viernes, 31 de agosto de 2012

Conversaciones con El Chacal


Monumento nacional de la torre del diablo. EE. UU. Pensamientos de basalto y orden en las ideas...

Diálogos con El Chacal

Aclaración tardana: El Chacal ha adquirido la facultad del lenguaje y otras habilidades humanas que no enumero ya que son evidentes, por ello vale más lo que llega a decir que lo que oculta.

Pregunta: Rufino Mesa. Hola amado y bienquisto amigo: gracias por atenderme en estos momentos.
¿Cómo estas. Cómo quieres que te llame. Qué quieres decirle a Lucía?

Respuesta: Chacal. -Es un placer hablar con mi reflejo, para mi eres un referente singular y te admiro… 
Llámame como quieras; quizá puedes hacerlo como lo harías a un perro al borde de la tumba…
Mal… me encuentro vencido, cansado de esperar sosiego y demandar un segundo de ternura. Tengo temblores en la mano, hoy tomo muestras de tierra quemada, voces que vienen de los difuntos; ¡son restos de  carbonera! Presiento que en este suelo de barro y palma ella guarda el calor de siglos. Lucía, es la sonrisa tranquila de la madre eterna; ¡es la mujer que añoro! Como las plantas extiende el polen, lo propaga con el temblor de los pechos y la armonía de la cintura. Como Aurora, exhala por la boca las flores en primavera.

P: R. M. Qué le dices para que repare en ti, para que atienda tus demandas.

R: Ch. Le susurro entre suspiros de poniente, le venteo los ojos con aliento y le digo al oído: toma, coge el manojo de juncos, soporta el eje que ordena el centro, tómalo y cabalga enlazada en él, es el pilar que aguanta las vigas del cielo. Es de tu amado y lo traigo para ti, ¡intercedo en ello!
Es un regalo de la vida que penetra en ti y en un furtivo adiós se desgrana en la niebla de los días; como un sueño te humedece y después te posee en el rapto.
Por mi parte no puedo pedir nada, soy una figura de ficción entre el polvo en la calima del desierto. Pienso que con un beso amistoso quedará todo zanjado. No deseo nada para mi, sólo soy el mensajero y mi destino es morir después de la entrega del encargo. Mi existencia es renuncia cálida y veloz; ¡un cometido adeudado!

P: R. M. Cómo percibes su  falta de luz, su manera de razonar; su dependencia amorosa. ¿Crees que podrás modificar la dirección de su pensamiento?

R: Ch. No puedo, ni debo, ni quiero perturbar nada, solo decirle mirándole a los ojos; Lucía, eres un paño de porcelana que recoge el vaho de mi aliento, un prisma de cristal que refracta el color que viene del sol. Naciste más allá de nuestro tiempo y tu origen se une a la primera madre. Vienes de lejos, más allá de los prados placenteros del edén soñado. En mi mente se ha cultivado todo el sueño, cada palabra ha sido un tránsito precioso hacia un fin nunca esperado, ¡aquí lo dejo para tí! Pienso que los días largos ya han pasado y las noches se han hecho eternas mientras modelaba entre sueños tus senos de madre. De tu planta majestuosa ya solo tengo un leve recuerdo-

P: R. M. Creo que avasallas con tu manera de expresar el amor. Para que te atienda tienes que  musitar leve, quizá encogido como un reptil entre rocas... Piensa que ella mentalmente es una náyade, y tú un perro de presa que actúa por instinto. El amor te ha transformado, ahora tienes que ser más sumiso y humilde y ponerle cara de gato; ¡la has de seducir! En ocasiones tendrás que hacer sacrificios soberbios, heroicos, algo que la alague y vea en ti la figura legendaria. Tendrás que emular sus gestos hasta que se vea reflejada en tí. Haz como ella cuando escribía sobre las cenizas del amado, tú podrías hacerlo sobre la extensa piel del Sahel y dejar un rastro verde sobre la tierra. Las flores y los tallos tiernos empezarían a cubrirlo todo y tu falo podría llenar los surcos de semillas fértiles.
Se que tu baba es fecunda y allí por donde pases brotará la hierba, cantará la tórtola y pastará el alce. Te aseguro que si haces todo eso no habrá mujer que se resista a tus seducciones y si no hace caso después de semejante teatro de maravillas y despliegue de poder; ¡vaya hombre...! es que no merece la pena que suspires por ella ni un segundo.

