viernes, 29 de junio de 2012

El Ausente


El beso de la muerte, Cementerio de Poblenou, Barcelona. Fotos: Andria Gergiou

El Ausente
Ocurrió aquella noche de luces asombrosas y tinieblas agónicas; un rayo entró en su vida y trajo un suceso que no se olvidará nunca! Las contingencias fueron funestas para él y para los que estaban a su lado; ¡sigiloso y terrible, el final vino al encuentro sin apelaciones! Se desplomó en el suelo sin resuello alguno, inesperadamente tomó el camino obligado por el destino y topó frontalmente con la muerte. Ella silbó el aliento de un instante que huye y se llevó su alma y su pensamiento sin mediar palabra. Su mente se ocultó detrás de una mancha oscura, su cuerpo dijo basta y así quedó confundido con la nada. En aquel instante se aflojaron todas las tensiones y sus articulaciones se desplomaron en gravedad libre; ¡no pudo dar ni un paso más!
Para él fue una partida súbita y podríamos afirmar que placentera pero dejó un reguero de dolor e incertidumbre en derredor suyo. Todo pasó en un instante, unos segundos de vacilación y angustia que para los vivos que lo asistieron bien pudo ser una eternidad.
Ese intervalo breve es determinante en la vida de cada persona, pero en su caso ha traído la leyenda del duelo ejemplar, lo ha convertido en ceguera, en pasión dislocada y en la estética del sufrimiento. Esta tragedia es la que ha suscitado estos relatos y por ello la hace destacable sobre las demás. No es la única ni la más angustiosa, tampoco es un consuelo para nadie pero sirve para señalar que la cosecha del dolor y la perdida es la que con mayor insistencia nos arroja la vida.
Su final tiene una parte consoladora, dibujó una marcha repentina, sin sufrimiento, inesperada y dulce. Fue tan rápida la partida que sólo dejó una manchita imperceptible en el suelo. De su boca se escapó un ¡ay…! y dejó de existir para siempre.
Sin abrir los labios llegó a pensar...
Entre luz-sombra
Me entrego al mundo
Y al olvido

Lo hizo sin dudar en lo que le estaba pasando y sin mediar una palabra con nadie; fue un acto diáfano. Sin duda señaló una marca evidente del final de la vida; sin apelativos quedó todo en su lugar con una fecha precisa: (  ). Esta fecha estaba señalada en el calendario del destino como el día que se inició el cambio hacia la cultura del desasosiego.
Se fue sin arreglar los papeles, sin despedidas sinuosas, sin alertas indebidas ni caras tristes y más todavía, sin dejar detrás un reguero innecesario de alaridos.  

He empezado pues esta obra para fijarlo unos instantes, retenerlo entre palabras y honrar su memoria. Lo hago también para quitarme esa manchita que bien pudo formarse en la mente. Pero el curso de los acontecimientos va creciendo y una herida permanente se ha abierto y puede quedar en llaga incurable. De hecho, día tras día la friego con flores de mirto pero Lucía aumenta la gravedad con sus aflicciones, hunde su dolor en mi pecho hasta sentir como transmuta mi nombre. Estos relatos son pues un lenitivo para calmar el desasosiego que crea la muerte, su presencia da relieve extraordinario a la ausencia y se deja caer con saña en los momentos de soledad.
No puedo evitar sentir la plegaria del silencio...

Ya no respiro
Se hunden en el pecho
Tres mil puñales

Pienso que relatar lo que pasa entre las personas es abrir la puerta al nuevo día y dejar que por ella entren las auroras con la fuerza de tiempos renovados. Describir lo que nos pasa es darle forma al desconsuelo y crear la estancia de los aullidos para encerrarlos; allí descargamos todo el dolor aunque en el pecho siempre quedan remanentes.
Entender la muerte es fácil, para algunos es una circunstancia colateral, para otros un abrazo exterminador, pero en cualquier circunstancia ¡qué difícil es tolerarla y más aún consentirla!
Dice el amante de arrayanes…

-Le doy vueltas al tema y no puedo soportarlo, es como una brasa que quema las manos y no logro apagarla. Para mover los pensamientos escribo de manera obsesiva; las imágenes afloran solas, parece que son el fruto de una demanda que ha de ser atendida. Son los mismos argumentos día tras día se presentan. El mismo llanto que hiere los ojos, la misma melancolía. Las palabras surgen solas, se derraman por la boca, esta es una muestra de mi infortunio y quizá el oscuro contenido de nuevas realidades.-

El viento de levante relata los hechos- 
Hablo sin boca
Te dicto versículos
Luces del alba
-No se que me depara la vida, noto como en el centro del pecho crece una herida, un profundo pesar que descubre el sentido del deber y me impone obligaciones, siento como el Ausente me hace hablar por su boca. Emerge ante mi un testimonio poderoso, una explicación que me deja desamparado, me pide lealtad y a su vez me llena de rebeldía. Un grito se escapa por mi boca, levanta las tumbas y hace repicar los huesos sobre tambores de duelo.
Les digo herido y hosco…-

Siempre mudos,
Quiénes son los muertos
Para reírse

-Me hiervo el corazón entre las contradicciones, todas me golpean en la sien y siento el desmayo súbito; el malestar me deja al borde de la derrota. Pienso que solo tiene sentido seguir si tomo el ejemplo del teófobo como guía. No obstante me atrae la llama curativa, el salto de salvación que repica en la mente. Medito sobre la muerte y deduzco que es depuradora de todas las quimeras pendientes y también la que finiquita todas las batallas. La muerte se ha convertido en un ventana oscura que contiene el significado de la vida; ¡ya empieza a ser condición permanente en mi obra!-

Callé en su día
Las palabras debidas
Tu las contienes

En los días de duelo todo se anima y hasta las piedras de muerte toman la palabra y cantan. Dicen los mármoles enlutados, los granitos penitentes; ¡las cruces del camposanto!
-Cómo esperaba experimentar una pasión así para asistirla, cómo añoraba encontrar la llaga del dolor para curarla, para lamerla hasta depurar el sufrimiento y convertirlo en llaga luminosa. Cómo deseaba beber de la raíz del sufrimiento y poder así aliviar la soledad del  jardín póstumo; ¡tan activo por las noches, tan solitario y descarnado de día!-
Entonces le escucho en el aleteo de las tumbas y me obliga a centrarme en el relato.

