jueves, 23 de febrero de 2012

El nombre


Momento que la llevan al centro. Hoy piedra que mira por la ventana del asombro. Museo de Real de Catorce, S. Luís Potosí. México. F. José Rojas. ¿?


El nombre
Tenia los ojos verdes, los labios carnosos, el cuello esbelto, las proporciones del rostro ajustadas y una cabellera dorada y abundante. Trabajaba como vendedora de la suerte y siempre permanecía sentada; sonreía y cobraba.

Él no era ni joven ni atractivo, peinaba canas hacía años. La primera vez que la vio quedó fuertemente impresionado. A partir de aquel día apareció por allí para encontrarla, siempre a la misma hora y con una escusa en los labios. Su fortuna era estar con ella un instante, ¡tan sólo por un instante!

Entre ellos surgió una pasión misteriosa y completa que no llegó a consumarse nunca pero que estableció uniones de acero… Sus pensamientos se encontraban ajustados en sincronía perfecta y la necesidad del encuentro era ya una cuestión vital en sus vidas... ¡Así pasaron treinta años!
Entre pequeños intercambios diarios se expresaron infinidad de matices y requiebros, pinceladas que definieron el ser e iluminaron los lugares más recónditos del alma. Fue tan preciosa la aventura que pocas personas habían conseguido calar tan hondo antes que ellos. Con frases entrecortadas y miradas furtivas se comunicaban y llegaron a comprenderse como nadie antes lo hizo…

¡Lo sabían todo el uno del otro!

Un día él dejó de asistir y ella quedó desamparada. No dejaba de pensar en él, no podía dormir y no tenía el consuelo de poder recordar el contacto de su piel. Eso la martirizaba y  se reprochaba no haber tocado su mano aunque fuera de manera furtiva.
El día siguiente tampoco apareció, entonces se levantó y empezó a preguntar al resto del personal, a los vecinos y clientes…

¡Temió lo peor!

Describió el rostro del amado con multitud de detalles; sus formas de vestir, los gestos de las manos, el tono de voz, el aire luminoso y sabio… Alumbró su recuerdo con las historias que él le había regalado, uno a uno las fue relatando, pero no pudo recordar ni su aliento ni su nombre…

Pensó que no podía seguir vendiendo suerte y se sentó a esperar. Lo hizo en el petril de su casa y allí se quedó dormida...
Así la encontraron millones de años después; era una forma fósil en el fondo de una quebrada…

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