miércoles, 15 de abril de 2015

Uyuni y los carnavales sagrados

Lo sagrado en las cosas simples


En Muchos lugares de Bolivia los carnavales son una fiesta para entrar en el delirio, dar suelta a los impulsos naturales que perviven de nuestra condición animal. Es un tiempo para prepararse dentro de lo mágico, para entrar en los laberintos de la mente y liberar energías incomprensibles que tendrán que reprimir en “los días de contención que vendrán en las pascua”. Soltarse en los goces del cuerpo para después entrar en la purificación del espíritu…


Yo los pude vivir en Uyuni y quedé impoluto en el salar sin hacer nada, de hecho casi nunca celebro los carnavales ni tampoco las fiestas de purificación: me basta con darme unas vueltas por la Comella.


Crematorio para ofrendas. Uyuni 2015


Demandas y purificaciones, Uyuni 2015


Los restos perviven las ilusiones. Uyuni 2015


Santuario con piedras humildes. Uyuni 2015

Allí en esos días se hacen actos rituales para todo y los aprendices a chamanes tienen tanto trabajo como quieren: demandar salud, suerte en la vida, fortuna en el juego, ahuyentar los males y atraer la felicidad es la faena que les encomiendan.

En la fiesta de “las comadres” no hacen falta intermediarios, la gente más sencilla protege las casas derramando en las puertas pétalos de flores silvestres, son de colores y cada uno de ellos sirve para prevenirse de varios males. A la “Pacha mama” se le hacen ofrendas de todo tipo, es una tradición que se esta recuperando. Uno de los aspectos que más sorprende y para nuestra mirada resulta chocante es la ofrenda de crías de llamas y otros camélidos muertos y disecados para tal fin. Esto se ha convertido en un negocio macabro ya que en realidad las sacrifican y preparan para la ofrenda…

A los pocos días, ya en plena orgía y “carnales festejos”, los actos se hacen más primitivos. Pienso que son tradiciones que se están reivindicando en su aspecto más anacrónico pero lo hacen con cierto fervor. Se adornan los lugares de trabajo, los coches, camiones, tiendas, puestos de fruta y cualquier cosa que tenga que ver con la vida de cada día. Cualquier elemento se convierte en un lugar de culto.

Al “dios” que habita el lugar se le hace partícipe de la fiesta y se le bendice o se le ruega que se porte bien en el año próximo. En unos pequeños crematorios se queman figuritas de grasa, lo hacen en las puertas de las casas, en los puestos ambulantes, en los almacenes y mercados: ¡cualquier lugar es santo! Lo hacen para socorrer de los males que allí pueden acudir si no están debidamente protegidos: los incineran y piensan que así desaparecen las sombras del devenir.

Lo más sorprendente de todos los actos que pude observar fueron los pequeños templos improvisados en cualquier lugar. Los hacen con una piedra común: no tiene por que ser de formas especiales ni darles una jerarquía en la calle. Las riegan con cerveza, todo tipo de bebidas y atavían con ramos de flores. Les ponen cenizas de los incensarios y las adornan con serpentinas de colores: realmente las humanizan y eso es lo que más me interesó. De esta manera los dioses están presentes en todos los rincones de la ciudad: “ellos la protegen y a cambio el pueblo los venera. Con estas invocaciones los tienen presentes y los dioses antiguos perviven en una cultura que no saben a que responder pero que usan móviles de última generación, escuchan a Sabina, Serrat, M. Sosa, Shakira o D. Bisbal… ¡ha! y quieren lucir ropa de marca…

Los poderes de una piedra

Tendré que decir algo más sobre las piedras: el motivo lo merece…

Las primeras representaciones de los dioses son piedras sin labrar, los hermair… Piedras singulares donde el misterio se hace presente por su forma, destacan por su color, se hacen “presentes” por el lugar donde se encuentran y conmueven por las dimensiones o por alguna característica que las hace únicas.

“La piedra de la verdad” imita el rostro de Dios y significa algo que proviene de otro mundo. Las más comunes suelen ser objetos de formas extrañas, artefactos oscuros que bajan del cielo. Los meteoritos o piedras del rayo son las más apreciadas y las características suelen ser de forma piramidal, circunstancia que las hace aun más misteriosas. El fenómeno tiene explicación ahora que entendemos como la fricción calienta la roca. Al entrar en la atmósfera de la tierra el calor llega a fundir aquellas zonas que oponen mayor resistencia, de esta manera se funde y forma una “punta de diamante o de obelisco sin aristas”.



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