Ya no soy nada
Suspiros en el aire
Que se consumen

Le llegó el beso de muerte en un momento plácido, después de “le petite morte”, ese espacio post orgásmico y genital donde se descarga la fuerza de la vida y un reguero de semillas buscan el encuentro con el destino. Un momento donde la melancolía apacible ayuda a marchar y la pérdida de consciencia sitúa al ser en un estado letal. Es el desvanecimiento amable que la mayoría de las personas experimentan en las experiencias sexuales.
Él aprovechó ese instante plácido para marchar.

Zumo de vida
Mi espalda se vierte
Como semillas

Se entregó sin despedidas y entró en el tiempo mineral en cuestión de segundos.

Soy de tierra
Lecho de crisantemos
En noviembre

Fueron los últimos pensamientos y los adornó con una imagen inaudita: invocó con el último aliento el "Festival de la Felicidad". En aquel instante, un homenaje florido se convocó en la estancia; como un holograma se formó una nube luminosa de crisantemos japoneses.
Lucía pudo verlo unos instantes, recogió los versos y la imagen en la escudilla de su  boca y allí los retuvo para siempre, no los dejó marchar en toda su vida.

miércoles, 27 de junio de 2012

Soy sus ojos



Foto prestada, disculpas al autor por no poder citarlo, Siempre le digo a mis alumnos; hay que poner los pies de foto 


Soy sus ojos
-Estoy seducido, deslumbrado igual que lo estuve de la santa; ¡siempre me pasa! Siento como de los extremos de la agonía nacen historias que me hacen estremecer de placer. Prestad atención en la generosidad de su gesto y después me decís si no es así, si no resulta una performance excepcional en nuestros días. Es tal su poder evocador que la imagen de la dolorosa queda empequeñecida e insignificante ante su acción soberbia.-
Con dos puñales
Me saqué las pupilas
Para mi amado

-No me canso de repetirlo, me dijeron que entregó sus ojos al pretendiente en un cáliz de plata, un relicario con dos perlas vivas que todavía veían y recitaban plegarias de dolor. Las esferas oculares saltaban y repicaban sobre la escudilla como lo hace el granizo sobre un tambor; ¡fue impresionante! Todavía hoy se oye su redoble como se escucha el estruendo de la tormenta entre los valles. Se percibe lejana, huyendo hacia el fondo, pero está ahí; ¡siempre presente! Con sus quejidos se ha colmado el cuenco de la agonía y se ha anclado firmemente en mis sentimientos. El redoble del dolor ha construido la arquitectura de mi forma de ver el mundo y ha abierto la sima profunda por donde se abisma mi existencia.
 Ahora es una escudilla simbólica para nutrir emociones, una jofaina para lavar las inquietudes, una vasija de ensueño para satisfacer la hambruna espiritual de los poetas y especialmente, un receptáculo vivo para cubrir las necesidades de la estética del dolor. ¡Una auténtica reliquia!
Es un grial como este que he construido con palabras, juego de niños con manos de alfarero que ejerzo con placer para vosotros.-

Lucía

La luz que desprendes en la reclusión del pensamiento, 
se repite una y mil veces con el roce de un instante.
Así es, son tan pocas las señales dejadas que
ya no puedo cerrar la puerta demandada.
Es tan atrevida la esperanza que
me conmuevo ante la
torpeza
de una palabra,
aquella que lastima la confianza
y como un cristal se fragmenta en tolvanera.


-Lucía es pues la figura que representa mi fuerza interior, la energía tenebrosa y doliente; ¡el permanente sacrificio de la mujer que me atrae hasta la locura! En ella se presentan y observo a todas las madres afligidas. Hasta la he dibujado como la madre cósmica, pero no es verdad. Ella es real, me excita hasta la elevación y lamento ver como se consume entre los pliegos de su soledad, como se marchita en la desgana.
Le digo de manera grosera para provocarla…-


Entre tus muslos
Duerme el molusco
De las pasiones

-No me hace caso, aunque los que la conocieron me han dicho que en su día fue emperatriz del lecho. Los besos eran descargas de poesía que se prolongaban horas enteras y las cópulas con el Ausente se hacían eternas, eran tanto o más duraderas que las de los sapos. Dicen los entendidos que los acoplamientos pueden durar hasta cuarenta días con sus noches. Era una ninfa, se recreaba en si misma desarmando el nudo de las pasiones; ¡fueron días de gloria! Hoy es la imagen de la derrota y el sexo le resulta un sacrificio insoportable; ¡nada tiene el sabor de otro tiempo! Sus genitales, antes carnosos y fluyentes, ahora se contraen y esconden entre los huesos. No obstante con sus sombras permanentes baldea tus ojos y los míos y da ánimos para encontrar el frescor de primaveras renacidas. Dice, y espero que así sea; que hay que tener paciencia, que todo está en el devenir. Le escucho paciente, aunque veo que para ella el presente se dibuja lento y mortecino.
En ocasiones le digo que se deje las excusas y destierre la retórica; es hora de dormir, comer y descansar, de lo contrario será un saco de tierra sin esperanza.-

Come ladina
Tus dientes mastican
Muy lentamente

Ahora se consume en un silencio luctuoso, se hunde en la melancolía. Lo hace con ardor desganado, con el calor y el ímpetu de un ser que quiere seguir pero que se desvive en la agonía, en el sentimiento demoledor de la perdida. El mundo entero se ha derrotado en ella, está dentro de ella y busca la rendición como solución final. En los momentos de reconciliación tiene ardores místicos que la conducen a la extenuación, busca su rincón en el mundo, un lugar sagrado para entregarse. Deambula por los corredores de casa y transita desde las cotas más altas de la pasión, a los pozos más oscuros de la depresión. En soledad se ahogan sus ojos, se hunden en los abismos más profundos, allí escucha y canta con el gollete anudado.

Me has herido
Como los ruiseñores
De madrugada

Es muy difícil entender su estado, para experimentarlo se ha de transitar en paralelo a su sendero, tener paciencia y seguir su proceso un día y otro. Así siempre, cada uno de los segundos de su vida; ¡es un secuestro agotador! Pienso que para poder ver la complejidad de su mente hace falta poner su idea ardiente ante un espejo y este, frente a otro, que refleje al primero. A su vez, que las imágenes especulares reboten; resuenen entre ellas como en un frontón repican las contingencias y se multiplican en un túnel virtual; ¡especulación perpetua de infinitas repeticiones!
¡Así es su angustiosa pasión, su persistente melancolía!
Plomo en la voz
Azogue en mi boca
Mente de barro

Comenta el Chacal en los límites del sueño.

