lunes, 30 de septiembre de 2013

Laberinto


Imágenes sobre el tema en la exposición: Dipòsits de la memòria en la Torre vella. Salou. 2007

Laberinto
Estos días me he propuesto hablar de un tema especial para recordar los trabajos que realizó Joan Casals. Ilustraré los conceptos con imágenes que él creó y el viernes, cuando haga la presentación en la galería Antoni Pinyol, los que tengáis interés en el tema podéis reflexionar y exponer las objeciones, o bien, hacer las preguntas que creáis oportunas. Pienso que debatir es mejor que hacer un monólogo sobre un tema tan apasionante como es el laberinto.

La figura del laberinto es la representación gráfica de la complejidad, es una imagen simbólica que nos ayuda a entender la opacidad del mundo. Su morfología despierta cierto temor, siempre tenemos la sensación de que nos vamos a perder en él, pero en realidad el miedo es a entrar y encontrarte con la solución concluyente del trayecto, que puede ser muy bien el final de la vida. Pero el final no tiene que ser forzosamente la muerte, para el iniciado, el que busca un sentido profundo del trayecto, el centro del laberinto es el comienzo de una nueva etapa, que a su vez se abre esplendorosa a un nuevo laberinto.

Toda actividad humana está conducida por situaciones desconocidas, tortuosas, impredecibles y a su vez esperanzadas. Tomamos las decisiones guiados por intuiciones y atravesamos trayectos peligrosos, heroicos y asombrosos cuyo desarrollo final desconocemos. El laberinto nos invita a iniciarnos en el misterio y a esclarecer los enigmas que se presentan ante los ojos. Nos capacita para penetrar en la gruta de lo desconocido, para tener el arrojo suficiente y caminar en los límites de la “imprudencia”, así somos capaces de satisfacer nuestras necesidades de asombro y vivir el riesgo como estímulo para avivar las emociones. Intuimos que adentrarse en sus oscuros pasajes sirve para descubrirnos a nosotros mismos y en realidad, siempre salimos de él fortalecidos. En consideración, la imagen del laberinto es un espejo que refleja los agitados corredores de la mente y estos buscan una salida en la luz que proyecta el azogue que hay detrás.


Imágenes sobre el tema en la exposición: Dipòsits de la memòria en la Torre vella. Salou. 2007.

Formas gráficas del laberinto.

Los laberintos clásicos tienen dos formas de representación, los unidireccionales, los que no tienen nodos de confusión y los de múltiples vías. El primero se trata de paseos más o menos tortuosos o placenteros, estos siempre nos llevan al centro y nos sacan de él sin recovecos ni peligros. El iniciado sabe cual es el resultado. Representan un mundo ordenado donde el tiempo es continuo; día y noche, nacer y morir. Estos puntos quedan unidos por el trayecto de la vida y se puede entender como “el viaje”. La llegada al centro es cumplir el destino, la iniciación del neófito es llegar al final y sentir el comienzo de una situación compleja pero predecible, ordenada. Los de múltiples vías presentan el tiempo bifurcado, cuarteado entre las direcciones que se abren en el camino. El trayecto del iniciado puede tener recorridos diferentes, paisajes que nunca volverá a ver y algunos que vuelve a ellos de manera obsesiva, parece como si estuviera atrapado en una situación irreversible y no pudiera salir de aquella atracción terminal. En esta figura también se encuentran senderos que se disuelven solos y caminos muertos que suponen el tiempo perdido. Allí se puede experimentar el pánico, el miedo al quedar atrapado en una situación sin salida. Dolor físico al sentir en el pecho el terror hasta desfallecer y decaer hasta la rendición antes de empezar de nuevo. Estos son los laberintos de mazes, o perdederos, los que mejor representan la realidad psicológica y los que ilustran la complejidad de la mente humana, Su cualidad nos prepara para hacer servir el libre albedrío y a su vez nos advierte de los errores que podemos cometer.

Dentro de las variables formales del laberinto están los cuadrados, los rectangulares, los ovalados, los rotos, los que no te perderías ni aunque quisieras y aquellos que no hace falta entrar; al mirarlo ya sabes que no tiene salida. De hecho, los dos últimos no son laberintos, los dos rompen la estructura del viaje y se convierten en figuras decorativas, en paradojas divertidas que solo sirven como entretenimiento.

