El arte como escusa
El objetivo del arte no es ir en la búsqueda de la felicidad, tampoco la de decorar muros, aumentar el estatus de los vanidosos, satisfacer a los poderosos, certificar la maestría del autor y sus habilidades sociales al pretender conjugar la verdad. El objetivo es prestarnos ojos nuevos para ver de otra manera y con ellos aprender; ¡hay que rehacerlo todo! Con los de hoy puedo ver como el misterio se esconde en el espacio áureo de la materia, con ellos puedo ver como se insinúa en su lecho luminoso y a la vez como se oscurece ante mis observaciones. Contemplo un tesoro espiritual que se oculta entre los repliegues del secreto y puedo presentarlo en el plano de la obra, fundirlo entre los actos cotidianos; ese es hoy el compromiso.
Pienso que el creador es el jardinero de las emociones, el productor de realidades estéticas. Él se cuida de las semillas del río, de los ruejos caldeados por el sol y piensa la manera de implantarle ideas con sutileza. Poco después se decide a cultivarlas, las toma entre las manos, les sopla y las anima con cierta embriaguez. Creo que en esta acción revestida de misterio, en éste acto de demiurgo, de chamán erecto, el arte siempre reencuentra su función humana, no obstante hay que estar alertados, ¡nada y todo es verdad! Tenemos que pensar por un instante, tan sólo por un instante, que el poder del absurdo habita en los señuelos de la razón, que entre las trampas del pensamiento se esconde el autoengaño. Vemos cada día como en ocasiones se aplauden los eructos de un niño, en otras, aquello que a los ojos del común de los mortales aparece como insensato. Así vemos como aquella sinrazón revestida de locura, pasa a ser para algunos un acto revelador; mirar si no el libro de Pere Salabert, "Teoría de la creación en el arte."Akal/ Arte y estética.
Pensar y sentir
Pienso por que puedo, quiero y me han enseñado a pensar y por tanto me gobiernan todas las incertidumbres de lo pensado; ahí se cierne una parte pequeña, diminuta del mundo. No dispongo de soportes estables donde poner los pies, es por ello que hago servir la metáfora y construyo un templo encima de una roca, es una pequeña capilla para pisar con firmeza; ¡así me siento confortado! Allí pienso que todo es parte de lo mismo y lo puedo sentir en plenitud; ¡todo es muy sencillo! Mis pensamientos son también requiebros minerales y los noto como suben por los pies, como la gravedad cae sobre el cuerpo, la presión modela las piernas, los contrastes de energía delatan la temperatura, las luces encienden los ojos, los pitidos en los oídos destilan el clamor de los sólidos, la erección del bello electrifica los sentidos y la rigidez en el esternón describe la tensión del lugar…; todos son juegos de la materia que se reflejan en mi pues formo parte de ella. Los giros de los átomos me conectan y enlazan con la roca, sus luces se retroalimentan y se contemplan en el eterno juego de la creación y la expresión.
La pequeña capilla es un laboratorio espiritual y en él se sumergen los sentidos hasta quedar fundidos, perdidos y en algunas ocasiones encontrados hasta llorar de emoción.
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