R: Ch. Soy un chacal en el destierro y mi instinto me guía en un acto de procreación permanente. ¡Ay, ay, en un ay fui engendrado... Ay, anhelo el relincho de un caballito! (Metáfora de otras metáforas que aquí no se entenderán nunca) -

P: R. M. Sigues con la plegaria de un hechizado... caminas lentamente y vas dejando un reguero de semen que fecunda la arena; ¡no tienes remedio! Eres un semental perdido que escampa las semillas a boleo. Te aconsejo que voltees tus instintos, que modeles tu personalidad y abandones tu papel; deja ya la piel del mensajero entre las dunas y se tú mismo. Piensa que eres un saquito de esporas, cápsulas que el céfiro hace volar y cantar. De veras te digo que en seres como tu se tamiza la nueva raza…
Anda, dile al oído para animarla...
Te encintaré
Con trece maullidos
Gata sin dueño

¿Qué te pasa, hace un momento palidecías? Te he visto confundido con el Ausente y buscabas el movimiento de sus labios como un poseído… ¿Acaso te ha dicho lo que tienes que decir!
¿Porqué no contestas y sigues delirando, balbuciendo como un lelo, tienes miedo?

R: Ch. Miedo, no conozco esa emoción, ese rapto de los sentidos; ¡tu no me has dado ese espejo para mirarme, me has dado un pozo para abismarme y fenecer en la oscuridad.-

P: R. M. ¡Entonces, querido, desvaría cuanto quieras, delira mientras respires! Duerme en los desatinos hasta quedar rendido en el fondo, tendido en el suelo como una semilla que espera, inerte como un plastón de carne seca. Desvaría y dile lo que sientas...

R: Ch. Se que en la cueva de su vientre se oculta el lugar donde poder descansar eternamente y en esa su tierra fértil espero encontrar la paz y el relevo. Deseo adormecer las manos en el templo de los amantes y alertar los vigías que duermen con los pétalos encendidos.
 Tú no me duermes Lucía; ¡me desvelas! No ves el temblor de mis manos, día y noche sacudido por esa piedra de luz que metiste en mi cerebro…
 Amor, siempre estás con los ojos abiertos; ¿realmente estan turbados?
 Se que en tus pupilas umbrías se oculta un código secreto, ahora están ciegos a la luz del sol pero pronto lo verán todo, luminoso, trasparente y vital. Son como anaqueles rotos, estantes de la biblioteca de Alejandría. Son piedras que contienen un saber milenario y con la luz de los neutrinos hacen el nido de la ilusión perenne. Eres el chasquido sensual que señala una cadena infinita de encuentros, siempre presentes como las flores, como el relevo exigente en la vida, como el cordón que une el nacimiento y la muerte.-

P: R. M. ¿Eso le escribes sobre la arena? ¡perro, hijo de chacal y nieto de coyotes!
¿No te da vergüenza ser un menguado, un falicorto?
Porqué lo haces con el cúbito de un faraón en la mano: ¿no has encontrado otro bolígrafo más vulgar?
Así modelas las palabras mientras cuentas las horas perdidas y evaporas con el sol las lágrimas derramadas; ¡tu situación es lamentable!
Hoy seré un lector complaciente y por todo lo que me has regalado y ahora me ofreces; ¡te perdono y te absuelvo…! Como un anunciante enfiebrecido dejas caer palabras dulces, dolorosas y descarnadas; ¡por todo ello te perdono y te absuelvo…!
Las cincelas en el plano modulado del polvo, en ese tapiz que el viento borra al instante. Por ese detalle tan efímero y tan dado a la renuncia de la belleza; ¡te perdono y te absuelvo…!
Entonces constato que las vuelves a sembrar. Como semillas cultivas las palabras; eres persistente y por ello ¡te perdono y te absuelvo…! Las hundes en el surco, las ocultas en la zanja que abres con tú hueso erecto sobre la arena y la riegas con el Icor que emana de tu falo; por ese juego inusitado y sorprendente, casi celestial; ¡te perdono y te absuelvo…!

 R: Ch. Rufino admirado, ese páramo de soledades me consuela; ¡a ella la mortifica! Allí suenan las voces de sementera, me hablan los rayos del sol y como a ti en el Fénix; ¡me enloquecen los versos redactados, alzados y difundidos por las campanas!-

P: R. M. No me respondes: cantas una letanía sin rumbo, día tras día entonas una plegaria sin consuelo. Parece que Lucía es ciega por voluntad propia, pero es normal que no te entienda. No puede hacer otra cosa que estar sorda a tus plegarias; sin proponértelo nos conduces a la piedra de la locura…
Una y otra vez vuelves a tu cantinela perezosa y haces sonar tu voz con timbre de torrecilla destartalada. En el fondo eres igual que Lucía, sois piedras que ruedan por la pendiente; ¡no tenéis gobierno! El tema no está en rodar en el libre declinar; lo que has de hacer es invertit la gravedad y subirla a pulso hasta la cima, allí os encontrareis en el lecho de la eternidad...