Los laberintos mentales son los más difíciles de transitar y desgraciadamente todos estamos transitando experiencias que parecen no tener salida. Pero no puede ser así, el laberinto siempre tiene salida, puede que sea la misma que has entrado, pero es una salida. Si el concepto que representa no tuviera salida, si se cerrara la entrada una vez dentro, estaríamos perdidos y el razonamiento quedaría ocluido... perderíamos la razón…

La vida es un laberinto difícil de transitar pero hay que hacer el trayecto y llegar a la muerte; ese es el gráfico más sencillo de entender. Pero la versión difícil es cuando tienes que disponer de tu libre albedrío, cuando tomamos una bifurcación y en ocasiones tenemos que retroceder. Quién es capaz de predecir lo que conlleva la decisión de tomar un camino, cuándo estamos preparados para saber si nuestra decisión es la más acertada… Cuándo estamos en condiciones de saber si el tramo más corto es el acertado, o por el contrario, si el más largo es el que da sentido a la vida…



Laberinto de entrada y salida bajo la lluvia. Joan Casals.

Epílogo


El universo entero se puede ver como un laberinto, una imagen de proporciones colosales que se revela lentamente en los laberintos del conocimiento. El clamor de sus aspas nos hablan y giran arrastrando galaxias enteras, bailan en una encrucijada de posibles encuentros, de salidas viables. El laberinto universal es una imagen creadora, abierta y luminosa; tiene una salida, un final, si no tuviera salida colapsaría y quedaría dormido para siempre.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Memoria histórica

La Carcel de Cordoba. 2013
Mi sombra sobre la prisión de Cordoba, donde murió mi tío Francisco Vázquez Gallego el 1939. 
Toma de tierra de donde murió mi abuelo Rufino Vázquez Mesa. 1936 Medellín 2013





















Mi abuelo Rufino Vázquez Mesa fue uno de los milicianos que consiguieron resistir a la “columna de la muerte”, su gesta fue inútil y murió en el frente de Medellín. Tras su muerte no hubo comunicado a la familia, ni entrega del cadáver; sólo llegó el silencio. Los compañeros del frente que sobrevivieron llevaron la noticia cargada de contradicciones; nada quedó claro y jamás se supo como pasó; una nube de miedo y silenció cayó sobre Extremadura y de aquel nublo negro salimos huyendo hasta hoy.
Hace años que decidí recuperar su memoria y quería hacerlo sin levantar quimeras y menos confundir los sentimientos. Sólo quería tomar una muestra de tierra del lugar donde murió y ponerla en una urna. Eso es todo y suficiente para colocar su recuerdo en el columbario familiar. Su memoria estará con los suyos y su dignidad personal también. Sobre el tema de mi abuelo ya publiqué un relato más extenso el 2011. 
Mi tío Francisco Vázquez Gallego murió en la cárcel y nadie supo decir nada ni afirmar de qué. Después de la guerra regresó a casa con tuberculosis y mi abuela hizo todo lo posible para curarlo. Cuando estaba recuperado vinieron a buscarlo y lo acusaron de pasarse al bando enemigo; fue encarcelado y conducido a Córdoba donde murió en poco tiempo. Aquí la historia se pierde, algunos dicen que empeoró la tuberculosis, otros que murió de hambre y otros que fue ejecutado. Como sea, su memoria quedó entre los muros de la prisión y los restos de su cuerpo tintaron cada partícula de aquella tierra. De allí tome estos días unas muestras y ahora estoy dispuesto a honrarlas igual que si fuera él mismo. Queridos, yo dispongo mi voluntad, construyo la obra y gestiono el pensamiento, para eso modelo entre los dedos el poder de los demiurgos...

Nota, si alguien tiene información más precisa, ruego me la haga saber. 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Irina

Relato dedicado a Adelina María. Inspirado en Irina, la amante de Safo.

