Ángel enajenado. bronce 90x25x20 cm. Catellvell 1990
Palabras sobre los ángeles: 1986-2006
Preámbulo
Palabras sobre los ángeles: 1986-2006
Preámbulo
Antes de esconderme entre la cara oculta del mundo (las ocultaciones), trabajé durante unos años el rostro destilado de los querubines. Me explicaré: revelaré algún detalle para que nadie se escandalice. Para presentar el vuelo de los arcángeles y su relación sucinta con los animales invisibles relataré algunos hechos que fueron determinantes. Ellos pueden iluminar el tema y conducir al lector por el periplo de aquellas ideas esquivas.
Aire mefítico
Se apuraban los días del año 1996 y, como casi siempre, marchaba sumergido en mis alabeos mentales. Así fue cuando encontré una corriente de aire denso, una respiración fétida y tajante que me alarmó profundamente. Aquel suceso me transformó de manera súbita; fue tan rápido el cambio que nunca más he vuelto a ser el que fui antes de aquel día fatídico. Aquel aliento descompuesto me dejó la garganta oprimida y los aldehídos infames quedaron encarnados en la nariz de manera persistente. Fueron momentos de duda que resolví en un instante revelador. El aire se hizo cortante como un puñal afilado, las rocas iniciaron un bramido inaudible y el color y la luz del monte perdió su armonía; entonces apareció la solución.
En aquel momento pensé;
-¡siempre el mismo acero, el mismo pesar de siempre!-
Eso me sucedió cuando caminaba sin destino por los montes de Castellvell y Alforja; buscaba el aliento de la tierra entre los huecos de las rocas y el corte seco de las canteras. Indagaba sin predeterminación alguna cuando una corriente de aire me trajo el perfume de la tragedia; ¡su presencia se hizo clara! No quise averiguar quién o que era, pero sí de donde venía. La primera idea se dibujó sosegada, pero a su vez me alarmó. Aquella presencia me dominaba, con un solo trazo cambió mi semblante y en un acto violento desgarró la apacible caminata. Allí estaba, un alma había dejado de existir y lo difundía a gritos, lo anunciaba con el aire en todas las direcciones.
En aquel momento me vino a la mente la figura del ángel. Para mi era un concepto claro, llevaba ocho años ocupado en esta idea y allí se encontraba disuelto pero evidente. Aparecía destilado entre el aire y camuflado entre el aliento. Su presencia se manifestaba de manera persistente y me estaba ocupando sutilmente, me entraba por los poros de la piel, por la nariz y la boca; así me poseyó por un instante hasta que pude vencer su estrategia macabra.
El oculto espíritu del tiempo, Cantera de Alcobi, Castellvell del Camp. 1996
Recuperado de aquella finta mortal, rápidamente fui al taller y cogí un tubo de cobre de más de dos metros de longitud, le tapé los extremos con tapones manejables y decidí contraatacar. Soldé uno de los extremos de manera permanente y el otro lo dispuse para ser destapado a voluntad. Regresé al lugar y atrapé aquel hedor hiriente. Así recogí el discurso de aquel ángel anunciador. Destilado como un animal invisible entró en el tubo y ya dentro, lo capturé como el que atrapa el polen de las coníferas.
Deambulé varias horas entre aquellos cortes de piedra, hundido en aquellas gargantas oscuras hasta que no pude aguantar más y decidí regresar. Reseguía y rastreaba aquel perfume de manera obsesiva, cuando desaparecía me llenaba con el gozo de vivir su ausencia y cuando era presente me ocupaba el sabor de la desdicha. Así tomaba el aliento de la montaña y lo guardaba con celo en aquel canope estirado; después lo lacré para siempre. Confiné aquel aire hediondo en aquel tubo como el que encarcela a un espectro.
Confieso que allí permanecerá hasta el final de los sueños...
Ahora le llamo “El oculto espíritu del tiempo... Posteriormente le hice una caja de bronce para protegerlo y presentarlo.