-Entre los casos de ceguera que he encontrado en mi vida, a mi entender se trata de algo extraordinario. Estoy atrapado en ella, contaminado de su aflicción, infectado hasta los huesos  con su historia. Podría hacer un relicario de la cuenca de sus ojos vacíos, una urna para ocultar dentro los versos más sentidos. De hecho llevo tantos días entre sus argumentos que ahora me encuentro enfermo, obsesivamente perturbado. Empiezo a sentir alucinaciones y con una sola palabra desgajo el poderoso hilo del argumento; ¡ya es mi cautiverio!
Lucía está en mi, es parte implícita del pensamiento! -
Pozo del dolor
Colmas con desencantos
Todas mis noches

El encuentro con la verdad apasionada, revelada, siempre aparece una figura simbólica, un ser que encarna la angustia humana. Este es el caso de Lucía, ella es la llama que prende en el corazón y no se apaga nunca; un concepto difícil de entender en estos tiempos y que podría remitirnos perfectamente a las cuatro nobles verdades de Buda.
Lucía tiene el atributo del misterio oculto en los cuencos de los ojos y se pregunta:
  • El dolor es parte contenida en la existencia. 
  • El sufrimiento es causado por el deseo, la ambición y el miedo a perder lo que se ha conseguido. 
  • La congoja, la desolación, tiene una causa, eliminándola el dolor puede remitir hasta convertirse en herida luminosa. 
  • Para eliminar la causa hace falta transitar el camino de la excelencia, renunciar a los espejos del mundo excluyendo los vestigios de lo ilusorio…
Pero ella es débil y se encuentra desamparada y confundida entre preguntas, se recuece como lechal en calostro y no saca conclusión alguna. Entonces Lucía se da cuenta de la bifurcación de su vida. Su cuerpo va por un lado y su mente por otro. Ante esa encrucijada se observa y constata que está en el tránsito permanente de la existencia herida, entonces recapacita y despliega cuatro campos de acción:
  • La ceguera: la causa de amar demasiado; ¡la búsqueda sin éxito del amor perdido.! 
  • La pasión: el procedimiento para encontrar la felicidad en el espejo del pasado. 
  • La renuncia: el camino de la corrección y superación del engaño de los sentidos. 
  • El objetivo: encontrar el lugar para pulir la piedra de su mente y posteriormente depositarla en la tierra.

Entre la confusión de los días piensa que ha de hacerse así misma, bordarse como un tapiz, hacer la obra de su vida; con ello espera la reconciliación plena con el mundo. No obstante sabe que su cuerpo entero se ha hecho sonaja vibrante, ha despertado el celo y tiene multitud de admiradores entretenidos.
El Chacal le dice que ya es un reclamo furtivo por las esquinas, que entre vosotros empieza a ser el relato de los chismosos, los correveidiles y el consuelo de las comadrejas. Mucho más ahora, con el Facebook; ¡no hay secreto para ocultar, todo es pura banalidad!


-Estas observaciones me cargan de responsabilidades y a su vez me elevan en un canto a la vida. Es un impulso salvífico que me predispone a la rendición y a cantarle.

Miro tus ojos
Son como pinganillos
En la ventana

Su clamor excita mis pupilas,  revela el enigma y hace posible el enlace con los secretos del mundo. La emoción mueve los nervios invisibles de los ojos y se desploman en lagrimas, caen en el cuenco de mis manos y se las doy a probar; ¡las bebe sedienta de alivio!

Son de salmuera
Emociones del lecho
Que me conmueven

 A su vez, se que ella también fue seducida por una fuerza luminosa; ¡cómo envidio ser aquel amor esperado! En su día tuvo el encuentro con el Ausente y halló en él la llave de la puerta del misterio, fue un rapto apasionado y ya no quiso renunciar a su candor, ni tampoco a formar parte de este mundo. Tras la muerte, su mente encontró el sosiego en los estribos del sueño y allí quiso dejar su testimonio para siempre.-

En el retiro de la noche exclamaba sin cesar…

-El silencio me invade, susurro en soledad y me hundo en la oscuridad del recuerdo. ¡Él es siempre él y yo mortalmente derramada!
Una y otra vez en el inicio de los amores divinos, víctima de la ansiedad y la pérdida, mártir del trasiego incesante en la vida… -

domingo, 24 de junio de 2012

Soy su voz



Siempre confundido entre pensamientos.

Soy su voz

Nos encontramos en el meridiano de los relatos y solo tenemos dibujado el marco del encuentro, todavía no ha pasado nada; ¡igual no había nada para contar! Es hora pues de introducir elementos perturbadores: el desdoblamiento, la ruptura de la identidad del narrador y el cambio sutil de los horizontes.

El Chacal piensa en lo sucedido y dice en los apuntes del alba...

-Por sus acciones soberbias, por el sacrificio apasionado que despliega, por el valor que representa en la estética del dolor, hablaré unos días por su boca y haré de su vida los soportes de la mía; ¡seré su voz y sus ojos!
Me pregunto y nunca encuentro repuesta, ¿de donde saca tanta fuerza umbría, de donde extrae la energía para sobrevivir con un cuerpo tan debilitado?

Quizá la absorbe de los que le acompañan en el calvario.-

Es cierto, los que pasan por su lado se ven sometidos a una fuerte depresión, se quedan vacíos como un molusco, desganados y reptantes. Pero ella, parece que se aviva en la desgana. Con qué fuerza irradia la oscuridad de la noche, con qué pasión absorbe la tragedia de los demás, con qué serenidad sobrelleva la agonía y la viste de dignidad.

-Al mirarla comprendo todos los pozos oscuros y todas las luces del fondo emergen en armonía; ella es otra desterrada en la noche, fruto de la traición de la vida. En ella la tragedia es el dulce lodo donde se disuelven mis años, donde transita la existencia y se desgranan los días.-

Yo te contengo
Como mil caracoles
En la espiral

-La belleza dramática que presenta su rostro es el espejo donde me miro y observo que en él se descubre el drama del mundo. Su reflejo aberrante es la fuerza brutal que imprime la vida, el valor dislocado y la pasión desmedida que engendra la materia. Puedo afirmar que el ardor de sus gestos son ejemplares y que su boca pronuncia palabras que abren las puertas de la noche.
Observo que antes de poder contemplar una cosa similar ha sido necesario acumular miles de años de sufrimiento. Contener en la memoria la fisonomía de las heridas y fijarlas en las diminutas llagas que forman los ojos. Es la pátina impresa en el iris, la textura para hacerlos dolientes, para que formen los espejos del trasiego envenenado de la vida y lleguen a mí con sosiego ejemplar.
Día tras día se ha grabado en el rostro el rictus del terrible misterio y en la mente se ha construido lentamente el córtex del dolor. Así han sido ensayados los tiempos para construir esa mueca inquietante, ese viento sombrío que respira su mirada, esa congestión del rostro que hace que aquel que la mira quede derrotado y frío al instante.
Con qué insondable pesar transitan sus manos sobre la congestión delicada de su cuerpo y con qué desgana muestra su aflicción el movimiento de sus caderas.-

!Casi no se puede soportar cuando ella dice!

