viernes, 7 de octubre de 2011

359º sin luz

359º sin luz. Piedra arenisca, bronce, barro y cera. 11 x 3,50 m. La Comella. Tarragona. 2011

La Palabra y el espejo

He abierto 192 agujeros en doce bloques de piedra, ha sido una quimera apasionada entre las vacaciones de julio y agosto y parte se setiembre. Ha supuesto un chapuzón en un río circular y oscuro; una biblioteca con los anaqueles ocultos. Disponía de un grado de luz para discernir lo que esconde el mundo, dar forma a las intuiciones y ocultarlas ante los ojos. Se trata de 12 bloques de piedra de Vinaixa colocados en círculo, cada uno de ellos contiene 16 intervenciones hundidas en la piedra.

La forma circular y el numero de elementos se han hecho por motivos conceptuales meditados, el círculo y el12 tienen contenido solar (ya lo hice servir en Ció, la obra del hospital de Reus). La elección del nº 16 fue motivada por la perfección del cuadrado, 4x4 =16, aunque para los antiguos, como el 13, era un número que traía mala suerte. Cada agujero está protegido con una placa de bronce y en ellas he dibujado de forma gráfica o por escrito contenidos generales de lo que nos sucede actualmente. Se trata de la crónica del momento expresado con mano libre y pensamiento desbocado. Lo que contiene la obra propiamente dicha, los paquetes de información, el alma conceptual del trabajo, omito decir nada, sería un error grave alumbrarlo.

El agujero parlante

Entre los agujeros hay uno que me habla con sensatez los días impares y otro lo hace sin censura los días pares; los demás lo hacen de manera casual una vez al año y cuando les viene en gana. Sus conversaciones son instructivas, serenas y divertidas y en ocasiones enmudecen y su voz se hace inaudible pero presente. Hablar con ellos a través de la boquilla, de la placa fría y cargada de argumentos, supone el momento más gozoso del día. La verdad es que espero el encuentro con júbilo, es un momento misterioso que en ocasiones me deja desconcertado. Con ansiedad cuento los instantes para reunirme con esa voz oracular que parece saberlo todo, ese susurro mineral que habla con los silencios y me deja a la deriva.

Hoy es día 9 de octubre y me ha relatado de un tirón los abalorios de las palabras y las virtudes del espejo, una lección magistral o una matraca que me ha dejado saturado por unas cuantas horas. La verdad es que me costará reponerme...

Tragedia

—El hombre es un mono parlante que funciona por la pura inercia de las reiteraciones; bla, bla, bla. No hace otra cosa que ensayos ante un modelo imaginado, gesticulaciones simiescas ante el reflejo del mundo. Pone tanto interés en su representación que llega a respirar vahos divinos, compromisos heroicos y placas de oro donde dibuja sus inquietantes revelaciones. Son arquetipos simples que reproduce sin elaborarlos mentalmente y que suelen conducirle a las catástrofes más dolorosas.

El que sabe manejar los patrones de la conducta humana controla las voluntades como controla su imagen delante del espejo; él es un actor en el teatro de las contingencias humanas. Entiéndase por espejo toda imagen virtual que presenta un homólogo de lo real y lo hace al otro lado del mundo tangible, o también en la soledad del cuarto de baño… Para este ser dotado de ojos estrábicos, ojos que ven ondas de luz deformantes, realidades invisibles e inexistentes, todo el entramado de la realidad está afianzado en estos dos soportes; la palabra y el espejo…

La palabra

—La palabra le reproduce y le determina la realidad del pensamiento, destila los sentimientos y siempre tiende a perderse entre los juegos de la razón. Los humanos son conscientes de que la palabra cincela lentamente algunos conceptos, les da forma y los engarza en los sentimientos; ¡bueno!, los hace relieve sutil en las opiniones y en ocasiones actúan de manera vírica e infecta causando grandes tragedias. Sea como sea, con las repeticiones y la matraca socializadora de los poderosos, los conceptos se afianzan persistentemente en las mentes como lo hace la grama en la tierra, así se forman las fuentes anhelantes y los designios de un individuo, o de un pueblo. —

El espejo

—El espejo deslumbrante es parte del misterio que segrega la mente, refleja los sentimientos en el pozo de la vida y está oculto en la simas oscuras del pensamiento. Unas veces se presenta de manera febril, revelada y fiel a la palabra intuida, en otras es una imagen ensayada y esperada. El espejo es aquí el fruto del deseo, el reflejo de una quimera, un espectro que nace de la mente alucinada.

Para el ser afectado por el reflejo todo lo que hay en el mundo se ha impregnado con su frustración y su anhelo. Piensa que sus visiones son las señales esperadas y que se acerca el momento de renacer con la luz del alba. Le ha llegado el reflejo de un nuevo día y con él el soplo de la venganza. Esa enfurecida cosecha la recoge y la oculta en lo más profundo de sus entrañas; son armas secretas que deposita en los arcones del olvido para que no le delaten nunca. Con el tiempo, de allí toma un puñado de semillas agraviadas y tóxicas y las siembra en la tierra con la intención de reproducir su dolor; es la imagen del espejo, ya deformada, que en su mente se dibuja cada día.