Irina

Irina era una máquina voraz, una autentica trituradora de sentimientos amorosos. Tenia un carácter brioso y no soportaba que le contradijeran en nada y menos que la mirasen con respeto; eso la debilitaba y humillaba. En ella todo era combatir para sentirse viva... Aunque caminaba aguerrida y con esbeltez, exhibiendo su porte, se sentía confinada en su melancolía, prisionera pero complacida dentro de su cuerpo delicado y bello. En él permanecía extasiada los días completos, se sumergía entre el flujo de la horas en un sueño jugoso y placentero; ¡era como ninfa Calipso, una cazadora del amor! Tenía bien asumido que su cuerpo era el estuche de su alma y esta era un perla valiosa que podía manipular a capricho los sentimientos de los amantes. Lo sentía así y lo expresaba con plenitud en todo lo que hacía. Sobretodo lo observaba en los amorosos ojos de sus víctimas, todos cedían ante el cimbreo de su cintura y el movimiento de sus senos templados. Sus conquistas formaban un edén personal, un cuadernillo de memorias que alumbraba su mente hasta dejarla embriagada de felicidad; al leerlas y recordarlas se sentía poderosa, sensual, irresistible y mujer…

No obstante era tal el ímpetu de su carácter, su divina carga de estrógenos, que algunos hombres la temían, y como Ulises, huían ante aquella poderosa demanda femenina, aquella vanidad y lujuria exuberante que sólo se podían llenar con paraísos de papel impreso. Todo se ha de decir, también huían ante la posibilidad de quedar ridículos, anulados en el lecho, empequeñecidos ante sus demandas insaciables.

Así pasó el tiempo hasta que Irina contempló el devenir de su destino, muchas veces sintió en el pecho como los pretendientes huían y con su marcha dejaban un vacío insondable y aumentaba en su pecho la amargura de la soledad. Constató que con ella sólo tenían éxito los diminutos, los que buscaban protección materna, los que pedían un pecho para amamantarse y un cuerpo para descansar su alma de niños. Así pasó un tiempo precioso para Irina, hasta que se sintió cansada, derrotada y enferma. No obstante seguía con su narcisismo obsesivo, le dominaba aquella adicción al notar su temple excelente y a la vez sufrir los ahogos permanentes de la mujer que se marchita sola.

Ante el espejo, en la soledad del lecho, también como Safo se contemplaba y embelesaba como las ninfas. También como la poetisa se acariciaba con suavidad deslizando los dedos entre un tanga diminuto. Era un ejercicio diario y lo hacía con devoción permanente…

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Divina

Safo y Faón (Jacques-Louis David, 1809)

Divina Lucía

En los buenos tiempos se mordía los labios con placer y llegó a pensar que en ella se encontraba todo lo necesario para vivir feliz. Pensó que los hombres eran pececitos de colores que navegaban pareados entre sus muslos y cuando no los deseaba eran báculos prescindibles. Ahora se plisaba sola, se consumía entre pasiones insatisfechas. En realidad se sentía como un manantial agotado, exento de vida, e igual que las gárgolas se lamentaba en soledad.

Al comienzo, cada día dedicaba varias horas en maquillarse, cuidarse y disfrutar con sensualidad sus propios sentidos. Mirarse a los ojos era sumergirse en un lago de vanidad y acariciarse los senos un placer sublime que nadie como ella podía proporcionarle. Ante aquella imagen especular se miraba y veía la sonrisa del amor y del placer eterno. En ella quería encontrar la profundidad del cielo y buscando, buscando, descubrió el abismo donde precipitarse. Poco a poco fue envejeciendo y aunque hallaba en su rostro la paz eterna y la plenitud de la vida, se sentía cada vez más agotada, vencida y temerosa, sobretodo cuando observaba como su piel se decantaba hacia el matiz pálido de los lirios secos. Para seguir arrastrando su piel por el mundo tuvo que rebautizar su alma y se hizo llamar Safo, como la poetisa de Lesbos; la que no tuvo empujes suficientes para enamorar a Faón y por ello se arrojó a los acantilados.

Con su nuevo nombre adquirió un nuevo poder y volvió a ella la capacidad de seducción, constató como sus conquistas aumentaron exponencialmente pero, ¡ay dolor del corazón!; dos águilas revoloteaban su mente y en aquella situación no podía ser acariciada por nadie, se sentía ocupada y a la vez hueca como un viejo baobab. Entonces se derramó en si misma hasta inundarse de ego; ¡su auto-estima floreció por un instante! Poco después pensó que su saliva era un elixir que le ayudaba a mantenerse bella como una Náyade y la recogió en franquitos de perfumería y cajitas de bronce. Cada día observaba que no podía vivir fuera de aquellas delicadezas y sensaciones acuosas; ella era la fuente eterna de su placer personal y el eje cardinal de su pensamiento.

