El necro-litos
El Chacal, antes el amante
de arrayanes, sufre el desamor de Lucía. Recorre las llanuras del Sahel y
exclama en el abandono. Aúlla sin esperanza alguna y hostiga las tinieblas con
un palo. Sabe muy bien que aunque Lucía le envía besos suaves y tiernos, aunque
escucha sus plegarias y dice que son un lenitivo a su dolor, él es una escusa
para ella, lo observa en cada gesto que le dedica y está acoplado a su
destino como algo inevitable. Hasta ha manifestado su conformidad en sustituir al Ausente y ponerse
el perfume que no le pertenece. Él es leal y cumplirá el compromiso asumido y
como siempre, pagará cantando el tránsito por la vida. Dice para sus adentros.
-Con la soledad se finiquita
el importe debido; ¡así se desvanecen los sueños!-
Para ti, amor,
tan sólo la
llorona
canta de noche
Con las palabras amables y
amorosas que ella le enviaba hizo un hatillo y lo guardó con celo en el
interior de la piedra, justo donde antes él había grabado su nombre. Primero la
llamó Mirto-litos, piedra de mirto o caja de luz, pero al final, al ver el
rumbo que tomaba la situación, se vio obligado a cambiar toda la trama de los
relatos. Cayó en la cuenta que era mejor dejar las cosas como estaban, Lucía
era un diamante engarzado en alianzas del pasado, por ello decidió llamarlo
Necro-litos. (piedra muerta) No supo donde esconderla y al final la ocultó en
el lóbulo lateral izquierdo de su mente; ¡allí quedó en el olvido!
De esta manera se han
dibujado los destinos de estas personas cargadas de sufrimiento y renuncia;
¡todavía se desconoce el final! Nos encontramos delante de una historia que se ha desgranado entre
palabras, que podía terminar de manera alentadora, pero ahora queda suspendida, frustrada y rota en un
mundo tan necesitado de consuelo.
Tu no me quieres
Juegas como el
aire
Entre suspiros
Como acabo de anunciar, él
lleva en la mente el necro-litos, la piedra necrosada que lo determina, lo hace
sufrir y a su vez apacigua el fiero dolor del mundo. Sabéis también que en su
interior oculta el nombre real de Lucía ( ) y los recuerdos amables que se han
gestado entre ambos. Pero ella desconoce el tema, no sabe la utilidad práctica
de toda esta litúrgica, aunque en su día lo sabrá. Conocéis el hecho de que el
Chacal le dio una pequeña réplica para que tuviera cercano el eco permanente
del mirto. Es un objeto simbólico que ella ignora y seguramente ahí ha de quedar;
¡una señal más en el olvido! Aunque ahora, después de la recaída de Lucía, se
han avivado los significados y cambiado el sentido de los relatos. La piedra
irradia aliento benefactor, proporciona confianza y al tiempo hará que las
cosas tomen el rumbo debido. En el momento de la entrega no se enteró y es
posible que aquella humilde piedra blanca con manchitas rojas continúe
extraviada en el bolsillo de su pantalón.
Toma la piedra
Es el espejo fiel
De mis palabras
No obstante piensa que no
todo esta perdido, ella lee los relatos con suma atención y hace esfuerzos considerables para encontrar el significado de mensajes que se escapan a la razón de
cualquiera. Realmente se trata de un galimatías indescifrable, por otro lado,
hay demandas que Lucía no puede cumplir por el momento. Algunos conceptos, los
más importantes, quedan encriptados, ocultos como las hojas quedan camufladas
en el bosque. Otros, los indiscretos, son los que la hieren directamente; ¡es
un tema sumamente delicado! No obstante, ella busca algún valor aplicable para
solucionar su aflicción y tiene en la mente la despedida del Ausente con los
honores debidos.
Hoy te esperaba
Entre los
crisantemos
Clama el adiós
Lucía vivía la dependencia
amorosa como un estado de autentica verdad; ¡es una situación sin consuelo!