Ángeles o destilación de animales invisibles…
El título es ilustrador de una propuesta mordaz que juega con el equivoco. Trata sobre reflexiones motivadas a partir de situaciones similares a la que acabo de describir. Así fue al inicio, pero al avanzar en el desarrollo de las ideas la serie tomó un corpus teórico que me ayudó a visionar la complejidad de las relaciones humanas y la debilidad de las convicciones. Por ejemplo, en muchas ocasiones podemos constatar como el tono de una palabra puede derrumbar un discurso y como una sola mirada puede romper el misterio de una relación amable, o también, apesadumbrar el espíritu alegre de una noche de grandes expectativas. Estas pequeñas contingencias fueron el eje argumental que dio paso a la serie “Ángeles o destilación de animales invisibles”; un trabajo extenso con más de sesenta obras de significados variados y algunas de ellas de formatos considerables. Fue un trabajo amable, excitante y agotador que ahora desempolvo. Para revivirlo me dispongo a relatar los pormenores tal como los dejé anunciados; bueno, con alguna aportación sin mérito....
La serie de los ángeles pertenece a un período expresivo, rico en descubrimientos conceptuales y técnicos y en cierto modo violento. De hecho, entre los ángeles ya se incorporaron elementos y objetos que tomaron independencia posteriormente. Las series se han encadenado y en cierta manera los conceptos han sobrevivido ocultos, como fundidos los unos dentro de los otros.
Qué pasó
Son pocas las obras que se han mostrado en público, de hecho, dentro de aquella série hay obras inéditas. Un grupo considerable se expusieron en el espacio de las murallas de Pamplona, un grupo se expuso en el Museo del Montsià en Amposta y otras cuantas fueron a Madrid; ¡nada más! Bueno, una de las obras: “Restos de mi herencia”, se muestra permanente en el Museu d’Art Modern de Tarragona y contiene pasajes singulares de mi vida, otra, también de dimensiones considerables, pertenece a la biblioteca de Amposta. Ese es todo el fruto que he recogido de los ángeles destilados.
El grupo de obras que toman éste nombre son básicamente relieves en bronce aunque también hice de bulto redondo y algunos vídeos. Fueron elaboradas con un modelado abrupto, expresivo y como queda dicho de contenido irónico y mordaz. Son esculturas conceptualmente unidas a la série “Señales en la piel”, “Todos la querían” y “Cultura de restos”. Ahí termina una época de transición, el final de un período agitado y emocional que recuerdo con agrado, seguramente lo evoco así porque era más joven y tenía menos pesares. Fue un tiempo de acción que también dejó su poso en las ideas. Confieso que me hice en el trabajo y al pensarlo, al tejer todo, lentamente me repensé a mi mismo. Así fue como decidí renunciar a muchas cosas y así fue como se abrió el camino directo hacia el período posterior, “Las ocultaciones”.
El presente texto y los que le sucederán después quieren dar cuerpo narrativo a las experiencias que han quedado, las que presentan el aliento de aquellos años. Muchas vivencias quedan en las obras, otras se han perdido y algunas permanecen ensimismadas en el almacén. Esperan como los ángeles un momento de salvación y hay muchos argumentos para dejar testimonios solidos. Entre papeles hay una visión amplia de lo que sucedió, esculturas, relieves, objetos y un número considerable de dibujos y anotaciones dispersas, material que confío quedarán citados aquí para mi entretenimiento y de rebote, para que alguien siga el rastro con cierto sosiego y no me confunda el guión. Con ésta aportación “biográfica” no deseo desnaturalizar lo ocurrido, más bien me mueve el interés de abrir un paréntesis para dar a conocer los aspectos que me llevaron a introducir un cambio en las actitudes, en los valores materiales y en las formas escultóricas.
Las valoraciones del trabajo han de venir por otros canales y en ellas no debo entrar. Sólo deseo destacar como las obras han tenido después sus repercusiones, como es el caso de la acción que realicé en el museo de Reus al abrir una piedra por la mitad, o las últimas piezas, Aliento y aullidos y Las bolas de Santa Mònica…
El paso siguiente fue el afortunado encuentro con la Comella y esa es otra historia, más elaborada y sentida, más feliz en los resultados, pero a su vez, también unida a la destilación de los animales invisibles.