Entre mis dedos
Rebotan alaridos
De madrugada

Y replica el Chacal…

-Ante esa desventura quedo enamorado de Lucía, especialmente seducido por sus palabras inaudibles, sus silencios hirientes, sus murmullos ininteligibles. Ella canta su desventura, lo hace a capela con el viento, con las sombras de la noche, en los estribos del alba. Todos sus pensamientos están contaminados del recuerdo del Ausente, todas sus voces son el eco de un tiempo inanimado. Mis oídos están atentos, mis manos toman su rostro, atraigo su boca y capturo su aliento, lo absorbo a bocaradas plenas, si es mortal moriré con él, si es salvífico viviré un instante, ¡tan sólo por un instante!-

Así habló con voz tomada. Lucía contestó para dejar su testimonio y dar a entender que estaba al tanto de lo que pasaba al rededor suyo, pero su pensamiento sólo era la voz de las sombras; ¡no se entera de gran cosa!

Solita vengo
Soy flor de camposanto
Para mi amor


Él sigue el vuelo del moscardón en forma de acosador, ahora la presa es débil y no puede escapar, a su vez le conmueve la ternura hacia ella…

-En ocasiones sus metáforas son ejemplares, descarnan mi vida y la dejan vacía de contenidos. Sus pasiones colocan al ser en una atalaya que nunca podré escalar. Sus palabras configuran la entrega del mensajero, la confirmación de la verdad expresada con el aplomo de las montañas y sus halagos trasparentes son como fruta fresca en la boca. Su voz es regia y poderosa; delata la nimiedad de mi condición de hiena. Es tan alta su posición en la entrega amorosa que a su lado soy una roca enjuta, un rastro que se funde en la arena del desierto. Ante su resplandor espiritual me encuentro empequeñecido hasta limites indecibles y si sueño en poder alcanzarla, pienso que tendré que disfrazarme con las flores de mirto. 
¡Es una percepción que me pesa en el cuerpo como el plomo, pero en la mente se hace liviana, seguramente egoísta e interesada! Me gustaría decirle al oído…-

Tus ojos ciegos
Son ríos luminosos
En la barranca


-Hoy me ha examinado y tocado la espalda, con el índice la ha reseguido minuciosamente, trazaba líneas horizontales y descendía; ¡seguía un orden admirable! Con la yema de los dedos descifraba todos los misterios escondidos bajo mi piel, para ella no hay secretos dentro del cuerpo del otro. Se entiende que la tragedia le ha traído cualidades especiales acompañada de la sabiduría de los ciegos. Rápidamente se ha dado cuenta que mi espalda es una réplica del pergamino de la lujuria. ¡Lo ha entendido y olvidado al instante!
Sus plegarias están colmadas de peticiones no atendidas; ¡no pueden estarlo! Son cenizas del pasado y en el asombro de sus mejillas se leen los versos del mal. Los susurros que nacen de sus labios son caricias hirientes en sus manos, coplas trémulas en su voz.
Cantando y coreando estos veros su voz muere lentamente…-
Secos los ojos
Como las madreselvas
Se tapan solos

Ella gozó en el rostro del resplandor natural de las orquídeas, de la gracia de las semillas fértiles y en sus buenas horas, de una excitante sensualidad que se estremecía voluptuosa entre las caderas y los pechos. Era como una simiente que crece en el pensamiento, asciende lentamente y lo tiñe todo de colores y placeres sublimes. Sus amores eran tan lujuriosos y bullangueros que el vecindario lo celebraba con fuegos artificiales y mi querido compañero Jep Cerdá, el que recoge el efímero patrimonio sonoro de nuestro tiempo, tenía el proyecto de grabar en alta definición aquellos maullidos de placer, recoger los resuellos del goce en el lecho nupcial y dejarlos en el recuerdo colectivo junto a estos relatos.
Fue un deleite
Beber almohadones
De la lujuria
Se comprende que en esta situación tan dolorosa el Chacal, ahora ya transmutado en el amante de arrayanes no tiene ninguna posibilidad y en su momento se verá la solución. Ahora él adopta una posición ambivalente, iniciadora y anticipada, canturrea en medio de la noche para salir de un tema tan complejo y angustioso.

El alba apunta un nuevo día: oculto todavía, el sol dibuja una línea de luz en el horizonte y deja un sutil rastro de esperanza en el telón del cielo.

jueves, 21 de junio de 2012

Lucía, lucerna umbría



Marina Abramovich. 

Lucía, lucerna umbría
Como ya se ha dicho en varias ocasiones, Lucía no era ciega de nacimiento; igual que hizo la santa, por amor se sacó los ojos con un puñal. La pérdida del amado la trastornó por completo, se ha de entender la situación; murió en sus brazos después de la parada nupcial. Ella lo retuvo todo lo que pudo, permaneció encajada en él sin dejarlo un segundo. Respiró el aliento del ocaso hasta que el cuerpo quedó rígido y frío. Entre llantos apagados le ofreció el beso de muerte, lo cubrió de lágrimas y caricias hasta quedar rendida en la fatiga.  La tuvieron que retirar a la fuerza con estas palabras.


Ha fenecido
En la voz en su alma
Canta la tierra

Tiempo atrás había visto un trabajo de Marina Abramovich, en el cual la artista practica la cópula con la muerte.
-Solo es un simulacro.-
Pensó para darle énfasis a lo que se estaba elaborando dentro de su mente. Esto la fortaleció en su desgracia, era un sinsentido pero también era una salida estética a una situación saturada de dolor. Decía en: “dolor y representación”, que Lucía retiene el último aliento del amado y lo guarda como una reliquia en el estuche de su boca. Por ello convirtió el tema en una idea sublime, en un sueño imposible de alcanzar. De esta manera renunció al mundo y entregó su cuerpo y su mente a la memoria del Ausente. Quiso ser la lucerna de su pensamiento y el aliento de un alma extinta. Sin premeditarlo ni pensar en las consecuencias, así lo hizo, fue la manera de asumir el tránsito final.