Vive en un litigio permanente consigo misma y le falta confianza para poder
avanzar en la vida. No encuentra gran cosa fiable en el contenido encriptado de
las antífonas, tampoco en lo que puedan destilar estos textos. Emocionalmente
lo puede compartir pero no consigue descifrarlo y menos reanimarse en él. Por
otra parte, no cree en los símbolos, no cree en Dios, sólo cree en sus propios
sueños y en las vivencias del pasado… Todo esto lo dice pensando en voz alta,
casi a gritos, lo hace así para ratificarse en su posición de firmeza.
-Los sentimientos lo son
todo, la razón es café frio, ¡con ella sólo se pueden hacer cálculos inocentes
y pastelitos de anís!-
Hay momentos que le es
indiferente la luz del sol, no cree en nada y se desespera entre
contradicciones. Seguidamente puede representar una cara totalmente nueva y también,
sentir como nadie la certeza absoluta en el rostro de la muerte. La vive como algo
reversible; ¡así espera el retorno del amor perdido! Precisamente ella, la que
sabe que el pasado ya no es nada y piensa que sólo es dolor en el recuerdo, se
niega a avanzar i se refugia en el duelo.
Lucía se resiste a aceptar
lo irremediable, a despedirse definitivamente y así poner las cosas en su lugar; ¡el Ausente lo
súplica en las sombras de su rostro!
-¡Por favor, déjame marchar!-
Le dice también usando
intermediarios que ella no quiere escuchar.
Lucía tiene un rostro bello pero
lo ha cambiado por otro sin pensarlo; ¡ahora es una mascara dolorosa que actúa por instinto! Sin
saberlo se encuentra fundida en el poder de su nombre; el coraje, y este poder femenino se
oculta en la letra que la describe. Hoy es una voz oscura en el alma de una
piedra terminal. Es un poder que se enlaza a los misterios del mundo pero ella
lo desconoce y por lo visto no llegará a entenderlo nunca. Lucía tiene el valor de
perder la luz de los ojos por un amor imposible y taparse los oídos para
llenarlos con murmullos arrancados del sueño; ¡no contempla otra realidad que la que dibujan sus manos!
Te suplicaba
Con los dedos escribí
En tus cenizas
No obstante la turbación, su
obsesión y temor, advierte que el Chacal tiene bajo los pies la firmeza de la losa
de los lindes y en su boca se destilan palabras que delatan las presencias del
misterio. Le oye cantar cada día, ahí se encuentran en una letanía permanente…
-El mundo es ilusión y la
vida es un juego transitorio. -
El Chacal delibera entre
verbos obtusos y dice que con ellos refunda el sentido de la existencia y la
hacen estable. Es por este motivo que construye los alegatos y los ordena con
el cuidado de un jardinero. Modela el discurso letra a letra, como cincela un
orfebre un girasol sobre una plancha de cobre. Igual que el escultor infunde
sentido a la piedra; golpe a golpe, él imprime en el discurso el poder del
creador. Así dibuja la realidad con la leve evocación del verso.
Dice que la voz es la
esencia invocada, esa es su verdad y se ilumina en el instante que toma cuerpo de hombre. Junto a la acción de las manos, las palabras son el aderezo dulce que
fertiliza los campos y piensa que con ellas se puede seducir el corazón humano.
También sabe con certeza que la destilación de las mentes, el fruto del
pensamiento en la obra, es la parte esencial de la belleza del mundo.
Afirma que todo aquello que permanece
se hace memoria y queda como sentimiento que se mece en el tiempo. Al final del
itinerario del ser sólo eso cuenta y merece la pena ser vivido. Por último se comporta de manera cruel y afirma que si hace falta
quemar los labios, los ojos y las manos, se queman; todo ha de ser sacrificado
por un cometido que eleve el sentido de la vida.
