miércoles, 9 de abril de 2014

Oráculo


Oráculo, piedra de Alcover y de Santander, bronce, barro y espejos. 620x 350 diámetro. 2012-2014. 


Oráculo
Oráculo será quizá la última obra, es por ello que he querido mostrar el proceso de realización. La ejecución ha sido rápida, casi la hemos visto crecer de manera súbita y en ciertos momentos arriesgada. Parece una idea que habita en ella misma, pero es la consecuencia lógica de una serie de trabajos precedentes vinculados a las Ocultaciones. En 1990 realicé: Me habitué a vivir en la incertidumbre, ya entonces no confiaba en las respuestas de los sutiles ventrílocuos que nos llenan el corazón y la mente de pasto seco. Después, (2007) vino Escucha atentamente, una obra realizada para depositar en ella la confianza, hablarle y dejar allí las rémoras del secreto.  Un poco más tarde, pero en la misma época, llegó Escucha paciente, un homenaje a mi hijo Andreu. Fue un período confuso, doloroso, lleno de soledad y productivo, a su vez, aquellos acontecimientos determinaron el contenido de las obras. En muchos ámbitos fue una época de melancolía y bifurcaciones que no he llegado a recorrer plenamente.
Presente pero ya en el recuerdo: todo aquello se hace hoy realidad en “Oráculo”, una obra con resonancias mudas, un camino que ha tomado forma de arquitectura primordial. Entre aquellos y estos senderos y dentro de su oblongo espacio, constato como se cuartea y extiende el tiempo de los Susurros en un agujero y como los ojos se abren lentamente a las respuestas de la luz…

El secreto.
Cada vez me sorprende más la fuerza que se deriva del secreto; pienso que el poder que segrega los huecos del misterio es asombroso. Sus oblicuos significados se presentan inesperadamente y se hacen realidad; por lo visto es un estado mental que fermenta cuando estamos necesitados de saber. Es entonces cuando el misterio se revela ante nosotros y toma forma entre turbaciones inesperadas, inquietudes intelectuales y emociones estéticas...
Pienso que el portador del secreto también es portador de poder y a su vez es esclavo de si mismo ya que queda subyugado, tiranizado por la necesidad de contarlo…

Algunos trabajos de la serie “ocultaciones” están orientados a reflexionar sobre la necesidad de “confesión”, mejor dicho, de cómo airear el secreto en un lugar íntimo pero abierto a los ojos de la materia, disperso en ese tiempo mineral que lo absorbe todo…

La incertidumbre
El devenir condiciona el presente, se anticipa con exploraciones y deseos. Nada es certero en nuestras previsiones y tenemos que admitir que el mañana es realmente desconocido. Qué energía es la que nos precipita en la búsqueda de los sueños y en ocasiones nos deja desamparados entre las manos del destino?
La incertidumbre acompaña nuestra vida.
-Nada es seguro y certero, - expone una piedra que presenta frontalmente veinte incógnitas a la vez y nos dice…
-¡Se vive entre conjeturas!-

Ante ellas nuestras sendas se revelan lentamente y a la vez se anudan relaciones dolorosas. Los ojos se fragmentan ante los espejos y el mundo entero se reduce en una experiencia existencial. Vivir o morir es todo lo que podemos averiguar y lo que tiñe el resto del pensamiento. Un sueño entre dos extremos; de esta manera se formula y se despeja en la mente el laberinto del tiempo.



La pregunta
Pregunto a una roca con veinte enigmas latentes; ¡son las cajas que guardan los secretos!

¿Quién es el que me habita, qué soy?

-Les digo sin pronunciar palabra-

No es un acto extraño, necesito reconocerme en el mundo y desde la intuición me requiero sin cesar. Pienso que no soy el único; quién no ha dejado murmullos anhelantes a la orilla del río, en el tronco de un árbol o en el hueco de una piedra? Parece ser que en el reverso de la realidad, allí donde se oculta el misterio, tenemos la esperanza de encontrar las respuestas que nos son denegadas…
Oráculo es el templo de las preguntas y presenta el espacio donde habita la interpelación; allí todo es reconocido, nada queda fuera de su comprensión y naturalmente nada queda contestado. La obra esta hecha con el rumor de los motores que se lanzan en cascada por la autopista, también con piedras y preguntas, con indagaciones, demandas y expectativas. En el trasiego del caso propuesto, es necesario buscar con las manos y encontrar luz en los ojos para hallar respuestas a tanto murmullo. El trabajo emerge del camino transitado por la locura humana. Es otra quimera nacida del impulso del sueño, delirio cuando toma la palabra y se formula en pregunta. Ojos de niño adulto que nace entre las expectativas del presente y por necesidad y necedad se impulsa en el silencio interior. Gozo de los pequeños logros, las evidencias y certidumbres que nos hacen tañer los címbalos ser.
¿Qué nos empuja a pensar que somos poseedores de certezas y qué garantías tenemos para que aparezcan como tal…?

La respuesta
La voz del cielo ha enmudecido, los oráculos han callado, la pitia, la sacerdotisa con voz de pedernal ya no dice nada, nunca dice nada y menos que sea sensato. Entonces miramos en el fondo de los espejos y nos vemos, nos damos cuenta que el silencio es el creador de las respuestas; ¡en él tenemos que confiar siempre! Las soluciones nos llegan desde el silencio y entre dudas vemos como se solapan en el tiempo. Poco a poco constatamos como se diluyen las preguntas y todo queda en un lugar renovado.
Al final, la certidumbre asoma como “oscuridad explicativa…  

…Entre titubeos y artimañas aparecen las respuestas; ¡quizá cuando ya es demasiado tarde…!




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