Siempre confundido entre pensamientos.
Soy su voz
Nos encontramos en el meridiano de los relatos y solo tenemos dibujado el marco del encuentro, todavía no ha pasado nada; ¡igual no había nada para contar! Es hora pues de introducir elementos perturbadores: el desdoblamiento, la ruptura de la identidad del narrador y el cambio sutil de los horizontes.
El Chacal piensa en lo sucedido y dice en los apuntes del alba...
-Por sus acciones soberbias, por el sacrificio apasionado que despliega, por el valor que representa en la estética del dolor, hablaré unos días por su boca y haré de su vida los soportes de la mía; ¡seré su voz y sus ojos!
Me pregunto y nunca encuentro repuesta, ¿de donde saca tanta fuerza umbría, de donde extrae la energía para sobrevivir con un cuerpo tan debilitado?
Quizá la absorbe de los que le acompañan en el calvario.-
-Al mirarla comprendo todos
los pozos oscuros y todas las luces del fondo emergen en armonía; ella es otra
desterrada en la noche, fruto de la traición de la vida. En ella la tragedia es
el dulce lodo donde se disuelven mis años, donde transita la existencia y se
desgranan los días.-
Yo te contengo
Como mil caracoles
En la espiral
-La belleza dramática que
presenta su rostro es el espejo donde me miro y observo que en él se descubre el drama del mundo. Su
reflejo aberrante es la fuerza brutal que imprime la vida, el valor dislocado y
la pasión desmedida que engendra la materia. Puedo afirmar que el ardor de sus gestos son
ejemplares y que su boca pronuncia palabras que abren las puertas de la noche.
Observo que antes de poder contemplar
una cosa similar ha sido necesario acumular miles de años de sufrimiento.
Contener en la memoria la fisonomía de las heridas y fijarlas en las diminutas llagas
que forman los ojos. Es la pátina impresa en el iris, la textura para hacerlos dolientes, para que formen
los espejos del trasiego envenenado de la vida y lleguen a mí con sosiego ejemplar.
Día tras día se ha grabado en
el rostro el rictus del terrible misterio y en la mente se ha construido lentamente
el córtex del dolor. Así han sido ensayados los tiempos para construir esa
mueca inquietante, ese viento sombrío que respira su mirada, esa congestión del
rostro que hace que aquel que la mira quede derrotado y frío al instante.
Con qué insondable pesar
transitan sus manos sobre la congestión delicada de su cuerpo y con qué desgana muestra su aflicción el
movimiento de sus caderas.-
!Casi no se puede soportar cuando ella dice!
!Casi no se puede soportar cuando ella dice!
Entre mis dedos
Rebotan alaridos
De madrugada
-Ante esa desventura quedo
enamorado de Lucía, especialmente seducido por sus palabras inaudibles, sus
silencios hirientes, sus murmullos ininteligibles. Ella canta su desventura, lo
hace a capela con el viento, con las sombras de la noche, en los estribos del
alba. Todos sus pensamientos están contaminados del recuerdo del Ausente, todas
sus voces son el eco de un tiempo inanimado. Mis oídos están atentos, mis manos
toman su rostro, atraigo su boca y capturo su aliento, lo absorbo a bocaradas
plenas, si es mortal moriré con él, si es salvífico viviré un instante, ¡tan
sólo por un instante!-
Así habló con voz tomada. Lucía
contestó para dejar su testimonio y dar a entender que estaba al tanto de lo que pasaba al rededor suyo, pero su pensamiento sólo era la voz de las sombras; ¡no se entera de gran cosa!
Solita vengo
Soy flor de camposanto
Para mi amor
Él sigue el vuelo del moscardón
en forma de acosador, ahora la presa es débil y no puede escapar, a su vez le conmueve la ternura hacia ella…
-En ocasiones sus metáforas son
ejemplares, descarnan mi vida y la dejan vacía de contenidos. Sus pasiones colocan
al ser en una atalaya que nunca podré escalar. Sus palabras configuran la entrega del mensajero, la confirmación de la verdad expresada con el aplomo de las montañas y sus halagos trasparentes son como fruta fresca en la boca. Su voz es regia y poderosa; delata la nimiedad de mi condición de hiena. Es tan alta su posición en la entrega amorosa que a su lado soy una roca enjuta, un rastro que se funde en la arena del desierto. Ante su resplandor espiritual me encuentro empequeñecido hasta limites indecibles y si sueño en poder alcanzarla, pienso que tendré que disfrazarme con las flores de mirto.
¡Es una percepción que me
pesa en el cuerpo como el plomo, pero en la mente se hace liviana, seguramente egoísta
e interesada! Me gustaría decirle al oído…-
Tus ojos ciegos
Son ríos luminosos
En la barranca
-Hoy me ha examinado y
tocado la espalda, con el índice la ha reseguido minuciosamente, trazaba líneas horizontales y
descendía; ¡seguía un orden admirable! Con la yema de los dedos descifraba todos
los misterios escondidos bajo mi piel, para ella no hay secretos dentro del
cuerpo del otro. Se entiende que la tragedia le ha traído cualidades especiales
acompañada de la sabiduría de los ciegos. Rápidamente se ha dado cuenta que mi
espalda es una réplica del pergamino de la lujuria. ¡Lo ha entendido y olvidado
al instante!
Sus plegarias están colmadas
de peticiones no atendidas; ¡no pueden estarlo! Son cenizas del pasado y en el
asombro de sus mejillas se leen los versos del mal. Los susurros que nacen de sus
labios son caricias hirientes en sus manos, coplas trémulas en su voz.
Cantando y coreando estos
veros su voz muere lentamente…-
Secos los ojos
Como las madreselvas
Se tapan solos
Ella gozó en el rostro del resplandor
natural de las orquídeas, de la gracia de las semillas fértiles y en sus buenas
horas, de una excitante sensualidad que se estremecía voluptuosa entre las caderas
y los pechos. Era como una simiente que crece en el pensamiento, asciende lentamente
y lo tiñe todo de colores y placeres sublimes. Sus amores eran tan lujuriosos y
bullangueros que el vecindario lo celebraba con fuegos artificiales y mi
querido compañero Jep Cerdá, el que recoge el efímero patrimonio sonoro de
nuestro tiempo, tenía el proyecto de grabar en alta definición aquellos
maullidos de placer, recoger los resuellos del goce en el lecho nupcial y
dejarlos en el recuerdo colectivo junto a estos relatos.
Fue un deleite
Beber almohadones
De la lujuria
Se comprende que en esta
situación tan dolorosa el Chacal, ahora ya transmutado en el amante de arrayanes no tiene ninguna posibilidad y en su momento
se verá la solución. Ahora él adopta una posición ambivalente, iniciadora y
anticipada, canturrea en medio de la noche para salir de un tema tan complejo y
angustioso.
El alba apunta un nuevo día: oculto todavía, el sol dibuja una línea de luz en el horizonte y deja un sutil rastro de esperanza en el telón del cielo.
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