Epílogo
En las próximas publicaciones, en la miscelánea que se irá reuniendo poco a poco, se recogeran textos dispersos de trabajos de los ochenta y anteriores, especialmente sobre el tema de los ángeles. Son retales del pensamiento que ahora deseo ordenar y evocar con distancia. Ideas que iluminan conceptualmente las obras más recientes, Las ocultaciones. También vislumbro como aquella época ha hecho devenir esta y entre ellas contemplo lo que ha sido mi vida. Entre cascotes destaco el compromiso y la alianza con la naturaleza, los procesos para formar la mirada y mi manera de generar pensamiento; con todo me siento agradecido…
Aire mefítico
Se apuraban los días del año 1996 y, como casi siempre, marchaba sumergido en mis alabeos mentales. Así fue cuando encontré una corriente de aire denso, una respiración fétida y tajante que me alarmó profundamente. Aquel suceso me transformó de manera súbita; fue tan rápido el cambio que nunca más he vuelto a ser el que fui antes de aquel día fatídico. Aquel aliento descompuesto me dejó la garganta oprimida y los aldehídos infames quedaron encarnados en la nariz de manera persistente. Fueron momentos de duda que resolví en un instante revelador. El aire se hizo cortante como un puñal afilado, las rocas iniciaron un bramido inaudible y el color y la luz del monte perdió su armonía; entonces apareció la solución.
En aquel momento pensé;
-¡siempre el mismo acero, el mismo pesar de siempre!-
Eso me sucedió cuando caminaba sin destino por los montes de Castellvell y Alforja; buscaba el aliento de la tierra entre los huecos de las rocas y el corte seco de las canteras. Indagaba sin predeterminación alguna cuando una corriente de aire me trajo el perfume de la tragedia; ¡su presencia se hizo clara! No quise averiguar quién o que era, pero sí de donde venía. La primera idea se dibujó sosegada, pero a su vez me alarmó. Aquella presencia me dominaba, con un solo trazo cambió mi semblante y en un acto violento desgarró la apacible caminata. Allí estaba, un alma había dejado de existir y lo difundía a gritos, lo anunciaba con el aire en todas las direcciones.
En aquel momento me vino a la mente la figura del ángel. Para mi era un concepto claro, llevaba ocho años ocupado en esta idea y allí se encontraba disuelto pero evidente. Aparecía destilado entre el aire y camuflado entre el aliento. Su presencia se manifestaba de manera persistente y me estaba ocupando sutilmente, me entraba por los poros de la piel, por la nariz y la boca; así me poseyó por un instante hasta que pude vencer su estrategia macabra.
El oculto espíritu del tiempo, Cantera de Alcobi, Castellvell del Camp. 1996
Recuperado de aquella finta mortal, rápidamente fui al taller y cogí un tubo de cobre de más de dos metros de longitud, le tapé los extremos con tapones manejables y decidí contraatacar. Soldé uno de los extremos de manera permanente y el otro lo dispuse para ser destapado a voluntad. Regresé al lugar y atrapé aquel hedor hiriente. Así recogí el discurso de aquel ángel anunciador. Destilado como un animal invisible entró en el tubo y ya dentro, lo capturé como el que atrapa el polen de las coníferas.
Deambulé varias horas entre aquellos cortes de piedra, hundido en aquellas gargantas oscuras hasta que no pude aguantar más y decidí regresar. Reseguía y rastreaba aquel perfume de manera obsesiva, cuando desaparecía me llenaba con el gozo de vivir su ausencia y cuando era presente me ocupaba el sabor de la desdicha. Así tomaba el aliento de la montaña y lo guardaba con celo en aquel canope estirado; después lo lacré para siempre. Confiné aquel aire hediondo en aquel tubo como el que encarcela a un espectro.
Confieso que allí permanecerá hasta el final de los sueños...
Ahora le llamo “El oculto espíritu del tiempo... Posteriormente le hice una caja de bronce para protegerlo y presentarlo.
Ángeles o destilación de animales invisibles…
El título es ilustrador de una propuesta mordaz que juega con el equivoco. Trata sobre reflexiones motivadas a partir de situaciones similares a la que acabo de describir. Así fue al inicio, pero al avanzar en el desarrollo de las ideas la serie tomó un corpus teórico que me ayudó a visionar la complejidad de las relaciones humanas y la debilidad de las convicciones. Por ejemplo, en muchas ocasiones podemos constatar como el tono de una palabra puede derrumbar un discurso y como una sola mirada puede romper el misterio de una relación amable, o también, apesadumbrar el espíritu alegre de una noche de grandes expectativas. Estas pequeñas contingencias fueron el eje argumental que dio paso a la serie “Ángeles o destilación de animales invisibles”; un trabajo extenso con más de sesenta obras de significados variados y algunas de ellas de formatos considerables. Fue un trabajo amable, excitante y agotador que ahora desempolvo. Para revivirlo me dispongo a relatar los pormenores tal como los dejé anunciados; bueno, con alguna aportación sin mérito....