 Tomo aliento
De tu cuerpo inerte
Me alimento

En el momento de fenecer el amado, a bocanadas se bebió la luz de su alma. Se inundó de los últimos resplandores de su cuerpo y saboreó con ansiedad el vaho final de la vida, de esta manera se colmó del aliento de muerte. Fue una acción desesperada, ávida en deseos hizo prolongar un instante más su compañía. Lo hizo como el que devora el tránsito de un estado a otro y con la ansiedad que requiere la salvación propia. Así llegó a contaminar su cuerpo hasta los huesos, apoyada sobre él permaneció durante horas hasta que el pecho se inundó de aquel hálito mortecino y el frío quedó permanentemente absorbido y memorizado en la piel. 


Ya despejado
Suspiro de tu alma
Que yo respiro

Estética y duelo
Lo que diré a continuación es difícil de afirmar; son conjeturas que se escapan a lo puramente testimonial. Pienso que parte del dolor es movido por la estética de la tragedia, la que representa el duelo. Inconscientemente emerge el llanto y poco apoco se dibuja el sacrificio, se define el perfil de la desventura. En algunos casos se hace movido por orgullo, para demostrar que su entrega es autentica y de disposición elevada.
Lucía quiso marcar las diferencias entre el amor profano y el divino y aumentó sin límites el perfil de la pérdida. Pensó que sus actos exacerbados tenían la aprobación del arte contemporáneo. Igual que los performers trabajan el cuerpo como material de su obra, ella quería incorporar al suyo y el del amado en una acción vital, en un encuentro transcendental y sin espectadores; ¡era otra ocultación en la vida! Sus entregas "disparatadas" eran consentidas bajo el techo intelectual de lo moderno, pero lo dejaba estrictamente en la intimidad de su lecho. Pensó que ella podía hacer una locura creativa como las que hicieron los conceptuales y expresionistas austriacos en los años setenta. En realidad, se trata de la cultura del dolor ya establecida; quién no ha visto con estupor la representación del Cristo crucificado. Así Lucía adoptó una pose desmayada, utilizada como estética cotidiana, un abatimiento que ya se ha pervertido y degenerado en expresión Kitsch. Es la acción que sublima la tragedia para soportar con fuerza el trasiego de la vida, La muerte como acción candorosa, como estimulante contra el aburrimiento. Ellos, los austriacos, decían:

El misterio
Pervive en el teatro
De la congoja

En algún momento del relato se puede pensar que Lucía se sacó los ojos para dárselos a un pretendiente apasionado, no fue así en este caso; ¡ella no quería ver nada de este mundo! Él también: estaba hechizado por su valor, por el  clima espectral que proyectaba, pero era un impertinente y un perturbado sin remisión alguna. Estaba enajenado por los anhelos de un sueño imposible; ¡otro estólido en la escena!
Él quería experimentar la belleza de su pasión, había quedado seducido por ella y no desistía en su empeño. Quería dejar la semilla en su vientre para renacer como el ave fénix; ¡esperaba el hijo del dolor!
Ya veis, almas necesitadas y unidas por el desencuentro y la tragedia. En el fondo, un destino amargo de dos personas que se mueven como serpentinas oscuras en el fango y se autodestruyen al encontrarse en él…


La pasión
Lucía se quedó sin luz para ver por los poros de la piel y para disponer con libertad de la “claridad apasionada de su mente”. El resplandor de los sentimientos que se formulan ante ella, los recuerdos acumulados y latentes son ahora todo su patrimonio. Pensó que para disfrutarlo necesitaba limpiar de abrojos las razones mundanas, encapsularse  dentro del dolor y vivir las pasiones a la medida de sus sueños. Entre sus deseos no había otra piel ni otros labios que los del amor perdido. Las propuestas que se le presentaban eran diminutas, insignificantes ante la grandiosidad del placer que había experimentado. Las propuestas que le llegaban las rechazó todas; una y otra vez dijo: ¡no!

Sal de mi vista
Tienes el pene curvo
¡Pico cotorra!

Así los expulsó y contó las horas, los días, los meses; uno a uno los segundos hasta quedar sola y desamparada. Ahora sus cuencas oscuras son cajas vacías y destilan el jugo y el perfume de los nardos. En sus ojos se oculta la voz de la noche y en sus mejillas se consume el pálido sabor de la vida. Su boca todavía exhala aquel aliento terminal: ¡el olor afligido de los crisantemos!

Qué situaciones más hirientes nos ofrece la vida...

¿Cuándo limpiará de azufre los rincones del pecho…?

domingo, 17 de junio de 2012

Presentación de los personajes


Chacal en las cercanías de La ventana del asombro. Real de Catorce, S. Luís Potosí. México. 2008

Presentación de los personajes
Debido a que hay tres personas unidas por vínculos invariables, he creído oportuno presentarlos y definir los rasgos de sus vicios y bondades, de lo contrario, en el cruce de los relatos pueden crearse confusiones graves. A Lucía ya la conocéis, no obstante volveré a tratarla otro día, lo haré para hacer un  retrato detallado de la personalidad que suplanta, ella encarna la condición humana y deseo que aparezca como una joya con infinitas facetas y colores.
La segunda figura en importancia es el acosador, el que se mueve por impulsos vitales, es un ser franco y no dispone de moral que lo encadene. Tambien es libre y puede hacer asombrosos gestos de generosidad y crueldad sin que su corazón sufra alteración alguna. Por todo ello he decidido asignarle el nombre genérico de un animal salvaje y solitario (Chacal). Es un alma decidida con pensamiento estepario que puede enfrentarse a todo, inclusive a las sombras de la muerte. No tiene miedo a nada ya que él lo tiene todo, o casi todo perdido. Es el vigilante de las noches hirientes, él las llena con  aullidos en el desierto de Real de Catorce. Se mueve junto a la escultura: La ventana del asombro, obra espiritualmente vinculada por consanguinidad; ¡allí ha hecho su guarida permanente!

Es un ser uncido con cierto misterio; tiene la capacidad de entender las situaciones extremas y de asumir los trances dolorosos como parte de la vida. De hecho, él es el espíritu que habita dentro de estos relatos y con los días se mostrará transparente ante vosotros. Aunque prefiere la soledad y el aislamiento, posee la capacidad de ponerse en el lugar del otro; es un don natural como el que tienen las plantas, lo ejerce sin esfuerzo. Puede asumir fácilmente cualquier estado mental, ayudar a compartir el duelo y convertirlo en un período de purificación. Su corazón no se altera nunca y sus manos despiojan el pensamiento con habilidad sublime...

Son mis palabras
Ganzúas en tus huesos
Que purifican

Entre sus voces organiza presentimientos poderosos y hasta puede “reencarnarse” en la figura del Ausente (el difunto), en realidad es un engaño ya que él dispone de información privilegiada y la hace servir sin decoro. Es también el hipotético solicitante de Lucía, el que la acosa y le recita antífonas incomprensibles. En ocasiones toma otras formas en el texto, se diluye entre las voces como lo hace en su medio natural, los riscos de la montaña. La figura es poliédrica y encarna todas las posibles vías de futuro que ahora se presentan ante una mujer dolorida, luchadora, bella y apasionada.

