domingo, 20 de octubre de 2013

El nombre, La Comella





El nombre
Antes de comprar la casa la hice tasar por un técnico: Ramón Egoscozabal, amigo y arquitecto, me dijo literalmente y al momento que no la comprara. La compré saltándome los consejos de casi todos los que opinaron sobre el asunto y tambien lo que dictaba el sentido común.
Cuando empecé la reforma de la casa tenía 51 años y el proyecto de la Comella ya era una realidad en mi mente. Lo primero que hice fue cincelar su nombre en piedra; pensé -para que aguante- Con ello quería cambiar el destino del lugar y poner nombre a una realidad nueva.
Desde siglos atrás, a la masía se la conocía como Mas Morató y coincidía letra por letra con el nombre y apellidos del último propietario. Como ya se ha dicho, el personaje en cuestión murió de manera violenta en el interior de la casa y era una historia que pensé era mejor olvidar. Decidí cambiar aquel nombre ya que estaba unido a una persona cuya circunstancia estaba nublando el lugar. Todo estaba denigrado, maldecido y había que empezar de nuevo. Tampoco quería señalar el lugar con otro nombre personal que pudiera estarlo o bien que el capricho del tiempo lo llegara a borrar.
El topónimo de la zona era y es La comella del moro; por motivos evidentes decidí quitarle “del moro” y dejarlo en: La Comella. El nombre designa una pequeña depresión en el terreno, un plano entre lomas que suele contener tierra fértil y recibe amablemente los rayos del sol. Las hierbas de las comas son alimento básico de rumiantes, pastos humildes que llegan a emocionar. El próximo día presentaré estas joyas diminutas...

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