Ese pozo existencial es abisal y lo engulle todo incluida la luz del reflejo. También se puede afirmar que es el hueco que se traga la luz de la razón y con ella se recrea y se consume el espacio interior del individuo. El espejo se mira así mismo y se replica al infinito. En ocasiones puede entenderse como el final de toda estrategia, la multiplicación de la perversidad como el combate postrero, la muerte como redención para afirmar las ideas obsesivas. Aquí el espejo es una trastienda oculta en el tiempo, negada a los ojos y a la razón, pero que determina su devenir y el de generaciones futuras. Una idea inapelable que ha crecido de manera tumoral y se desprende envuelta en el misterio de las revelaciones. —

La voz del hueco, otra vez…

—La voz inspirada tiende trampas en la mente y las retuerce en un bucle de infinitas reiteraciones; el reflejo es siempre su aliado pero lo lleva a la disolución. Algunos saben que el tránsito por la vida es un juego de espejos que se auto observan y se anulan en un encadenamiento infinito. Ellos, los espejos, también se advierten en la soledad y se narcisean en la pura contemplación. Deducen que los demás son duplicados de si mismos y se llegan a ver como replicantes secuestrados en las sutiles tramas de la luz. Son imágenes que toman conciencia de si mismas y buscan liberarse del azogue como la única manera de dejar de ser un espectro más del mundo. Atrapados en esa espiral de aislamiento, clonación y deseo, ya sólo pueden pensar en aquello que ha sido pensado y se consumen en la pura reproducción. Espectrales en su alma devastadora, son ya el conflicto sangrante y descarnado de una idea que ha tomado forma, que ha calado en el imaginario de las mentes y explota en los mercados con aullidos terminales. Este es el principio del fin de un sistema sin principios…

Ahora se mece en tono bufón, no hay quien lo entienda.

El político
—El político, el visionario, cae fácilmente en los engaños de la palabra y el espejo. De hecho él es producto de un ensayo permanente y el rol que juega es mucho mayor que lo que él había llegado a soñar nunca. A pesar del tono elevado que han de lucir sus señorías, todos sabemos que son inocentes como niños y que son los reflejos del poder los que hechizan su mente y los hacen sucumbir ante el esplendor de los arcones… ¡Pobrecitos! corren graves peligros: la seducción de la gloria les devoran las neuronas lentamente. La llamada del héroe es la tentación que nace del propio discurso, sentencia que destilan las palabras; una sola frase en un contexto dado puede llevarles al panteón de los inolvidables y entonces, al ser padres de la patria, todo el peso de la historia les destroza las articulaciones. Hay otros peligros a tener en cuenta: caminar con sigilo entre la causa justa y las demandas familiares, la presión de los amigos que intentan beneficiarse como lo hace él con honores, les causa úlceras de estómago y se retuercen como anguilas entre polvos de bicarbonato. Generar condiciones para glorificarse en la naturaleza honorable del cargo los martiriza cada día y fomentar la muerte del precedente verdugo les hace aumentar el tamaño de la próstata. Por último, impedir el gobierno del opositor altera el ritmo cardiaco y le abre la úlcera duodenal… Como veis un riesgo altísimo que no hay oro en los baúles para pagarlo.

Pero ellos son sacrificados y como algunos alcaldes y presidentes de comunidades autónomas, en momentos de crisis se conforman con una subida pírrica del sueldo. Al fin y al cabo se trata de pequeñeces que conlleva el poder, restregones que esquivan en el partido sin problemas. Pueden tener sus primas, bufandas, comisiones de obras y dejes inesperados, nada del otro mundo, pequeñeces que suelen resolver sin malicia en paraísos fiscales, segundas patrias, almas diminutas, ocultas y oscuras como no puede ser de otra manera.

Aquí, en este hoyo negro, los pobres sucumben y se observan curiosos en los espejos deformantes del deseo, no pueden pasar de ahí. Nada importante pueden soñar, pifias inocentes tomadas en serio por los bochincheros de la ceja y del15M. El resto de los mortales se cubren con la cándida piel del engaño; trasparentes a la luz, sus huesos se confunden con la tierra hasta formar resplandores boreales. Estos efectos se unen a los matices de la aurora, pero la realidad es que su vida también se precipita aquí, en mi alma, un pozo doloroso oculto a los ojos del mundo. Venid a La Comella y dejad vuestro aliento, ¡ eternamente lo espero ! —

Réplica en voz alta…

No exageres y óyeme bien, (le digo un poco irritado, ya estoy arto de tanto sabelotodo). Los humanos tenemos un pensamiento complejo y nada es sencillo entre nosotros. Las cosas pueden ser de muchas maneras, cada persona tiene su propia definición de la realidad, de la justicia y la libertad y en ocasiones el acto ilícito no es lo que parece…

Ya veis que no soy blando con el agujero parlante, yo también le suelto cuerda libremente y le espoleo los ijares con conceptos justicieros. Lo hago sin interés alguno, por voluntad propia, los políticos, los iluminados de la patria, jamás agradecerán mi defensa… ¡bien lo sé…!

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