Entre sus muslos
Entrará el pingajo
Lanzando noches

El Chacal sólo aparece movido por los impulsos vitales, el deseo de vivir, la fertilidad, la pasión, el atrevimiento y al final del texto hace algo inesperado, se transmuta para sacrificarse por amor. Aparece en el momento más importante del relato, renuncia a ser él para ser la voz del espectro. Él le presta la palabra y al final también el cuerpo en el momento de la concepción. Es una epifanía que se revela en un lugar conmovedor.


Taja mi cuerpo
Como las aceitunas
En el salobre

En ocasiones también posee la asignación metafórica de El amante de arrayanes. Esta figura es casi real, se desdobla en ella cuando desea aproximarse a Lucía. Entonces tiene los pies anclados en el suelo y es prolífico en el lenguaje y propenso a ocultar parte de los contenidos. En este caso adopta habilidades de cierto escultor con el cual comparte el cuerpo y el pensamiento.


Entre la manos
Caliento las piedras
Como palabras

Su personalidad queda aclarada en otros relatos y nunca opera con los recursos de la ficción, siempre maneja imágenes de amplio significado simbólico pero basadas en hechos reales.
El Chacal es franco en lo que dice, directo en las afirmaciones y ha dedicado muchas horas en modelar las palabras para acercarse a ella. Todo lo que hace lo balancea y acuna con buena intención, quiere dejar la simiente en el hueco del asombro. Él sabe mirar el otro lado del espejo y observar el reflejo que Lucía deja en el alma humana. Dice…


 -¡Sus ojos son mandorlas de dolor, su vientre el surco de la tierra!-

Con estos vestigios quiere iluminarla y a la vez alumbrarse, es la cagarruta divina en forma de epifanía. Siempre tiene la confianza de que encontrará la reconciliación con ella; así se mueve en los caminos del mundo y con ello consigue aliviar la incertidumbre ante la muerte.


En la ciénaga
Duerme en el agua
Como la ninfa

El Chacal es el cuidador distante, también el que le limpia los ojos con saliva, le estimula con palabras y versos cortos y le afeita los malos pensamientos.
Al final él se entrega al sacrificio y presenta un ejemplo generoso, un acto desprendido que lo deja derrotado en su condición masculina, le queda el pingajo inhabilitado para siempre. A su vez, su acción deja al descubierto la incomprensión de Lucía, la quiebra fatal de sus sentimientos. La dependencia amorosa hacia el Ausente la tiene secuestrada y su cuerpo es ya la libido de los difuntos.
La falta de confianza, el egoísmo y la obcecación del alma humana no tienen límites, menos aún cuando esta está sometida a la pérdida, a la presión psicológica y al desmayo de la libido. Los sentidos se duermen y se hacen de piedra. La nimiedad del espíritu es como el polvo en la ventisca cuando fenece el deseo, sales y ácidos en la garganta cuando desaparece todo impulso lascivo.
El desfallecimiento agota el ánimo y abre la puerta para marchar, para dejar de ser el soporte de la vida. ¡Así, canta y llora!
Ya no me quiero
Pomo de recuerdos
Que se desgrana

El alter ego de el Chacal (El amante de arrayanes), forma parte importante del cuerpo del relato y junto a Lucía crean la pareja del encuentro y el abandono, la esperanza y la decepción, el amor y la indiferencia. De hecho, los personages se mueven en el plano de lo posible, se basan en circunstancias reales, mueven sentimientos y crean conmociones reales, pero todo es un juego de palabras dibujadas en esta recopilación de relatos. En verdad puedo afirmar que son...

Soplo de tilos
Entre las cementeras
Polen difunto

Es una figura de ficción que ya vio su trayectoria en un pasado lejano. Tuvo que luchar contra las serpientes reptantes, los animales oscuros y voladores. Fue el habitante enamorado de un caserón moribundo, quemado y hundido que restauró para hacer del él el jardín soñado. Hizo un acto de amor y sacrificio, trabajó día y noche y en unos años llegó a convertirlo en La Comella, parque escultórico que hoy es conocido como CEN. Ahora es una realidad palpitante de vida, un trozo de tierra estremecida que soporta bien el trasiego de los días. Algunos versos son de aquel tiempo, ahora los he recompuesto para la ocasión.


Desde la torre
Oteo el horizonte
De mi fortuna

Gregorio Bermejo es el narrador, es decir, el que se dirige a vosotros con el ánimo conciliador e intenta dibujar los sentimientos tal como le son descritos.  Él pone las palabras y tiene la habilidad de un reptil para dejar rastros vivificantes, palabras sagradas escritas en la arena sin que el cielo se desmorone. Es un milagro lo que hace y dice y no lo exterminen a cuchilladas como a un cerdo.
Ahora nos dice…


-¡Buenas a todos…! Me limitaré a hacer de intermediario entre los tres personajes; Lucía, el Ausente, y el Chacal. El papel asignado me hace ser cómplice del autor de este blog, Rufino Mesa y en ocasiones, muy pocas, tengo que hablar por su boca con el nombre de: El amante de arrayanes. Eso lo hace más complicado todavía, ya que, en ocasiones, los cinco somos la misma persona.-

Posdata
Al lector no avezado puede provocarle cierta confusión al tratar con personajes que se cruzan las identidades continuamente. Ablando con propiedad, el texto explora una situación con ribetes esquizofrénicos. Así pues, puede pasar que las voces queden cruzadas y logren crear confusión; no se preocupen por querer descifrarlo todo, quizá no hay nada que entender tras los decorados de la muerte…

miércoles, 13 de junio de 2012

La tristeza


Ojo de felino, mandorla oscura

La tristeza
En las historias que vendrán, Lucía se trastorna y descompone, se destruye lentamente y en ocasiones reclama el final de la vida. Son actitudes límite que se podrán juzgar o sólo deducir, aceptar o rechazar. Tenemos que entenderlas como un caso de sufrimiento desmedido que nos sitúa ante una realidad sin control. Este bloqueo de los sentidos y exceso en la percepción del drama es lo que entendemos por realidad en el duelo. Es un período muy difícil de sobrellevar y aún más de entender, sólo los que han sentido emociones similares pueden comprenderlo. Los estados de tristeza producen un cansancio demoledor, parece que la luz se ha apagado y el ser está sometido a la distorsión mental que produce el sufrimiento. En estos casos los sentidos quedan enajenados, los ojos miran sin ver, la boca habla por hablar y articula desconexiones y falta de sentido. La piel pierde el color, la sensibilidad y el deseo, los olores tienen un matiz que recuerda el hedor de las cañerías fecales, el gusto huye de la boca y solo aparece en la lengua la textura pastosa de la tierra. La acción de comer se hace una tortura insoportable,  el alimento se siente cortante, se ha convertido en cristales diminutos cuando pasa por la garganta. Todos los razonamientos sobran para poner remedio al bloqueo de los sentidos y a la torpeza del alma. Ahí, en ese hueco doloroso caven pues estas palabras…

