sí, que vayan con los ojos afilados, un estómago adiestrado y agua de reserva, pero que no se lo pierdan. Allí se colmarán de horizontes, de sensaciones inquietantes, de relaciones paradójicas, de visiones asombrosas y, si se afirman en ser allí, de sentirse parte de todo aquello, escucharan la melancolía de los montes como una repetición infinita.
El agua escasea y lo que hay en el aire es una pregunta inquietante y seca que se replica en todas las direcciones. Una aridez de siglos y una inmensa llanura con rompientes singulares cubiertos de polvo y arena. Vivo casi no hay nada, pero es un escenario que provoca la creación libre del pensamiento y el reajuste moral del espíritu humano, te puedes encontrar contigo mismo.




Tras la reflexión que generan estos cerros disecados nace en ti un nuevo concepto de belleza, si cave, una nueva realidad más grandiosa y sublime. El pensamiento se hace obra conceptual y se une a las emociones, las cuales no existirían si en aquel escenario no pudiéramos pensarlas. Ilustrar aquellos desiertos de esta manera es un intento fallido, sólo puede ser un ensayo. La tarea de comprender las montañas de polvo no es replicándolas en la memoria, recordándolas aquí: ellas estarán ahí aunque no se piensen. Al pensarlas se crea un nuevo reino en el interior del ser que no puede ser nunca el que formulo con estas notas: ¡en verdad no soy capaz de iluminar con palabras lo vivido! Es un universo emocional que excede el lenguaje: él configura la “realidad estética” y con ella quedo emocionado. La experiencia real, directa, no tiene traducción ni con las palabras ni con las imágenes. Es la percepción profunda la que se hace naturaleza moral en los ojos, es actitud ética la que emana entre los montes polvorientos. Realidad interior que junto a las imágenes que me acompañan y el mundo que me ofreció el desierto de Atacama, forman un retrato completo de cómo los sentidos y el conocimiento presentan la realidad.


Lo intento una y otra vez.
Se trata de un paisaje sin límites que se expande en su sequedad y pone dificultades serias a la vida. Atacama es el lugar más seco de la tierra y tiene zonas donde no ha llovido desde hace miles de años. La vida se ha refugiado entre los poros de ciertas rocas salinas y allí está amurallada esperando la lluvia. La media de humedad anual es de un 0,1%. Este estado leve, enjuto, se contiene en cápsulas salinas y huecos calcinados. Allí es donde viven bacterias y organismos primigenios placenteramente adaptados. En el proceso de querer entender aquel paisaje enjuto, se me hace muy difícil tomar conciencia de lo ocurrido y opto por hacerle fotografías para salir del paso.

El desierto se expande ante los ojos y su aspecto es sobrecogedor: a simple vista los limites no se conocen. El sol y el tiempo trituran grano a grano las rocas y el viento cubre de polvo, silencio y arena el rostro de las montañas. Como una cubierta efímera, aquellos eriales rocosos murmuran escondidos y se muestran sinuosos y lacrados. El tiempo los viste de esta manera, lo hace para ocultar los años, las intenciones y exclama permanentemente un aullido de resistencia: ¡hay que mirar más atento! Aquella piel suave cubre los montes, los encadena con las mismas entonaciones y bajo ella se intuyen las rocas repletas de minerales: ¿son sus tesoros?


Las llanuras hacen pensar
Entre estos cerros y llanos calmados te sientes libre y capaz de "pensar tus propios pensamientos": nadie acude en tu ayuda y a nadie puedes preguntar nada. El mundo se ha hecho sordo a este tipo de clamores. Las demandas de la sociedad se han hecho materiales y las preguntas son siempre directas e interesadas: cómo usurpar a esta tierra las pepitas de oro...
Las respuestas están debajo de las montañas de arena, allí se contienen y atónitas enmudecen ante nosotros.

Hay que abandonar el instinto especulador, la mano depredadora, el olfato usurero y generar otra mirada. Allí es obligado escuchar los pensamientos propios, los que generan nuestros sentidos en sintonía con la tierra, los que susurra nuestro ser más interno. Así es como el desierto se hace pensamiento y misterio. Se deviene en un eco profundo que no se escucha hasta que no está verbalizado y escrito con el dedo encima del polvo. Es un canto original el que nace, aliento esencial que cubre la llanura. Es un estado primigenio y espiritual que nos conduce al regreso: el que configura nuestra individualidad al fundirse con la tierra.

El tesoro que presenta no está bajo las capas de arena, está escondido, camuflado en el pensamiento…

El valle de la muerte. San Pedro de Atacama Chile. 2015



El valle de la muerte
El nombre excede las expectativas y no hace honor ni reclama los pasajes del terror. Pienso que no tiene otro cometido que diferenciarse del otro valle, el de la luna y servir de reclamo para el turismo. Los dos lugares no están muy distantes y la morfología de ambos es muy similar aunque aquí hay que destacar más la acción del agua y la mayor presencia de las rocas de sal. En este caso destacaré las formaciones que generan estas rocas de estructura frágil pero de aspecto agresivo. Las galerías que se han formado con la acción del agua al abrirse paso entre las rocas de sal, han abierto grandes huecos y corredores con el paso de las torrenteras. El fuerte impacto que crea las emanaciones de cristales de sal sobre la tierra hacen del lugar más “lunar” y ajeno a nuestro suelo que el anterior. La visión del conjunto es especial, los montes lejanos singularizan el valle y el impacto de las erosiones queda reducido a la escala que yo trabajaba en los años setentas en los barrancos del Llobregat.

 Las gargantas de sal. San Padro de atacama 2015


Sal y arena.  San Padro de atacama 2015

Elogio a la luz. San Padro de atacama 2015

Autorretrato en el valle de la muerte, San Pedro de Atacama 2015

La roca es modelada por el agua, la hace salmuera que se cuela en el suelo por sumideros que ella misma produce y forma pasadizos subterráneos de recorridos imprevisibles. La erosión vertical hace formaciones compactas, cubos salientes y entrantes que dan a la superficie un aspecto amenazador. Sobre los espacios de sal se puede ver como el agua la ha disuelto y se crea la sensación de cortes a cuchillo en las rocas: heridas persistentes y repetidas que presentan una textura fractal muy precisa.

El paisaje es desolador aunque no mortal, es distante y escueto pero tiene una dosis considerable de poesía: cuando las formas son tan caprichosas y bellas siempre lo tienen. A la caída del sol, las crestas de tierra se iluminan y los fondos salinos relucen y aumentan el relieve: todo es armónico y suena a soledad y melancolía. El nombre del valle hace aquí su efecto: cae la tarde sin compasión alguna y así puedes sentir en la piel como las sombras te invitan a marchar.