lunes, 6 de abril de 2015

Jardín de piedra: la hábil mano del viento.

 Jardín de piedra, formas rocosas modeladas por el viento.

Las piedras cautivadas

Uno de los escenarios más sorprendentes que he visitado en este viaje a Bolivia y Chile ha sido el “jardín de piedra del altiplano de los Andes. Fue una visita breve, el tiempo estaba amenazante y mientras deambulaba entre aquellos corredores caprichosos, mientras observaba como la erosión había modelado los mudos aullidos en la roca: yo miraba asombrado el poder creativo de la naturaleza. Mientras las oscuras nubes descargaban a lo lejos y los rayos del sol iluminaban las puntas de los volcanes, me vino a la mente una imagen singular: el mundo es asombroso y los humanos desgastamos la vida en neuróticas y destructoras querellas.
-Estar aquí es compartir los instantes eternos de la creación.- Pensé en aquellos momentos.


Dice Michael Ende en “El espejo en el espejo”.

-Un comienzo es siempre un absurdo monstruoso. ¿Por qué?. ¡Por que no existe tal cosa! ¿ Acaso conoce la naturaleza un principio? ¿No!...

Yo contesto sin intención de polemizar. ¿Acaso no es presente esta obra? ¿No tuvo un origen todo este maravilloso escenario? ¿Quién nos ha dicho que somos poseedores del verdadero conocimiento?

De la memoria de la piedra hablaré cuando trate de las cementeras de Oruro, allí encontraremos las reservas del saber… ¡el tiempo archivado sin perderse un detalle!


El lugar esta situado a unos 70 kilómetros de Uyuni en dirección parque nacional Eduardo de Avaroa y la extensión se hace inmedible. Esta formado por la lava que en su día derramaron los volcanes. Es una piedra de dureza poco homogénea que el viento ha modelado a su capricho y en algunos casos presentan formas asombrosas. El espacio aparece desolado y la roca volcánica ha sido golpeada por partículas que las corrientes de aire ha lanzado de manera violenta. La planicie de arena es consecuencia de esta acción y son los pequeños gránulos, los mismos que han sido arrancados a la roca madre, los que hacen de proyectiles para seguir su acción demoledora. Con la acción del viento el jardín de piedra se auto-modela, y es el agua la que sujeta y peina el paisaje cada día. Ese castigo permanente de lo diminuto hacia lo potente se hace en nuestra mente justiciero. Ellos, las multitudes débiles, han erosionado la piedra hasta formar un escenario caprichoso y fantástico. Estar allí establece cierta complicidad con el azar, su “voluntad se ha hecho hermosa” y sus resultados asombran a los mejores escultores.




Algunas formas son emocionantes y otras inquietan por su perfil misterioso. En general todo el valle presenta una escultura única. Aquella extensión es hija de la misma mano y el lenguaje rico y variado se entiende como una unidad expresiva. El escultor del tiempo esta haciendo el trabajo y los conservadores solo tienen que contemplar y vigilar que no sea la mano del hombre la que cambie su rostro y significado…

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