martes, 12 de noviembre de 2013

El balcó de les mares.





Balcó de les mares. 2011. Granito de Quintana de la Serena. 320x110x110 Cuatro piezas que pueden ir separadas. Todas miran hacia la Mola de Colldejou, La Musara, Prades...

El balcó de les mares.

Fénix o la ciudad del sol empieza con un canto:
“Padre yo te llevo, a la ciudad del sol…”
El padre a muerto entre las lindes del crepúsculo, justo detrás de la Mola de Colldejou. Se ha inmolado con sus propias llamas… El hijo lo lleva a cuestas dentro de un huevo de mirra, cardomomo y hierbas aromáticas; ¡ya son cenizas!
Mientras camina por las montañas le canta, es una letanía que se puede oír todo el año entre los despeñaderos de l'Hospitalet de l'Infant, la Serra de Llabería, los Dedals de Vandellòs, los abismos del Montsant, los mordientes de la Musara y los dulces castaños de la sierra de Prades.
Es curioso: en todo el desarrollo del relato no aparece la figura de la madre; circunstancia dolorosa que le cuesta la vida a Ció, (Recordar el nombre), se trata de una niña que se gestó en el vientre de su padre.
Durante el período de gestación del relato, nueve madres quedaron en cinta, todas ellas vinculadas por lazos de amistad con el Invovoz. En su día tuvieron las criaturas, todas ellas sanas y bendecidas por la luz del sol.
A esas madres y a muchas más que no conozco, están dedicadas estas cuatro mandorlas.

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