El pozo del dolor.
Su legado
Lo más valioso de su legado
son los sentimientos, la entrega y la fidelidad ciega que ha mostrado al obsequiarme
con su dolor. Son vivencias y conversaciones virtuales y reales que me ha ofrecido
y que intento transcribir con pulcritud para que queden como testimonio. Por
ejemplo, me arroja esta antífona y yo he de interpretarla. ¡La verdad sea
dicha! su realidad se escapa entre mis dedos como el aliento, no puedo
atraparla…
Tazón
de tila
Holgura
de mosquito
Gime el
pezón
¡Pues vale con las
conjeturas y presunciones! Con estos cascotes rotos me veo obligado a matizar
el concepto de lo real. Primero la complejidad de las interpretaciones: una
soga no es lo mismo para un carretero que para un ahorcado. Cuando hablo de realidad
se ha de entender su amplitud. Hay que observar el mundo con el filtro y la
mirada de nuestro entendimiento y alumbrarlo con los recursos expresivos
disponibles. Una mano abierta es una bandeja oferente, cerrada es un puño y
puede ser un arma y golpear…
Sabemos que lo real es un espejo deformado que hay que mirar con cierto escepticismo, no podemos saber que se esconde tras el velo de Isis. También deseo aclarar con argumentos poco fiables, que las emociones son parte afectada de la realidad del alma y, por tanto, la presencia de la muerte cambia la percepción de toda la verdad. El óbito crea sentimientos dislocados que aquí se van a tratar y que van a presentar aspectos muy difíciles de entender. La ceguera producida por amor, la pérdida de luz mental causada por el dolor, la adicción a la tragedia y la falta de voluntad por superarla, crea una situación que lo complica aún más si cabe.
La realidad queda pues
teñida y aquí se mostrará colmada de sufrimiento, mezclada con la malaventura y
vestida con perfiles ininteligibles, en algunos casos misteriosos o metafísicos. Así,
lentamente, el ser se desborda en una ofrenda pasional, dolida y sacrificial.
Entre mis manos
Se muestran tus ojos
Si luz alguna
Todo este drama desbordado, comprimido
en un relato corto y consciente de que el lenguaje tiene sus limitaciones,
quiere traernos y encontrarnos en una situación desesperada. No tendré más
remedio que hacer uso de metáforas, símbolos, alusiones, giros, elipses y
paráfrasis para avanzar en el tiempo y llegar “entero” al final esperado.
Lucía es un ser dolido que
vive por deber, su sentido de la responsabilidad la hace estar de pie y soportar
una hilera interminable de noches de insomnio. Sus palabras son clamores que
cortan como una navaja pero en ocasiones se hacen incomprensibles. Por ejemplo me
dice:
Llanto de rueda
Que
gira en el aire
Como
la luna
La verdad, ¡no se que hacer
con ello y menos interpretarlo…!
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