Caminos de La Comella.
Los Caminos
El trayecto y los pasos que dejamos forman la representación gráfica de la vida ya que ésta no es otra cosa que los senderos que transitamos. Cuando terminamos el viaje se acaba el camino para nosotros; se paran los pies y se termina la senda, así cerramos el ciclo y regresamos al lugar de partida.
Dicho esto pienso que el apartado más importante en todo el proceso de reconstrucción de la Comella no lo trabajé debidamente y esto describe mi vida; ¡los caminos!
No se cuantos kilómetros de caminos se han hecho, posiblemente no hacían falta tantos, pero la intención era clarear el bosque y tener acceso a todos los lugares por un sistema de capilares cruzados. Ahora son la delicia de mis paseos. Cuando paseo por ellos me doy cuenta del tiempo pasado; entonces veo una manada de perros y gatos que me acompañan, todos juntos creamos una multitud bien trabada.
Los caminos me permiten el paseo libre, variado, aleatorio e impredecible. En realidad tiene mucho de laberinto abierto, en ningún momento te pierdes, tampoco sabes donde estás si eres nuevo en el lugar.
Los caminos me permiten el paseo libre, variado, aleatorio e impredecible. En realidad tiene mucho de laberinto abierto, en ningún momento te pierdes, tampoco sabes donde estás si eres nuevo en el lugar.
Como he dicho no hice ningún programa sobre el trazado, fue la geografía del lugar la que impuso sus reglas, la presencia de un árbol, una roca inabordable, una pared ya construida o bien respetar la calidad de la tierra allí donde la había, eran las pautas que seguía para trazar la ruta. En ocasiones la misma máquina tomaba la decisión, el terreno era tan irregular que tenía que hacer desmontes y rellenar vacíos para poder pasar. En otros tenía que aportar rellenos para igualar la pendientes. Estas maniobras me permitían crear grueso de tierra para que las plantas del futuro pudieran asentar las raíces y así poder subir generosas a mirar el sol.
Algunos caminos los pude compactar con grava, fueros pocos pero ayudó a saber que es lo que no tenía que hacer. La tierra batida es la mejor solución, solo tiene un inconveniente, que la hierba crece y cada dos meses hay que limpiarlos todos. Tengo un tractor que arrastra una segadora, con él hago lo más grueso, después, los rincones y el pié de los arboles lo hacemos con una desbrozadora pequeña…
Esta faena será así hasta que los árboles sean grandes, cuando se apoderen del espacio, el sotobosque quedará dormido.
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