Entre sentidos
Mi canción duerme
Desesperada

El período del dolor nos lleva a estados confusos, situaciones extremas que perturban la mente humana y sus efectos pueden hundirnos en fases depresivas muy graves. Incluso puede conducirnos a la locura, al silencio permanente, a la pérdida del apetito, la manifestación exacerbada, hasta podemos quedar incapacitados para la alegría de una vez para siempre, y por último, a enfermar y morir… También puede darse el encuentro con el hecho transcendente, encontrar en el dolor el vehículo expresivo que hace de él una ventana asombrosa, una herida luminosa que se convierte en los versos elegíacos más sorprendentes.

Vuelo de peces
Entre precipicios
Rolan las almas

Pienso que cuenta mucho la manera que tiene la sociedad para contemplar el óbito. Es primordial como la muerte es presentada y recreada entre la colectividad. Se trata de un acto social y se tiene que mirar como un espectáculo cultural. Pero en la soledad ya no queda el resplandor del teatro, el sedante del ritual colectivo, estas ahí, solo, soportando la perdida y nadie te puede acompañar.

Dolor y representación
Dentro del teatro del mundo, la cultura distribuye los papeles y roles y nosotros los asumimos sin vacilaciones. Nos hacen representar la máscara del dolor y sin darnos cuenta dibujamos la tragedia en el rostro. Sin pensarlo ni quererlo, podemos entrar en la vía de la ficción y morir en el sacrificio convencidos de que se trata de nuestra salvación. El dolor por la perdida toma forma cultural y se expresa en toda la poesía elegíaca, tiene mucho de visión melancólica de la vida, de escenografía teatral y en algunos casos puede acercarse al canto épico. Puede haber algo heroico en morir por amor, máxime si se está dispuesto a perder la luz de los ojos y mostrar las heridas como ofrenda. Ahora somos libres de hacer lo que queramos con la muerte y sin saber que hacer en la vida quedamos desamparados.  Lucía retiene el último aliento del amado y lo guarda como una reliquia en el estuche de su boca. Es un acto apasionado que estremece, nos llena de compasión y comprensión.

¡Se muy bien por que caminos transita la mente y el corazón en situaciones así!

Por ejemplo; Lucía  llora el cuerpo ya frio del amado, le susurra en el hueco de la boca, le dice que él es el aliento de su vida y sin él ya no hay motivos para seguir en este mundo.

Para qué vivir
Sin tus besos uncidos
Con hierbabuena

Tragedia
Esta claro: con las palabras se dibuja la tragedia, son ellas las que llagan el alma, las que laceran el pensamiento y construyen los peldaños que forman el trampolín del suicida. No hace falta mucho en una mente delicada; una expresión hermosa, una canción derrotada, el cielo opaco y cansado, la soledad de los días y se forma poco a poco una solución desesperada. Así, en un instante se  descubre el abismo resplandeciente por donde precipitarse. Por ello es saludable decir de tanto en tanto.

En el camastro
Los amores furtivos
Me zarandean

En este delicado asunto no quiero profundizar más, dibujar el rostro el dolor humano y combatirlo tiene sus riesgos. Sólo he de decir que aquí tienen mucho que ver los poetas, pintores, escultores y actores de teatro, ellos fueron los que dieron hálito a la tragedia y con su voz todavía lloramos nuestros difuntos. No se si culpar del asunto a Esquilo, Sófocles y Eurípides  y añadir posteriormente a Dante, Baudelaire y Verlaine, pero si empiezo a nombrar autores, la columna de poetas elegíacos es infinita: ¡la lista se hace interminable!
Ellos son los auténticos creadores, los que sacan del dolor la hermosa luz de la melancolía. Ahora me viene a la cabeza cuatro voces trágicas que se dejan oír todavía, le llamaron la Generación decapitada. Sólo citaré al escritor ecuatoriano, Raúl Andrade, como el aliento de la tristeza.

Hastío
Vivir de lo pasado por desprecio al presente,
mirar hacia el futuro con un hondo terror,
sentirse envenenado, sentirse indiferente,
ante el mal de la Vida y ante el bien del Amor.

Estos artesanos del desconsuelo fueron los que le dieron forma al infortunio. Con su alargada sombra, con su herida abierta, proporcionaron el perfil grafico a una manera oscura de representar la vida.

Rotura del ser
El dolor por la pérdida crea un desgarro en la arquitectura del ser, en ocasiones se recrea la representación del dolor como lenitivo, como forma estética y germen de placer.
En lo esencial, en la expresión del duelo, Lucía encuentra la manera de enfrentarse a la pérdida del amado y aprende a jugar con sus recuerdos, a tenerlo presente mimetizado en los enseres que ha dejado. En ellos pervive el amado y con ellos construye un hogar postrero.
En muchas ocasiones la ausencia de los seres queridos nos causa un estado de desencuentro con la realidad. La muerte nos dice de manera clara que estamos operando como títeres en el teatro del mundo; no queremos aceptarlo y entonces entramos en la pasión oscura, en la ceguera. Este es el mundo de Lucía y al que intentaré llevar un poco de consuelo; una manera de cumplir lo prometido y de acercarme a un ser extraordinario.
Con el silencio
Entre llanto y dolor
Voz de campanas

Ninguna otra persona puede simbolizar mejor que ella la tragedia devenida por la perdida y ninguna otra metáfora es más apropiada que la ceguera de Lucía para afrontar la situación que provoca el duelo. El dolor aumenta con la flaqueza de la razón, con la convulsión de los sentimientos por causas de melancolía.
Lucía está hundida en el pozo del dolor y lo más grave es que me está empujando hacia él cada día y no se como evitar la caída de los dos.


Qué puedo hacer
Me muerden los días
Por los ijares

Así se lamenta día y noche, fenece en un gemido interminable…

martes, 12 de junio de 2012

Su legado



El pozo del dolor. 

