viernes, 15 de marzo de 2013

Los pensamientos de Clara


Con un golpe se abre por la mitad. 2013

Pensar que se piensa
Dicen que el hombre fue hecho del barro, parece ser que fue sí, yo pienso que fue creado del légamo protozoico; ¡hoy ya petrificado! Pienso que una cadena de sucesos se enlazó a la inteligencia del tiempo y fue la que depositó experiencia en la mente igual que se decantan las aguas turbias sobre el lago. El saber se fue acumulando entre las capas de lodo y las moléculas enamoradas, los enlaces se unieron y hoy forman las piedras que vemos en el lecho río. Pienso que algunas realidades del pasado prevalecen en la mente mineral, nos atraviesan y ahora son quimeras latentes en los espacios Alfa; ¡ya me tienen agotado, rendido ante tanta incertidumbre!

Ahora pienso que todo ha quedado implicado en la materia para ser pensado, que somos moléculas enlazadas en la roca y memoria replicante entre células. Somos cuerpos que se han extasiado con el placer de la creación y han llegado a contemplarse hasta quedar unidas a un destino gozoso o desdichado. Somos cuerpos minerales que vivimos en el señuelo, confundidos en la ilusión y siempre exhalando la queja como respuesta. Pienso que la mente se han fundido en un acto gregario hasta crear el músculo inteligente y de esta manera se ha formado la pasta del recuerdo, el archivo biológico y cultural que hoy presento en las Siete cajas minerales; ¡con cuidado las he llenado!

Pensamiento y sueño
La primera observación ya la sabíamos y los mitos sobre la creación nos recuerdan orígenes variados y poéticos. Pero extremando los conceptos, las teorías no nos sirven de mucho, casi de nada si no se acoplan a las percepciones y necesidades estéticas. Sabemos que la mente se hace, se forma en el tránsito con la vida y crece entre los actos del pensar y el vivir. Es igual que el hueco del río, él también se hace con el trasiego del agua y lo mismo que la roca, ella también se forma con los depósitos del tiempo. El río sueña plácidamente y susurra su sueño en la ribera hasta olvidarse de sí mismo. Al igual que algunas personas, vive sumergido en estados iniciales, minerales y permanentes. Pero en ocasiones el asombro nos despierta del sopor material y nos lleva a las cumbres del misterio. Cada día nos presenta algo nuevo y nos hace crecer al desvelarse en el secreto. Entonces nos asalta la pregunta, la mano toma la roca, el martillo la golpea, un estampido terrible sale por su boca... y aquello que se guardaba celosamente se revela como respuesta; ¡gime al instante!

El panorama que se presenta ante los ojos es asombroso, igual que al salir el sol cada día, es una creación de nuestros sentidos, una hermosa imagen para dar soporte y motivo a la vida. Parece una cosa insignificante, pero es sorprendente constatar como el mundo es diferente para cada individuo y en cambio no es así, ¡se da igual para todos! El ser se hace en la diferencia porque no puede hacerse de otra manera; por ejemplo, ¿quién escucha el aúllo de la piedras? El pensamiento se teje entre las percepciones y los procesos experimentales, se construye con los conceptos que cada uno es capar de dibujar y entender; ellos son los que dan forma humana al mundo. Con las ideas, las percepciones y conjeturas comprendemos donde quedan los límites. Aprender a mirar implica el deseo de ver, querer saber y distinguir el color, la textura, el peso, la temperatura, el tamaño, el sonido y el alma interna de un ruejo del río. Retorno a la faena, tomo otro canto en la mano y con la maza lo rompo por la mitad; ¡se abre con un bramido de espanto!


Una mordaza para contener su voz. 2013

Nombrar
En los bordes de la ribera el agua ha depositado su voz, queda oculta entre sus pliegues calcáreos y es silente entre cascajos mudos. Fue arrancada a pedazos de la roca madre, separada violentamente de la montaña, después los hizo rodar por la pendiente hasta redondear su rostro; ahora duermen en la ribera y no tienen identidad. Tomo otra de aquellas muestras y de un solo golpe se abre ante los ojos, así revela su origen escondido. Ella estaba ahí, esperándome, agazapada durante millones de años; ¡ahora la reconozco! El mundo que existe para nosotros es este, la piedra abierta ahora es presente y la sentimos palpitar ante nosotros. Así quedan asimiladas sus variables al depositarlas en la mente en un acto de creación; aquello que no existía ahora está con nosotros, se ha gravado en la mente. Es ya una idea nueva acompañada por sus propios argumentos; espero que para vosotros también sea así si leéis el  presente texto.
El mundo se revela lentamente, el crujido estaba escondido y un incalculable nido de fenómenos estaban esperando el golpe del martillo. Ahora es realidad mental, ya se ha hecho surco en la memoria y no es otra cosa que las evocaciones y sentimientos que ha producido aquello que hemos pensado, diseñado y bautizado al nombrarla. En un instante la hemos reconocido como parte de nosotros y ya no puede desaparecer mientras la mantengamos en el recuerdo. Está claro que la podemos olvidar y también perdernos en los equívocos. Sabemos que el encuentro puede ser fatal y confundirnos, pero es muy importante la actitud de buscar; ahí aprendemos. Somos conscientes de que estamos extraviados entre conceptos esquivos, que estamos ofuscados con nuestras certidumbres, que podemos dedicar el tiempo pensando bajo los efectos Alfa, pero para salir de él hay que buscar, cambiar, aprender y luchar...

