miércoles, 13 de junio de 2012

La tristeza


Ojo de felino, mandorla oscura

La tristeza
En las historias que vendrán, Lucía se trastorna y descompone, se destruye lentamente y en ocasiones reclama el final de la vida. Son actitudes límite que se podrán juzgar o sólo deducir, aceptar o rechazar. Tenemos que entenderlas como un caso de sufrimiento desmedido que nos sitúa ante una realidad sin control. Este bloqueo de los sentidos y exceso en la percepción del drama es lo que entendemos por realidad en el duelo. Es un período muy difícil de sobrellevar y aún más de entender, sólo los que han sentido emociones similares pueden comprenderlo. Los estados de tristeza producen un cansancio demoledor, parece que la luz se ha apagado y el ser está sometido a la distorsión mental que produce el sufrimiento. En estos casos los sentidos quedan enajenados, los ojos miran sin ver, la boca habla por hablar y articula desconexiones y falta de sentido. La piel pierde el color, la sensibilidad y el deseo, los olores tienen un matiz que recuerda el hedor de las cañerías fecales, el gusto huye de la boca y solo aparece en la lengua la textura pastosa de la tierra. La acción de comer se hace una tortura insoportable,  el alimento se siente cortante, se ha convertido en cristales diminutos cuando pasa por la garganta. Todos los razonamientos sobran para poner remedio al bloqueo de los sentidos y a la torpeza del alma. Ahí, en ese hueco doloroso caven pues estas palabras…

Entre sentidos
Mi canción duerme
Desesperada

El período del dolor nos lleva a estados confusos, situaciones extremas que perturban la mente humana y sus efectos pueden hundirnos en fases depresivas muy graves. Incluso puede conducirnos a la locura, al silencio permanente, a la pérdida del apetito, la manifestación exacerbada, hasta podemos quedar incapacitados para la alegría de una vez para siempre, y por último, a enfermar y morir… También puede darse el encuentro con el hecho transcendente, encontrar en el dolor el vehículo expresivo que hace de él una ventana asombrosa, una herida luminosa que se convierte en los versos elegíacos más sorprendentes.

Vuelo de peces
Entre precipicios
Rolan las almas

Pienso que cuenta mucho la manera que tiene la sociedad para contemplar el óbito. Es primordial como la muerte es presentada y recreada entre la colectividad. Se trata de un acto social y se tiene que mirar como un espectáculo cultural. Pero en la soledad ya no queda el resplandor del teatro, el sedante del ritual colectivo, estas ahí, solo, soportando la perdida y nadie te puede acompañar.

Dolor y representación
Dentro del teatro del mundo, la cultura distribuye los papeles y roles y nosotros los asumimos sin vacilaciones. Nos hacen representar la máscara del dolor y sin darnos cuenta dibujamos la tragedia en el rostro. Sin pensarlo ni quererlo, podemos entrar en la vía de la ficción y morir en el sacrificio convencidos de que se trata de nuestra salvación. El dolor por la perdida toma forma cultural y se expresa en toda la poesía elegíaca, tiene mucho de visión melancólica de la vida, de escenografía teatral y en algunos casos puede acercarse al canto épico. Puede haber algo heroico en morir por amor, máxime si se está dispuesto a perder la luz de los ojos y mostrar las heridas como ofrenda. Ahora somos libres de hacer lo que queramos con la muerte y sin saber que hacer en la vida quedamos desamparados.  Lucía retiene el último aliento del amado y lo guarda como una reliquia en el estuche de su boca. Es un acto apasionado que estremece, nos llena de compasión y comprensión.

¡Se muy bien por que caminos transita la mente y el corazón en situaciones así!

Por ejemplo; Lucía  llora el cuerpo ya frio del amado, le susurra en el hueco de la boca, le dice que él es el aliento de su vida y sin él ya no hay motivos para seguir en este mundo.

Para qué vivir
Sin tus besos uncidos
Con hierbabuena

Tragedia
Esta claro: con las palabras se dibuja la tragedia, son ellas las que llagan el alma, las que laceran el pensamiento y construyen los peldaños que forman el trampolín del suicida. No hace falta mucho en una mente delicada; una expresión hermosa, una canción derrotada, el cielo opaco y cansado, la soledad de los días y se forma poco a poco una solución desesperada. Así, en un instante se  descubre el abismo resplandeciente por donde precipitarse. Por ello es saludable decir de tanto en tanto.

En el camastro
Los amores furtivos
Me zarandean

En este delicado asunto no quiero profundizar más, dibujar el rostro el dolor humano y combatirlo tiene sus riesgos. Sólo he de decir que aquí tienen mucho que ver los poetas, pintores, escultores y actores de teatro, ellos fueron los que dieron hálito a la tragedia y con su voz todavía lloramos nuestros difuntos. No se si culpar del asunto a Esquilo, Sófocles y Eurípides  y añadir posteriormente a Dante, Baudelaire y Verlaine, pero si empiezo a nombrar autores, la columna de poetas elegíacos es infinita: ¡la lista se hace interminable!
Ellos son los auténticos creadores, los que sacan del dolor la hermosa luz de la melancolía. Ahora me viene a la cabeza cuatro voces trágicas que se dejan oír todavía, le llamaron la Generación decapitada. Sólo citaré al escritor ecuatoriano, Raúl Andrade, como el aliento de la tristeza.

Hastío
Vivir de lo pasado por desprecio al presente,
mirar hacia el futuro con un hondo terror,
sentirse envenenado, sentirse indiferente,
ante el mal de la Vida y ante el bien del Amor.

Estos artesanos del desconsuelo fueron los que le dieron forma al infortunio. Con su alargada sombra, con su herida abierta, proporcionaron el perfil grafico a una manera oscura de representar la vida.

Rotura del ser
El dolor por la pérdida crea un desgarro en la arquitectura del ser, en ocasiones se recrea la representación del dolor como lenitivo, como forma estética y germen de placer.
En lo esencial, en la expresión del duelo, Lucía encuentra la manera de enfrentarse a la pérdida del amado y aprende a jugar con sus recuerdos, a tenerlo presente mimetizado en los enseres que ha dejado. En ellos pervive el amado y con ellos construye un hogar postrero.
En muchas ocasiones la ausencia de los seres queridos nos causa un estado de desencuentro con la realidad. La muerte nos dice de manera clara que estamos operando como títeres en el teatro del mundo; no queremos aceptarlo y entonces entramos en la pasión oscura, en la ceguera. Este es el mundo de Lucía y al que intentaré llevar un poco de consuelo; una manera de cumplir lo prometido y de acercarme a un ser extraordinario.
Con el silencio
Entre llanto y dolor
Voz de campanas

Ninguna otra persona puede simbolizar mejor que ella la tragedia devenida por la perdida y ninguna otra metáfora es más apropiada que la ceguera de Lucía para afrontar la situación que provoca el duelo. El dolor aumenta con la flaqueza de la razón, con la convulsión de los sentimientos por causas de melancolía.
Lucía está hundida en el pozo del dolor y lo más grave es que me está empujando hacia él cada día y no se como evitar la caída de los dos.


Qué puedo hacer
Me muerden los días
Por los ijares

Así se lamenta día y noche, fenece en un gemido interminable…

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