Su legado
Lo más valioso de su legado son los sentimientos, la entrega y la fidelidad ciega que ha mostrado al obsequiarme con su dolor. Son vivencias y conversaciones virtuales y reales que me ha ofrecido y que intento transcribir con pulcritud para que queden como testimonio. Por ejemplo, me arroja esta antífona y yo he de interpretarla. ¡La verdad sea dicha! su realidad se escapa entre mis dedos como el aliento, no puedo atraparla…
Tazón de tila
Holgura de mosquito
Gime el pezón

¡Pues vale con las conjeturas y presunciones! Con estos cascotes rotos me veo obligado a matizar el concepto de lo real. Primero la complejidad de las interpretaciones: una soga no es lo mismo para un carretero que para un ahorcado. Cuando hablo de realidad se ha de entender su amplitud. Hay que observar el mundo con el filtro y la mirada de nuestro entendimiento y alumbrarlo con los recursos expresivos disponibles. Una mano abierta es una bandeja oferente, cerrada es un puño y puede ser un arma y golpear…

Sabemos que lo real es un espejo deformado que hay que mirar con cierto escepticismo, no podemos saber que se esconde tras el velo de Isis. También deseo aclarar con argumentos poco fiables, que las emociones son parte afectada de la realidad del alma y, por tanto, la presencia de la muerte cambia la percepción de toda la verdad. El óbito crea sentimientos dislocados que aquí se van a tratar y que van a presentar aspectos muy difíciles de entender. La ceguera producida por amor,  la pérdida de luz mental causada por el dolor, la adicción a la tragedia y la falta de voluntad por superarla, crea una situación que lo complica aún más si cabe.
La realidad queda pues teñida y aquí se mostrará colmada de sufrimiento, mezclada con la malaventura y vestida con perfiles ininteligibles, en algunos casos misteriosos o metafísicos. Así, lentamente, el ser se desborda en una ofrenda pasional, dolida y sacrificial.

Entre mis manos
Se muestran tus ojos
Si luz alguna

Todo este drama desbordado, comprimido en un relato corto y consciente de que el lenguaje tiene sus limitaciones, quiere traernos y encontrarnos en una situación desesperada. No tendré más remedio que hacer uso de metáforas, símbolos, alusiones, giros, elipses y paráfrasis para avanzar en el tiempo y llegar “entero” al final esperado.
Lucía es un ser dolido que vive por deber, su sentido de la responsabilidad la hace estar de pie y soportar una hilera interminable de noches de insomnio. Sus palabras son clamores que cortan como una navaja pero en ocasiones se hacen incomprensibles. Por ejemplo me dice:


Llanto de rueda
Que gira en el aire
Como la luna

La verdad, ¡no se que hacer con ello y menos interpretarlo…!

viernes, 8 de junio de 2012

Preámbulo al texto completo




Preámbulo al texto completo

Sobre la obcecación humana y la ceguera que provoca ya he dejado un rastro sinuoso en los relatos anteriores, ahora quiero dedicar unas semanas al amor perturbado, tratar el tema de la pérdida y acusar por ello un doloroso castigo por amar demasiado. A lo largo de los relatos veremos como nada hay más apasionante que la pérdida de la razón por cuestiones amorosas.

Lo que viene a continuación son varios relatos inspirados en la vida real y presentan vivencias de diferentes personas. Con todas ellas he retomado el tema de la ceguera y para ello hago servir otra vez el nombre de Lucía; ¡su oscuridad voluntaria es providencial! Entre estas personas las hay fuertes, otras soñadoras y visionarias, pero todas tienen un rasgo en común, la ceguera por amor, la adicción al dolor y el coraje para soportarlo. La pérdida les ha producido heridas profundas, los sentimientos los tienen en carne viva y por ello sufren más de lo que puede soportar un ser humano.
Con estos relatos procuraré aliviar su vida; ahora y aquí, mi ofrecimiento es compartir su aflicción de manera permanente. Espero que para ellas sean un consuelo al sentirse reconocidas en ellos; para mí han sido y son un acompañamiento enriquecedor. Ante su entrega y sacrificio por el dolor recibido sólo puedo decir, ¡gracias por vuestra confianza y generosidad!

La protagonista
Lucía es una mujer extraordinaria, la vida la ha cargado de dolor, la ha dejado desamparada y sola. Es la figura principal en las próximas semanas, ella encarna la experiencia de la aflicción en un duelo endémico por la perdida del amado. Es valiente, generosa, delicada y fiel hasta un límite poco común. En algunos casos sus reacciones y expresiones pueden recordar perfiles heroicos o rasgos de locura. Dice...
Bebo sus besos
El frío de muerte
Me alimenta

Por temerario e imprudente con las palabras, quiero pedirles perdón a estas personas; soy consciente que es un tema delicado de tratar y siempre se puede escapar alguna expresión con espinas, algún ácido fuera de contexto que las pueda dañar. Por todo ello, si en algo les molesto lo sentiré muchísimo y quiero que sepan que estoy dispuesto a rectificar en cualquier momento. También quiero darles las gracias por confiar en mí, en ocasiones hago servir una lengua torpe y pérfida, un cuchillo que zahiere los sentimientos. Se que no sirve el remedio de pedir perdón, pero en este caso ideo la excusa para ponerlas vigilantes y reactivarlas. Lo hago pues con buenas intenciones, pienso que en estas situaciones lo peor que les puede pasar es que el silencio lo inunde todo. Ellas han de respirar de nuevo y para ello tienen que arrojar el agua mortecina que se ha colado en el pecho. Ellas mismas me explican como se alimentan al despuntar el alba.
Tomo pecina
Entre los albañales
De cementerio

Como es de suponer: igual que la regente del taxi en México DF. y aquella que tenía luz en las manos y oteaba por encima de los muros del corral, estas Lucías forman un seudónimo y presentan entre todas un cuadro personalizado. Igual que las anteriores han tomado el nombre de la mártir y lo ha hecho para relatar los tormentos que las han martirizado. Su pesar las ha vaciado como una vaina de habichuela y les ha dejado casi apagada la luz de la razón. Ahora sus anhelos se desplazan entre sombras y sólo esperan un abrazo amigo que les ayude a soportar sus días. Realmente son aves heridas que surcan el cielo errantes; ¡quizá en el último vuelo!
Así pues, aquí aparece una nueva Lucía la que encarna la perdida del juicio, la que tiene en la mente el clavo de la locura; ¡todo ello devenido por amar demasiado!
Sus palabras inaudibles me recitan antífonas, versos cortos. Parecen haikus, pero mi voluntad dice que no lo son; estos son directos y se clavan en el pensamiento como puñales...

Secos los ojos, 
Enjutos los labios
De mi mandorla