R: Ch. Ya no importa subir o bajar, me consumo en la tumba del pensamiento, me escondo en las sombras de la mente, allí queda absuelta la oscuridad luminosa de la idea, el eterno resplandor del pasado.
El amor es viento efímero y se confunde en el canto. Todo queda aquí, inerme entre palabras, pero en los tímpanos resonará siempre. Escucho una voz mineral y le comunico la plegaría antes de dormir.
 ¿Cuantas voces oculta el bronce entre sueños?
¡Cuantas semillas esperan la primavera!-

P: R. M. Cuando hablas, dejas por sentado que la vida es un juego terminal y que sólo merece la pena los momentos pletóricos de sentido, el resto son despojos. ¿Para qué sirve la boca si no es para besar cerezas, para beber los jugos del placer y modelar el verso…?

R: Ch. Las quimeras imposibles son despreciables, si no hay respuesta prefiero vivir los fuegos de artificio en mi mente, por ello grito, que salte en pedazos mi cerebro, que explote como lo hace una sandía con una granada de piña en el centro.-

P: R. M. Siempre tuviste en la cabeza que la fuerza del amor puede enmendar todos los males. Por desventura, entre tus desvaríos revoloteó otra vez la presencia del amor sagrado; ¡quizá este fue el origen de tu tarea como Chacal!

R: Ch. Soy irreal, bien lo sabes: un muñeco gobernado por la mente de Gregorio Bermejo… El amor sagrado es literatura, otro sueño dentro el sueño… Ni siquiera conozco el profano, sólo me mueve el instinto y con él me cuelo como puedo entre las palabras del relato.

P: R. M. Pienso que al principio sólo tenías un compromiso determinado, marcado por ti y apoyado con el silencio del Ausente; ¡entregar el mensaje y adiós, muy buenas! Cumplido el mismo volverías a ser libre para hablar por tu boca. Tu deber  está cumplido, has llegado hasta el final y entonces vas y la lías con tus disfraces de comediante.
¿Porqué te transmutas en el amante de arrayanes y juegas a las pasiones amorosas?
¿Porqué confundes los sentimientos y te pierdes en ellos?
Claro que nada es grave, hay muchas maneras de refundar las tierras baldías.

R: Ch. Si ella está formada del mortecino hálito de los suspiros, de las plegarias de río, yo las tomaré como soplo vivificador y las guardaré en estuches de cobre como semillas salvadoras. No deseo nada más, el resto es forraje de invierno, pienso de dramaturgos.-  

P: R. M. Por este motivo te comprendo y veo que ahora pones más cuidado en las señales que despliegas. Haces más énfasis en el cruce de los nombres; no deseas pronunciar la palabra, ¡amor! ¿Piensas que es una cursilería y lo puede teñir todo con el color de la derrota?
Leo en el temblor de tus labios y nos confundes, en ellas emites otras voces; ¿es para engañarnos, para humillar nuestra debilidad y dejarnos desamparados?

R: Ch. Mira cómo me consumo, cómo me crujen los huesos, ¡mira, todavía sigo herido…!

Entre las dunas
Alboroto de hienas
Que me muerden

P: R. M. Pensaba que las pasiones amorosas eran las que movían el mundo, eran las que  podían cambiar el caudal de todos los ríos. Ahora te entiendo, eres el ardor que agoniza y sólo en la consumación sobrevives; ¡fuera de él feneces!
Eres la pasión que merece la pena ser invocada, con dignidad asistida. Desprecias la cadena de la fidelidad y te entregas a las pasiones furtivas.

R: Ch. Soy el fragmento doloroso de una leyenda; ¡la victima!


En la mente
Una piedra maligna
Me atormenta

P: R. M. Entre tus manos contemplo el nardo erecto; ¡es un báculo admirable! En tus ojos trasluce el deseo encendido. Exhalas aliento como polvillo de oliveras; en tus labios formas el beso de Eros y absorves el aliento de los amantes. En tus mejillas reverbera una imagen clara.
¿Es ese el rostro de la víctima? Qué vas a hacer, tienes poco tiempo y la decisión ya está tomada…

R: Ch. Sí, ya está tomada: qué más da ser o no ser correspondido. ¡Me pondré su perfume!-

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