Así se habituó a vivir en un mundo lleno de sus propias certidumbres y sintió como en ella descansaba todo. Se arrullaba con su aliento y paseaba las manos suavemente por los muslos, así se complacía hasta sentir en silencio la voz de su feminidad. Con los deditos húmedos, extendidos y sinuosos, se colmaba hasta notar el gemido prolongado del placer unisexual del andrógino. En su regocijo, en su contemplación, empezaba y terminaba todo lo que había en su mente; también en eso era el reflejo fiel de los placeres soberanos…

1.- En uno de sus versos Safo relata estos hechos, pero la verdad es que ella murió ya muy mayor.

martes, 17 de septiembre de 2013

Las cañas

Acción para averiguar si mi embarazo era o no positivo. 2009

Continuación: El embarazo.
Cómo que no había un predictor para embarazos masculinos, qué marginación era esta en un mundo que se llenaba la boca con la palabra igualdad, democrácia, derecho, equidad. ¡Igualdad, igualdad en un mundo diverso e injusto…
!Ahora veran…!
Convoco a todos los hombres para que hagan una revolución en toda regla. Pidamos todos a una nuestros derechos reproductivos y que inviertan lo que se tengan que invertir para solucionar esta desigualdad social que ningunea a los hombres y los sitúa en el nivel de los perros... Pero que se han creido esta cuadrilla de cretinos que nos gobiernan; ¡será posible! Que investiguen día y noche y fabriquen el predictor aunque no sirva para nada; ¡es una cuestión de derecho y de justicia social y con ello basta!
¡Vaya hombre! no había un jodido predictor para mi caso en todas las farmacias del mundo, en cambio se puede encontrar pastillas para ahuyentar mosquitos hasta en los supermercados. Era desesperante y para más incordio, no…, no sabia si el truco de la ranita podía servir…
Después del disgusto marché a mi casa y decidí conducir el asunto yo solito. Me informé lo mejor que pude sobre embarazos espirituales, tentaciones, estados ilusorios y demás necedades que tienen que ver con el asunto.
Busqué consejo en los textos de los adivinos, los demiurgos y chamanes, hasta los nigromantes me ayudaron en las pesquisas más ocultas. Tomé las palabras de Estrabón el cual afirmaba que consultar a los muertos era el mejor sistema de adivinación, lo hicieron servir los pueblos persas y ya era práctica habitual en Sumeria. Odiseo consultó a los nigromantes antes de descender al Hades y pensándolo bien, mi asunto era mucho más serio, más que la causa de Ulises y no digamos si más o menos importante que la sandez de si el destino de una guerra cambiaba o no el curso de la historia… En África confían en el palo mayombe, las piedras de la verdad y otras zarandajas por el estilo. Como sea, a su veredicto se entregan ciegamente y creen en él como en la palabra de Dios. Hasta es conocido el caso de la bruja Endor. Ella fue descrita en el antiguo testamento (Samuel 28), donde ésta invocó al espíritu de Samuel en presencia de Saúl.
No sigo, esta información ya la tienen en las enciclopedias y ahora aún más cómodo en la Wikipedia. Tambin queda descrito en la entrada El fundidor de los limbos.
Después de las consultas me costó decidirme, tenía dudas y cierto temor, se dicen muchos despropósitos y algunas cosas resultan peligrosas. Por ejemplo la manipulación de ciertos arbustos; también se habla sobre las hernias, las salidas del vientre y roturas en fragmentos diminutos como pasa con las serpientes azotadas con una caña… ¡sobre mágias y curanderías es un no parar! Al final decidí consultar al hueco de las cañas como era advertido; ¡era la vía más clara!

Tomé el camino más corto hasta llegar al río Francolí, allí encontré un espeso y hermoso cañaveral. Ya centrado en mi faena, seguí las instrucciones recomendadas y les enseñe los genitales… las cañas me contestaron al instante…
-¡No ests en cinta…!-

¡Insólito… no!