La serie de los ángeles pertenece a un período expresivo, rico en descubrimientos conceptuales y técnicos y en cierto modo violento. De hecho, entre los ángeles ya se incorporaron elementos y objetos que tomaron independencia posteriormente. Las series se han encadenado y en cierta manera los conceptos han sobrevivido ocultos, como fundidos los unos dentro de los otros.
Qué pasó
Son pocas las obras que se han mostrado en público, de hecho, dentro de aquella série hay obras inéditas. Un grupo considerable se expusieron en el espacio de las murallas de Pamplona, un grupo se expuso en el Museo del Montsià en Amposta y otras cuantas fueron a Madrid; ¡nada más! Bueno, una de las obras: “Restos de mi herencia”, se muestra permanente en el Museu d’Art Modern de Tarragona y contiene pasajes singulares de mi vida, otra, también de dimensiones considerables, pertenece a la biblioteca de Amposta. Ese es todo el fruto que he recogido de los ángeles destilados.
El grupo de obras que toman éste nombre son básicamente relieves en bronce aunque también hice de bulto redondo y algunos vídeos. Fueron elaboradas con un modelado abrupto, expresivo y como queda dicho de contenido irónico y mordaz. Son esculturas conceptualmente unidas a la série “Señales en la piel”, “Todos la querían” y “Cultura de restos”. Ahí termina una época de transición, el final de un período agitado y emocional que recuerdo con agrado, seguramente lo evoco así porque era más joven y tenía menos pesares. Fue un tiempo de acción que también dejó su poso en las ideas. Confieso que me hice en el trabajo y al pensarlo, al tejer todo, lentamente me repensé a mi mismo. Así fue como decidí renunciar a muchas cosas y así fue como se abrió el camino directo hacia el período posterior, “Las ocultaciones”.
El presente texto y los que le sucederán después quieren dar cuerpo narrativo a las experiencias que han quedado, las que presentan el aliento de aquellos años. Muchas vivencias quedan en las obras, otras se han perdido y algunas permanecen ensimismadas en el almacén. Esperan como los ángeles un momento de salvación y hay muchos argumentos para dejar testimonios solidos. Entre papeles hay una visión amplia de lo que sucedió, esculturas, relieves, objetos y un número considerable de dibujos y anotaciones dispersas, material que confío quedarán citados aquí para mi entretenimiento y de rebote, para que alguien siga el rastro con cierto sosiego y no me confunda el guión. Con ésta aportación “biográfica” no deseo desnaturalizar lo ocurrido, más bien me mueve el interés de abrir un paréntesis para dar a conocer los aspectos que me llevaron a introducir un cambio en las actitudes, en los valores materiales y en las formas escultóricas.
Las valoraciones del trabajo han de venir por otros canales y en ellas no debo entrar. Sólo deseo destacar como las obras han tenido después sus repercusiones, como es el caso de la acción que realicé en el museo de Reus al abrir una piedra por la mitad, o las últimas piezas, Aliento y aullidos y Las bolas de Santa Mònica…
El paso siguiente fue el afortunado encuentro con la Comella y esa es otra historia, más elaborada y sentida, más feliz en los resultados, pero a su vez, también unida a la destilación de los animales invisibles.
Epílogo
En las próximas publicaciones, en la miscelánea que se irá reuniendo poco a poco, se recogeran textos dispersos de trabajos de los ochenta y anteriores, especialmente sobre el tema de los ángeles. Son retales del pensamiento que ahora deseo ordenar y evocar con distancia. Ideas que iluminan conceptualmente las obras más recientes, Las ocultaciones. También vislumbro como aquella época ha hecho devenir esta y entre ellas contemplo lo que ha sido mi vida. Entre cascotes destaco el compromiso y la alianza con la naturaleza, los procesos para formar la mirada y mi manera de generar pensamiento; con todo me siento agradecido…
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