Posible retrato de Hipatia. Al-Fayyum. Egipto. (Atribución dudosa, pero mejor que la que pintó Rafael Sanzio)
Hipatia
Cuando era una niña, Hipatia inició sus juegos con un
astrolabio, con él miraba el movimiento de los astros del cielo lo mismo que
los niños calculan las distancias, la potencia del impulso y el efecto impuesto
al juego de las canicas. Teón, su padre, le enseñó matemáticas; aritmética y
álgebra, ciencias que asimiló con la misma facilidad que aprendió a andar. Acopló
la geometría a su mente igual que lo hizo con el lenguaje hablado; con papiros
construía poliedros regulares con la misma facilidad que los otros niños hacían
bolitas de barro o molinetes de papel. El lenguaje matemático y la facilidad para
resolver incógnitas fue para ella un recurso maravilloso que le llenó
espiritualmente hasta el punto de renunciar a otros placeres de la vida. Con su
manera de proceder llegó a desentrañar misterios que para otros estaban
totalmente ocultos. Reveló secretos sobre la densidad de los líquidos y las
cualidades esenciales de los destilados, e inventó artefactos para hacerlos
útiles y mejorar la vida cotidiana. Desarrolló las matemáticas como lenguaje
abstracto; recurso fundamental para iluminar los aspectos de la realidad que no
pueden esclarecerse con palabras.
De las virtudes del cálculo hizo un instrumento fundamental
para ordenar las dimensiones y las distancias, así llegó a ser la observadora
magistral de las constelaciones del cielo. Fue
una astrónoma prestigiosa, tanto que en 1884 le pusieron su nombre al
asteroide 238 y en la luna, en el Mar de
la Tranquilidad, existe un cráter que también lleva un nombre. Hipatia
consiguió un reconocimiento como astróloga, matemática, filósofa y especialmente
como maestra de maestros. Fue la gran pedagoga en los momentos convulsos de Alejandría.
Su dedicación a la enseñanza fue total y la fluidez de su pensamiento atrajo a
los mejores alumnos de las clases altas, tanto cristianas como paganas.
Según la Suda (Enciclopedia bizantina de la antigüedad), se dice
que Hipatia renunció a su condición de mujer para destinar su vida al
conocimiento, Con su manera ordenada y noble de racionalizar el mundo hizo
crecer el prestigio de la academia de su padre; fue un referente en todos los
conocimientos de la época. La herencia que tomó del pensamiento platónico hizo
que el siglo IV y V fueran momentos de gran crecimiento espiritual y
científico. El poeta Paladas S, IV d. C. le dedicó estos versos
Buscando en el Zodíaco, mirando hacia Virgo.
Sabiendo que tu provincia es el firmamento.
Encontrando tu brillo en todo lo que veo.
Te rindo homenaje, reverenciada Hipatia.
Estrella brillante de la enseñanza sin mácula.
Sabiendo que tu provincia es el firmamento.
Encontrando tu brillo en todo lo que veo.
Te rindo homenaje, reverenciada Hipatia.
Estrella brillante de la enseñanza sin mácula.
Afirman que aunque se
casó con Isidoro el Filósofo, murió
virgen. En este punto, en su pensamiento universal, su talante como persona y sus
dotes de maestra incide el poema. No valoró su belleza física ni su condición
femenina. En cierta ocasión dibujó su disconformidad para con su propia
naturaleza; el gesto es realmente revelador! Un pretendiente armado de valor y
admiración le declaró su amor; por respuesta, ella le tiró a la cara un paño
manchado con sangre menstrual y le dijo.
–De esto estás
enamorado; ¡no tiene nada de bello!–
Sobre sus cualidades personales, su talento y feminidad se
ha hablado mucho, también sobre sus enemigos y las causas que provocaron su
muerte. El saber siempre es molesto para los que sólo pueden gobernar entre
sombras. Lo más doloroso de su final fue la ignominia y el horror que se ejerció
contra ella. Ya mayor, puede que sesenta años, Hipatia fue “ejecutada” en
público, lo hicieron una horda de cristianos embrutecidos por la fe en un
momento de declinación del pensamiento clásico. La mataron con el oprobio de
Cirilo, patriarca de Alejandría, eminente de la iglesia que llegó a ser santo.
Para la confección del crimen se contó también con el consentimiento de la
iglesia de Constantinopla. Para humillarla la desnudaron y golpearon, la arrastraron
por la calles como a una alimaña y la descuartizaron con piedras cortantes. El
final de la jauría fue de embriaguez total; sus restos fueron empujados hacia un
callejón siniestro, un lugar maloliente donde estaba el crematorio. Allí la
incineraron sin otro honor que la algarabía que producía el bramido de los
umbríos.
Hoy la podemos reivindicar como un pensamiento libre; ¡una
persona sabia y buena! Hipatia murió por desafiar la oscuridad y aventurarse por
la claridad del conocimiento, por tener convicciones propias y dedicarlas al placer
de saber y alumbrar el mundo con sus ojos. También por enfrentarse al secuestro
irracional de las emociones; mecanismo social que todavía impera en la actualidad.
Es la enfermedad más contagiosa en la sociedades modernas; ¡hoy llamadas
democracias...!
De vegades es fa difícil ser dona
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