Así tuvo que ser, era la solución a un problema de orden sobrenatural, quizá místico, posiblemente cuántico…

lunes, 16 de septiembre de 2013

El embarazo

Fénix o la ciudad del sol. El vuelo del miedo. http://fenixlacomella.blogspot.com.es/2010/03/el-vuelo-del-miedo.html

El embarazo
La luz era tan potente, tan sensual y cargada de aldehídos de jazmín que sentí desfallecer, el cuerpo y la mente se encontraron en la oscuridad en un enlace eterno. No se cuanto tiempo pasé en el vahído pero al despertar mi curso normal había desaparecido. Ahora me sentía en estado de gracia y tenía fermentos de luz en el vientre. Seguí las acciones entorno al sol y le dije:
¡Buenos días amor, Buenos días!
La emoción me embargaba, las lágrimas caían libres por mi mejilla y el gozo era de orden sublime, ¡inexplicable…!

Al marchar a casa tuve mareos y sensación de cambios metabólicos, sensaciones nunca antes experimentadas. Estuve atando cabos toda la tarde hasta que llegué a la conclusión de que me había quedado en cinta. Tal había sido mi estado de entrega en la ciudad del sol que el resplandor de la mañana se había colado como una gracia divina igual que pasó con María, o bien, había movilizado las células madre y se había desencadenado un proceso extraordinario… Eso pensé de soslayo, pero el instante era de emoción sublime y para evitar caer al suelo o en el pozo del absurdo, me tuve que apoyar en las evidencias y aceptar la situación…
Seguí con mi estado de gracia… Al día siguiente fui a la farmacia y con cierto secretismo pedí al farmacéutico.
¿Sería tan amable de venderme un predictor para hombres? 
Me miró perplejo y me contestó:
–No tenemos de eso; todavía no están inventados ­–
Me dio la espalda y se fue…
Una dependienta me miró furtivamente con ojos de amor…
¿Os lo podéis imaginar?

¡Quedé destrozado!

jueves, 12 de septiembre de 2013

Las cuevas del llorito



Las cuevas del llorito

Casi no se sabe nada del origen de la cantera; en su día extrajeron de allí los bloques de piedra como el que saca libros de un estante. Fue un trabajo importante ya que aquella actividad provocó un socavón en la roca que impresiona verlo, sobretodo por que algunos trozos del techo han caído y han creado un cierre natural que da al conjunto aspecto de gruta. Años después de esta industria, quizá siglos, en la guerra civil varias familias encontraron refugio en las Cuevas del Llorito, todavía se encuentran rastros de aquella convivencia dolorosa y amenazada. Los muros están repletos de recordatorios, frases y nombres, algunos bien grabados en la roca y muchos hacen referencia a encuentros furtivos. Un lugar saturado de resonancias, epitafios, nombres y cenizas de fuegos muertos. Todo respira temor, son mensajes inteligibles y voluntarios que se cruzan en una historia interminable. El lugar es un museo de recuerdos, una biblioteca repleta de relatos que anima a descubrirlos. Ahora están abandonadas y quizá se corre el peligro de desprendimientos, no obstante es el refugio de mendigos y cubículo apasionado de parejas abiertas al riesgo.
Si te atreves a ir por la noche verás algo extraordinario: con las luces húmedas de la luna llena aquel mundo se alienta y toma vida. Entre susurros se escuchan voces y risitas maliciosas; ‘hay que estar atentos! Se oye la voz melosa de una ex revolucionaria diciendo: prohibido, ¡no tocar!  También se puede apreciar como se remanga y con la mano izquierda tacha su sexo con un pintalabios. En otra secuencia, solapada en el tiempo, se aprecia como un hombre la cabalga igual que se hace con una montura sin estribos: Seguidamente se crea una reyerta que les quita la vida; ¡es un instante! Su marido les abre el vientre en canal con una navaja, después se entrega alegando que trató a su mujer de manera impúdica. Se escuchan risas calladas o acompañadas con el llanto, la situación crea hilaridad hasta extremos cómicos.
De la mujer son perceptible los gemidos, sobretodo cuando el viento se cuela entre las piedras. Del hombre quedan marcas en la piedra…



En Las cuevas del llorito, todo esta bendecido por el tiempo, cargado de melancolía, de encuentros pasionales y llantos desesperados.