martes, 28 de junio de 2011

Políticos y paramecios

Susurros en un agujero: Acción de Laia Manonelles. Mont-fred, Lleida 2006

El agujero parlante
Hola, buenos días, le digo al agujero… ¿cómo quieres que te llame?
Y él contesta a su aire, sin atenderme, realmente es un interlocutor lúcido que administra los conceptos de manera limpia pero pasa olímpicamente de mis preguntas, ¡no se por qué las escribo!…


—La política es por naturaleza el arte de hacer posible una idea motivada por el beneficio y contrapuesta a otra que busca el mismo fin. El principio se mantiene invariable desde el origen de los tiempos, los primeros paramecios ya lo practicaban y tenían a su favor que las estrategias eran más sencillas. Los procedimientos pueden variar pero todos son perversos, eliminar al contrario con cualquier instrumento al alcance. Sobre este principio se basa el concepto de evolución. El engaño es ineludible y solo se justifica cuando el resultado es favorable y viene acompañado de una época de bienestar social. No obstante su efectos perversos, no podéis administraros sin los políticos, su acción es obligada aunque consista en el triunfo de una idea sobre la destrucción de las demás. —

Agujerito, agujerito, ahora ya no se habla de evolución, es más apropiado el término simbiosis y colaboración mutua. ¿ Oye, cómo quieres que te llame?

—Teorías, vosotros la aplicáis según la conveniencia. Las ideas no tienen entidad física, pero si se agitan, si se repiten una y otra vez se devienen letanía en la mente y trazan un surco imborrable que llega a estremecer de emoción. Como puedes ver amigo mío, la idea es una semilla que puede crecer y someterse a mutaciones sorprendentes. Un concepto se encadena con otro y generan un sentimiento que puede ser colectivo y este modifica la comprensión de la realidad y por consecuencia el sentido del deber. A eso le llamáis fe, conciencia política, sentido de pertenencia, defensa del honor, la equidad, la libertad y la justicia, amor a la patria, a los colores, la lengua, al RH y a las canicas verdes… —

Tengo que llamar las cosas por su nombre, de lo contrario me pierdo.

—Para defender esas realidades fermentadas con vuestros intereses tenéis que destruir las acciones de los otros, los diferentes sobran, los contrarios a vuestros ensueños son los muros a derribar; entonces se entra en el juego político y consiste en difamar, mancillar, humillar, calumniar y aniquilar al otro. Es el método que se utiliza con la convicción de que reduces su poder y destruyes su presencia. El vencido lo pierde todo y el botín es repartido entre los tuyos como se hizo siempre. Queda claro, el político y el aparato inductor de sueños se lleva la mejor parte. Si no se consigue nada llueven tiempos oscuros con la desgracia de los vencidos. Todo el sueño queda oculto en el pozo del dolor para ser reciclado por la historia o recuperado en generaciones futuras. —

Me parece que eres simplón en tus conjeturas, hay personas de buena fe que actúan movidos por un sentimiento noble y generoso. En realidad sólo eres un agujero parlante, ¡no se como te escucho!

—Transgredir estos sentimientos gregarios lo tenéis moralmente penalizado, lo entendéis como traición y es deber de todo militante emocional correr un velo disuasorio sobre las voces que maculan el “proyecto común…” Por grave que parezca el conflicto de ETA, para algunos es el deber indiscutible de cada “vasco”… se hace obligado ser cómplice de sus actos por acción u omisión. —

Mira que llegas a ser hueco, las luchas las mueve el amor, el sacrificio, los principios y la entrega personal en beneficio colectivo.

—Los enemigos ya se han percatado de las intenciones, te han visto crecer peligrosamente y están alineados en combate. No son la visión inicial del sueño, no aparecen como un espectro en la senda, son un contratiempo arriesgado, una lanza en el camino que puede borrarte de la historia... —

Es verdad, en el mejor de los casos estamos en tregua permanente.

—Con los años alguien ha sacado provecho del conflicto y poco a poco todo se olvida. Las placas anuncian las nuevas calles, los monumentos recuerdan a los héroes, y los verdugos se visten de nobles caballeros y realmente aparentan serlo. En esa nueva realidad se fecunda otra idea que hará estremecer de espanto.—

A mi parecer la gravedad está en el menudear de los días…
—Claro, en otro plano se encuentra el delito menor. Por embarazoso que resulte el caso Palau, el escandalo Prenafeta, el caso Gürtel, las prejubilaciones de Andalucía, etc. Pensáis que siempre fue más grave el exterminio cometido en Dachau, Treblinka o el caso Watergate. Aquí no existen “The Smoking Gun” para tirar de la manta, no se puede tirar de ella, el mantón está cogido por los cuatro extremos. Toda la tramoya del gran espectáculo es visible y no hay reparo en mentir ante las cámaras a plena luz del día y eso os deja al amparo de las ocultaciones inocentes. Ahora sois conscientes de vuestros ensueños y tenéis adicción al poder en sí mismo sin ningún reparo. Podéis seguir aumentando el conflicto entre pactos, tapujos y triquiñuelas y hasta podéis sedimentar la idea y difundirla para vivir en la certidumbre de que el triunfo de la justicia está al caer… Ya nadie lo cree, sólo los que sacan provecho del asunto se disputan el botín con una sonrisa franca... —

¡Puafh!... la mala baba cae al suelo. Menos mal que hoy la bolsa ha subido unos puntos…

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