Para Lucía la mirada que se vierte sobre lo real lo es todo: para ella, una piedra pequeña, diminuta, sin sentido, está perdida en un cajón; ¡no significa nada! Para él, ahora es una idea cargada de tragedias, una réplica del corazón herido, el latido mortecino del mundo; es un dolor endémico que anida en su mente.
Sobre la mano
Duerme el símbolo
Nace el saber
Esto decía a la vez que
dibujaba una incisión invisible en el aire, una garabato indescifrable pero lleno
de emoción. Entonces la piedra tembló una vez más y empezó a rebosar luz
irradiante en el lóbulo lateral izquierdo de su mente.
El encuentro entre los dos era imposible, un abismo se abría y ahondaba la tragedia. Ella miraba el pasado, cabalgaba con el caballo invertido y cogida del rabo. Él se despidió con un gesto
leve, marchó en silencio y no supo decir nada más
Lucíala no llegó a entender que pasaba…
-El verbo se hizo carne y la
piedra sentimiento…-
Esta frase no entra en los
anaqueles de la razón, sólo es posible entenderla en las penumbras de la fe y en
el oscuro poder de las emociones. Para Lucía representa la fuerza del deseo y
el reencuentro con el jardín perdido. Es una frase crepuscular que ampara
muchas lecturas, entre ella el renacimiento espiritual. Para algunos es un
señuelo para niños, para otros es la revelación del misterio, el camino a la
reencarnación. Para el Ausente ya es el prado que se prolonga más allá de sus
suspiros. Para el amante de arrayanes una esperanza cargada de melancolía, para
el Chacal la puerta que da acceso a los espacios del silencio y para mí, Gregorio
Bermejo, un recurso literario…
Con todo esto él llegó a pesar y
exclamar otra frase obvia, transparente, y seguidamente otra obtusa e
impenetrable. Al final terminó con una sentencia que encadena el juego libertino de las palabras en un discurso absurdo y despiadado…
-¡La luz del amor es una expresión
comprensible hasta para los más ciegos!
Lo que cuenta en la vida es
como de él se arranca el saber, como se forman las canciones y los maullidos agónicos
de las calimbas...
El desamor nos lleva al
sacrificio; ¡en esta historia se hace obligado! La piedra de la razón es ahora temblor maligno y
crece imparable.-
Él podía entender las dos
realidades y la sentencia final también. La palabra germinal y fecunda del amor (en la obra se encuentran las
dos) y el dolor y la soledad del creador. En los dos mundos se encuentra la
tragedia humana, el inicio y final de todos los procesos vivos. Son las caras
de Jano que se alimentan mutuamente, la puerta de entrada y salida de todas las
situaciones. Son vasos comunicantes que nos interpelan y nos dejan sentados
entre el anhelo de gloria y las heridas del infortunio. A su vez, afirmaba que en
los dos lados se daba la relación posesiva, temerosa y egoísta. Afirmaba que el
amor crea el impulso que mueve el mundo y con él causa dolor, inseguridad, dependencia
y desconfianza. ¡El amor mata!
La pasión amorosa tiene
muchos rostros, seguramente Afrodita presenta el más simple y Apolo el más
complejo; las dimensiones humanas del saber. El dios Jano y Prometeo tienen sus
atribuciones, las máscaras de los días, el inicio del tiempo y el final del
mismo, todo queda registrado en el pensamiento humano y él es el que da entidad al ser y da significado a todo lo que hace.
Cada persona tiene su propia
configuración del hecho amoroso y en realidad, cada persona se ama así misma,
el otro es el objeto de su dependencia amorosa. Queda anotado que es un tema
que hace mover los engranajes del mundo y con esa gravedad el Chacal quiso hacer
una tesis sencilla, comprimida en tres versos:
En mi se cela lo
que de ti deseo.
En ti jadea el sol
por un instante.
Los lazos que nos
unen son eternos.
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