domingo, 2 de septiembre de 2012

Entrevista Con Lucía


Lucian Freud, La ciega.  2001

Entrevista Con Lucía

Pregunta: Rufino Mesa. Buenas noches Lucía, es un honor estar junto a ti y constatar la belleza de tu rostro, es una imagen luminosa y oscura que me sorprende. Día tras día he seguido los relatos; ya le di las gracias a Gregorio por haberlos escrito.
¿Cómo te encuentras?

Respuesta: Lucía.  Buenas noches Rufino… He mejorado las fatigas y tengo la esperanza puesta en remojo como el pan duro. Con las suaves caricias en los ojos ya no me duelen, con las purificaciones y bufidos de aliento ya no queman. Lo más eficaz son los masajes y fricciones en las órbitas, con ellos me resigno a ser ocupada; ¡es una violación consentida! Con los encargos que me deja ocultos me complazco, allí lo encuentro y aparece rebosante de vida; ¡mis cuencas son ahora cajas de misterio!

P: R. M. ¿Cuándo empezaste a sentir mejoría?

R: L. No estoy mejor, sin querer fluye el llanto por los poros de la piel y las recaídas son constantes; ¡no soporto la soledad! Empecé a serenarme con las caricias del Chacal; ¡lame las heridas cono nadie!, Con él empecé a sentir un resquicio de alegría en el pecho y un profundo pesar en los labios; ¡mi cuerpo ha borrado el sabor del beso!
Aunque en ocasiones empiezo a sentir temblores de placer, momentos de gozo, cuando estoy desierta me hundo en la melancolía. ¡Ay de mi! recaigo entre las sombras esquivas. Siempre aparece mi amor en mala hora y me llena de espanto, me despoja de alegría. La verdad, me ha dejado un peso insoportable; ¡es una sensación que desaparece levemente y así puedo continuar! No obstante me siento bien al notar de nuevo la luz del sol y más aún poder hablar contigo de mis pensamientos. Tienes la virtud de tener los oídos del coyote, si viene a cuento te comentaré historias  inconfesables…

P: R. M. ¿Te han servido de ayuda los relatos? 

R: L. Han sido como una tempestad providencial y han llegado en el momento oportuno. Los versos encriptados son un torbellino en la mente, me excitan el pensamiento como un licor travieso. También la piedra ha sido un lenitivo; las horas que he pasado haciéndola girar en el hueco de la boca han sido un masaje existencial en los límites del pensamiento. Todo ha servido para reconstruirme y conseguir mover los sentimientos. Gracias a ellos se han hecho comprensibles muchos de los misterios pendientes; ¡estoy dispuesta a empezar de nuevo! Con las antífonas constato que pocas palabras son muchas para asumir lo terrible de la realidad. He comprobado que iluminan momentos asombrosos, los recordaré siempre. Ahora son canciones salvíficas aunque no pueden evitar la melancolía de siempre. Las leo con la atención que se lee un Sutra en la puerta del templo, en ocasiones las trino como un gorrión espantado, entonces me calmo, abro las ventanas y empiezo a cantar versos nunca escritos…

P: R. M. ¿Cantar te anima? ¡Pues canta mujer, canta! Canta en las horas perdidas y en aquellas que han de venir, canta al alba y al sol de poniente, canta a los afortunados y a los que lo han perdido todo, a los que han caído en una batalla sin nombre. Canta a los que viven apasionados y a los que mueren sin saber por que lo hacen, a los que enarbolan banderas y a aquellos que no tienen ninguna. Tú cántale a la vida, al quebranto, a los amores que han de venir y a los que ya se fueron; ¡Lucía estimada, en los estribos del sueño declama y canta!

R: L. Los cantos me hacen bien aunque me hieren por dentro: ahora sólo se cantarle al amor perdido…
Tengo los pechos
Como el muérdago
Entre las sombras

P: R. M. Después de la pérdida y las largas noches del duelo, ¿esperas con ansiedad la llegada de una relación amorosa? ¿Te espanta la luz?

R: L. ¡Hijo de rabosa con sarna, tienes la lengua de una serpiente!

Nota de Gregorio Bermejo: Entonces tuvo un arranque de cólera y apresuró la despedida, buscó el bastón guía y la compensación al dolor en la huida. De esta manera zanjó el destino y la entrevista. Pensó en las últimas palabras del anterior relato y dijo sin pensarlo un instante.

-¡Vale, estoy dispuesta a atenderlo, que venga!-

P: R. M. ¿Perdona mi atrevimiento: deseas que le pase el recado…?

Nota: G. B. Ella no contestó y con las manos adelantadas, tanteando los muebles y los muros de la estancia, marchó con cierto aire de penitente.
Cuando le hice saber la noticia al Chacal no se hizo esperar: contestó al instante.

Respuesta Chacal. Querida Lucía, me quitas las horas de sueño y ahora, con tus palabras me haces esclavo del encuentro.
¡Hay que invocar la lluvia...! Estoy en tus manos, seré obediente en todo y espero ser un amante aplicado. Dime el día y la hora, allí estaré aunque sea en la cara oculta de la luna...

Respuesta de Lucía al Chacal: No te hagas ilusiones perro repugnante, hiena sin rabo, sólo serás un muñequito de plástico con el agua fría…

Nota: G. B. Así se despidió, sin marcar la cita en el calendario



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