Le llamo Clara y hace honor a su nombre, es blanca y no tenía nombre, por tanto su existencia era desconocida antes de encontrarnos. Ahora habita entre las ideas con cierto orgullo; la pueden ver en todas las pantallas del mundo y es la protagonista de esta reflexión; ¡ella me esperaba y la ofrendo para que sea luz en los ojos! Tenemos que considerar que tan sólo el universo “conocido” forma la imagen que configura la realidad y Clara ya está entre nosotros, conocemos su lamento, su voz vibrante y después del estampido hemos visto también su lado oculto.

Caos
Sabemos que estamos rodeados por los límites de lo conocido y también, que un milímetro más allá se encuentra el caos infinito de lo desconocido. Nos mueve cierta avidez de certidumbre, nos acunamos en el deseo de saber la verdad, queremos poseerla como argumento de poder, ese es el mayor de los argumentos. No obstante tambien tenemos la necesidad de traspasar las fronteras y crear disposiciones nuevas que resulten permutables; ¡las hipótesis nos alimentan! Cuando esto sucede nos consideramos creadores de orden y nos vemos investidos por una razón superior. Pero en realidad nos gobiernan pensamientos furtivos, luces que se mueven entre leyes físicas y que a nuestra escala no pueden ser controladas; ¡el caos se hace presente y nos amenaza! Quizá también nos protege del hastío y nos mantiene alertados, atentos, y nos avisa con destellos de luz mental, con ráfagas que toman entidad entre los cascotes de la materia y las ruinas del pensamiento.
Mirad como las piedras aspiran a configurar orden, a ser las obras que nos recordarán, a formar claves del pensamiento que serán evocadas;  pues bien, todo eso es un señuelo. El tema se hace aún más confuso cuando lo invertimos, éstas imágenes furtivas, los aullidos de roca que en ocasiones se insinúan como estables, estas ideas elaboradas y presentadas como esculturas, son balbuceos que añoran la eternidad pero pueden desaparecer ante los ojos. Pues bien, así me suele ocurrir cada día, no son otra cosa que modelos que se verifican en la materia y se contrastan por medio de los recursos de un lenguaje personal, pero pueden permanecer mudos para el público y en la mayoría de los casos así quedan; ¡perdidos en los estantes!


Siete cajas minerales. 2013

Meditaciones en cajas minerales
Las meditaciones personales quedan cerradas en las cajas minerales; ahora son realidad estética y aparecen como ensimismamientos, como flujos mentales que se piensan y se disuelven al instante. Son igual que espejos que se observan, réplicas ilusionadas que se enamoran de sí mismas igual que narciso se contemplaba en el agua. Estos recursos intelectuales, paralelos a la creación, están llenos de perversiones, los hago servir como una espada para construir y desbrozar la jungla de las ideas, para avanzar en la frontera del caos; ¡irremediablemente caigo en los engaños de la “razón”! Necesito crear el lugar, ordenar los anaqueles de la mente y dibujar con imprecisas intenciones los contornos del universo mental.

Ahora todo aparece más claro ante mis ojos y los de Clara; ella también nos mira y su reflexión aparece muda. El canto de río no significaba nada, quedaba oculto entre otros muchos, perdido entre miles como él, pero al mirarlo y escogerlo, al tomarlo en la mano y romper su naturaleza de piedra, los ojos la ven diferente. Al llenarla con palabras y después cerrarla, le hemos dado propiedades humanas y con ello quizá hoy la podamos contemplar ya con la nueva condición de escultura. El ruejo abandona una realidad concreta para pasar a formar parte de una idea obtusa, inconcreta. Los juegos del pensamiento le proporcionan este nuevo estatuto y el despertar de las emociones y los flujos de los sentidos, son ahora sus nuevas atribuciones. Ahora es un continente portador de inquietudes que desean ser sencillas y claras, pero que reverberan como las luces del alba; pensamientos inconcretos, indefinibles e enigmáticos que ya están con nosotros.

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