Las
piedras santas y ruinosas del Titicaca.
En Copacabana, el pueblo que descansa
justo al lado de las aguas del lago Titicaca, encontré restos de la cultura
incaica y los gestos calcinados de una petición desmesurada: los nigromantes
están presentes como cuervos agoreros.
El lugar tiene un poder especial, es una roca cuarteada y colocada en forma de torreón derribado. Su aspecto de amontonamiento azaroso hace que cada paso sea un acontecimiento temido: todo puede derrumbarse de un momento a otro. El lugar supone una atalaya magnífica para contemplar aquella extensión de agua oscura. En la parte superior se han hecho siete pequeños templos que los feligreses recorren la noche del Jueves Santo, Esta es una tradición que se practica en semana santa en la América Latina y recuerda los siete drásticos recorridos que hizo Jesús de Nazaret desde el Jueves Santo hasta el Calvario.
Los pequeños templos están situados donde los incas tenían el suyo y seguramente el abandono existente es causado por el malestar entre aquellos que quieren recuperar aquel espacio como entorno cultural propio. Pienso que lo tienen difícil ya que la iglesia y su contexto son de una factura magnífica y la tradición cristiana ha cohesionado a las gentes como no se ve en otros lugares. No obstante el poder de la iglesia católica y su poderosa huella, también es verdad que se percibe en el aire la necesidad de regresar, la añoranza a los milagros de antaño.
Lugar donde se celebran rituales antiguos. Tambien sirven para vender ilusiones...
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