martes, 15 de octubre de 2013

Recoger la lluvia.





Cisterna: escultura para recoger 500.000 litros de agua de lluvia. Hormigón, hierro, pintura, 17x7x460m. 2007

Recoger la lluvia.
Cuando la sed aprieta los ojos se encienden de desesperación, lo aprendí cuando niño en las estribaciones de las Bardenas reales, (Navarra). Allí, cuando del mismo charco compartíamos el agua con los buitres. En ocasiones, estos regurgitaban en la charca y una gruesa capa de espuma carroñosa la cubría totalmente. ¡De allí teníamos que beber!
La recogida del agua y su posterior almacenamiento ha sido uno de los trabajos más costosos en la reconstrucción de la Comella; ¡ahora queda resuelto! El agua se acumula en tres aljibes que están comunicados entre si, después se distribuye por conducciones que abastecen el riego del jardín, las bocas para sofocar incendios y el huerto. El más grande de los depósitos contiene 500.000 litros de agua de lluvia. Entre mis intenciones estaba el hacer esta obra y la diseñé como una escultura para la vida, la ritualicé como una experiencia estética y la oculté como una obra más... En ella apliqué todo aquello que sabía hacer, me entregué al proyecto de manera total y en el momento de terminar la pintura, de simular en el muro el cantar del agua, realmente sentí la emoción que se experimenta al caer de la lluvia, esta sí, ponía el tilde a la "Sequía". La obra supuso un reto personal ya que muy pocos creyeron en él... Ahora estoy satisfecho del esfuerzo realizado, siempre que llueva el agua estará garantizada y el verdor de los árboles lo expresarán cada día.
Si el cielo se seca y se niega a lavarnos las manos, también puse remedio. Hice hacer dos pozos de 180 metros de profundidad, no salió el caudal que diagnosticaron los zahories, sólo se encontró el agua del salvador, justo para apagar la sed y lavarse la cara. A uno de estos fracasos le llamo “El pozo del dolor”: el otro no tiene nombre y espera la solución del tiempo. Encontré un tercero en el bosque, estaba tapado con una losa y tienes unos 20 metros de profundidad; ¡estaba seco! Lo convertí en una obra que todavía esta en proceso y lo nombré “El pozo de las vanidades”.

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