Raíz
Cuando llegué a La Comella las raíces de los árboles eran someras, garras retorcidas, parecían costillares en carne viva y hacía daño verlas. Al no poder penetrar en la roca caminaban horizontalmente, entraban y salían de la tierra cosiendo el suelo. Eran raíces sufridas, como son las mías, raíces de emigrante que siempre están dispuestas a empezar de nuevo, a indagar nuevos lugares para sobrevivir. Esta fue una de las causas que me unió a este trocito de tierra para siempre; su vitalidad y su gozo al conseguir vivir de la precariedad.
Sobre las raíces se han hecho alusiones muy jugosas; Paul Klee decía que por ellas, las raíces, entra el poder de la creación, por el tronco se conduce el pensamiento y los sentimientos y en las ramas y hojas se extiende expresa el árbol; así es la obra, la constatación visible de aquello que no vemos.
Los que hacen alusión a la raíz como metáfora y, ellos son el árbol completo, suelen ser incisivos y malévolos. Utilizan el truco de enraizar la rama vieja para obtener brotes nuevos, son los que se llaman poseedores de la tierra y en ella gravan su nombre; ¡a veces con sangre! Cosa curiosa en el mundo de las palabras, aquella tierra ya no es la que alimenta a la raíz, es la raíz la que devora a la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario