miércoles, 30 de noviembre de 2011

Héroes y peces de colores

Estanque con peces de colores (ahora duermen). La piedra es el Ben Ben de Fénix. La Comella. 2009

Héroes y peces de colores.
Ayer vino un grupo de niños a la Comella y les enseñé los nueve peces de colores que un día liberé en el estanque. Fue una ofrenda emocionada, decidí libertar uno por cada niño que había nacido en el periodo de Fénix o la ciudad del sol. Nueve madres conocidas habían quedado en cinta y era un deber conceptualmente contraído: de esta manera quedó resuelto el tema. Lo interesante del relato es que se han reproducido y ahora son grises y de varios tamaños. Es muy curioso, lo comenté con los niños y acordamos que eran astutos y evolucionan deprisa sin conflictos morales ni éticos. ¡Así es la vida...! en aguas turbias el gris es el color que mejor les ayudaba a sobrevivir y lo han adoptado rápidamente.
Estábamos enzarzados en estas monsergas cuando uno de los peces saltó del agua y fue a parar a las manos de Jonás, un niño inteligente y cariñoso con los pelos erizados y un dedo apuntando la comisura de los labios. Se hicieron amigos al instante y empezaron una conversación nada apropiada para un niño y menos aún para un pez.

—¿Cómo te van las cosas bajo el agua? —

Dijo Jonás primero mientras mantenía el dedo índice en la comisura de los labios. El pececito le contestó con toda naturalidad …

—Ahí abajo el aleteo de la realidad nos pesa a unos más que a otros, eso se hace evidente en el cuidado de los dientes, el brillo de la mirada y las escamas que nos luce. Sobretodo se observa en el reparto de bienes naturales, en las capacidades personales y en el coraje con que nos dota la vida para enfrentarnos al mundo. Queda claro que desde el mismo momento de nacer ya somos diferentes, nos trenzamos entre posiciones especiales, grupos de referencia, tribus de pecera, de balsa o balsete, estados de ánimo, etc. y eso configura una suma de referentes que grava con fuego los tejidos del pensamiento a cualquiera. Con ese equipo personal caminamos-nadamos y constatamos como en el uso de los recursos y en el saber manejarnos están las claves de nuestra vida…—

— Dice Jonás, el del dedo en la comisura de los labios—

Que casualidad, tu vida y la mía parecen gemelas, son cerezas ante un espejo.

—Algunos ya quedamos sometidos al dolor en el momento de nacer; desde ese instante quedamos abatidos por la carga viral que nos toca o por designios misteriosos que se despliegan lentamente ante nosotros. Algunos tropiezos nos enseñan a nadar y a esquivar con rapidez, vemos que el lago es sinuoso y largo y se presenta siempre amenazante. Parece que escogemos el trazado voluntariamente pero no es cierto, él se presenta ante nosotros como algo inevitable, El horror entra en nuestras vidas; penetra como aliento envenenado que reseca las agallas y así no hay manera de respirar... En el fondo de la cuestión y de las aguas no elegimos nada; el libre albedrío no existe para la mayoría de los mortales no existe. En el agua no tenemos la lucidez suficiente para escoger algo que sea fundamental en la vida, no disponemos de la libertad para decir no, ni de la fortaleza para enfrentarnos a los mandatos de la “sociedad”. Sin quererlo ni amañarlo nos secuestran el destino. Algunos mostrencos creen llevar la razón de la historia y vociferan sin cesar, pero hasta los jefes de grupo, el gobierno piscícola, quedan sometidos a esta sensación de deriva y de complot universal. —

Pero…, ¿hay un complot universal?
Le dice Jonás sin mover el dedo…

—El mayor complot se cocina dentro de nosotros mismos y no sabemos gobernarlo. Lo más sencillo es siempre encontrarlo fuera, hay motivos para hallarlos entre masones y rosacruces y más aún en los banqueros que se refugian en paraísos fiscales... En ocasiones tomamos una senda equivocada, vemos claramente los errores, presentimos el dolor y las consecuencias que conlleva, pero no tenemos la capacidad, ni la voluntad, ni la sabiduría para voltear la ruta, no queremos ni sabemos llevar el gobierno de nuestras vidas. Le damos el gobierno a “los nuestros”, cedemos la soberanía personal a un grupo de referencia que en la mayoría de los casos se orientan con la misma ceguera y resultan ser unos tragones que saquean las arcas y los arcones. Si tuviéramos la capacidad para gobernarnos no habría complot posible, nadie podría hablar por nuestra boca ni estirar de las cuerdas de nuestro destino. Como no es así, como somos pececitos a la deriva, ahí quedamos atrapados, contrahechos, ensombrecidos y aprisionados en nuestra propia debilidad. Nos gobiernan , nos utilizan, nos joden y sacrifican y encima quedamos convencidos de que es por una causa noble y de mayor calado. En ocasiones tenemos la percepción de que somos nosotros los que gobernamos y hacemos la travesía, pero es una ilusión, nos tienen secuestrada la voluntad. Aquellos que más jalean son los más atrapados. La mano que mueve las olas está tutelada por un poder invisible, es un anzuelo gigante que tiene su centro disuelto en el agua. ¡Vete a saber quien tira del hilo y agita la caña…!—

¿Es el dinero su instrumento fatal? Le interroga Jonás con tono enigmático y todavía con el índice en la comisura de los labios.

—Bajo el agua sirve de muy poco, sólo para malvivir entre el lodo. Es el poder el que mueve la información, redacta las homilías, difunde los preceptos, crea y deroga las leyes, mece la cuna y remueve las aguas. En las escuelas, él nos llena la mente con engaños y cantos de sirenas; entonces gestamos los sueños de un tiempo feliz y cuando nos enseña un poco de dinero, hacemos remolinos de júbilo y nos mordemos las agallas los unos a los otros. Lo más curioso es que el determinismo no es del todo cierto, nos queda la ilusión de que somos nosotros los que establecemos el juego en la libre elección. En ocasiones es así, hay algo cotidiano que podemos hacer, dormir en el agua o sobre el légamo. ¡Escogemos, escogemos las cosas sin gravedad, eso nos es dado y es todo lo que podemos hacer…! En los grandes temas constatamos que nuestro pensamiento queda varado, panza arriba y oculto, intencionadamente omitido.  En el fondo de la cuestión sólo disponemos de la libertad para comer la lombriz, la mosca o un trocito de cebo… ¡vaya, como os pasa a vosotros! —

Jonás lo miraba asombrado y seguía con el dedo en la comisura de los labios…

Gregorio Bermejo 20-11 011 La Comella Tarragona

1 comentario:

  1. ola! para que los sueños se cumplan no hay que desear cosas personales, yo por ejemplo sueño que…………………se ha conseguido erradicar el hambre en el mundo que todos tenemos acceso a las necesidades básicas (un techo, un trabajo digno, salud y cultura ), que la gente cumple con sus obligaciones y todo funciona como la seda, que la gente es feliz y la consecuencia de esto ha sido la desaparición de las enfermedades, que los poderosos ya no ambicionan el poder y la consecuencia de esto ha sido la desaparición de las guerras, que la gente más querida y respetada son los ancianos, que la locura no existe y nadie mata a nadie, que la gente es libre y reina la creatividad, ya ves querido pececito, un mundo de sueño.

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