La obra está tratada en el libro: Los procesos creativos.
El año 1976 inicie el trabajo
de Las fitas (mojones o hitos), elementos verticales que señalan el
territorio y se asocian con lo masculino. En aquel tiempo, poner una piedra de
pie era construir una metáfora gráfica, ver el movimiento de los límites del
espacio, entender el ser o el no ser, la nada que quería convertirla en obra. Así
fueron los encuentros con el elemento vertical, la señal en el espacio que
define el lugar y define los límites. También realicé las “reflexiones en la
cueva”, los lugares de encuentro con lo femenino. Quería saber, ver de otra
manera la idea del origen, poner otros elementos en juego y aportar una visión
moderna del concepto de “creación”. En la nueva propuesta leí a Heidegger y quise encontrar la frontera entre “el ser y
la nada”. Cimbraba la pregunta: cómo es que estamos aquí si podíamos no estarlo.
En las cuevas surgieron los pensamientos en la penumbra, el origen de la luz mental y el encuentro con lo extraordinario. En la oscuridad surgen las ideas, flamean y se forman los conceptos, aparece la contingencia generada en el Libro oscuro. [1] así fue hasta exponer un poema visual, una “ecuación” que le llamo Origen y lo expreso así (∞ = 0 = ∞). El círculo vacío, el cero sin decimal, termina sobre sí mismo, representa la vacuidad, la perfección del vacío, lo absoluto en la nada.
es igual a la nada
que se repite
El año 1978 realicé una acción
alegórica para “recuperar” la experiencia espacial del comienzo, la que
proporciona el tiempo inicial en el vientre de la madre. Le llamé Espai
mínim [2]
y fue la continuación de la serie que trataba el tema de El huevo. Esta
obra incorporaba conceptos trabajados en la playa de Casteldefels, ideas
sobre el espacio y el tiempo y los representaba de esta manera: ¾//¾ .
Esta es una aporía que hay que
salvar ya que el infinito se reproduce infinitas veces, pero nosotros estamos
aquí para desmentir el vacío del cero, el huevo sin ser simiente. El razonamiento
es que el Origen se dio y surgió de la nada.
El significado de este acontecimiento nos hace contemplar el espectáculo conceptual más asombroso y nos permite estar aquí para verlo. La fuerza generadora del sol sobre la tierra es la gran urna del asombro y con ella nos recogemos y alimentamos cada día. Nada se le puede igualar, su expresión es tan poderosa, tan esencial, que de ella surge un concepto difundido entre mis reflexiones: la belleza de la luz produce la flor de la vida y nos regala “la realidad estética”.
experiencia poética
flor del instante
[1] Libro oscuro. 1986, Pizarras de Villar del Rey. Extremadura.
[2] Primero realicé la acción en la riera de Máspujol y posteriormente en 1990, hice la obra con mármol de Markina. Se trata de una escultura de buenas proporciones, actualmente situada en la Morella Nuts en Castellvell del Camp. La idea era unir la cúpula y el cubo en una sola experiencia y terminar de anotar el simbolismo del huevo como elemento de fecundación. Fue la primera versión del lugar vacío, el huevo para ser ocupado por el espectador ya que para contemplar la obra hay que entrar dentro. En esta escultura la idea aparece completa: fecundar y ser fecundado con ella. Posteriormente, este concepto tomaría fuerza con las mukhalingas (1995-2016), obras de pequeño formato que recogen la fuerza seminal del acto amoroso. Con el mismo principio seguí trabajando en las esculturas para ser ocupadas experimentalmente; Glíptica, (2005), Capilla turkana, 2003, Nsasi (2010), No parlaré mai més (2003-2007), Escucha atentamente (2003-2007). La idea se repitió años más tarde en la Ventana del asombro (2010), y en el concepto de traspasar la puerta del laberinto, la llegada al mundo acompañado del primer aullido; ante ese lugar genésico, siempre aparece la misma pregunta. ¿Qué hay antes de nacer? ¿Qué hay después de morir?
El logo anunciado apunta hacia
una abstracción irresoluble: cómo empezaron los procesos creativos.
¿Qué fecundó al cero?
La nada es cero, como discurso
es vacío, nos hace mirar hacia un lugar sin cuerpo, sin espacio definido y sin
tiempo memorizado. Este poema visual (∞ = 0 = ∞), propone un suceso
incomprensible y apasionante. Así pues, a ese esquema primario le llamé Inicio,
Origen, Momento singular y, ya en aquellos años, pensé en grabarlo en una
piedra vertical que mirara hacia el sol. La idea es tan persistente que la he
seguido, la he trabajado y modelado una y otra vez, así hasta que ha surgido un
libro titulado Los procesos Creativos. Soy consciente de que es un
relato complejo que se puede hacer sencillo: en el fondo de la cuestión, una
piedra vertical es un juego de niños. En este caso presenta ciertas
dificultades de lectura, por lo cual, aconsejo la lectura del libro propuesto. Origen,
la obra de La Comella, es también un juego de símbolos. Me entusiasma tratar el
nacimiento del universo y la manera que tenemos de concebirlo desde la visión
estética: nuestro mundo, entre otras cosas, es una bella experiencia.
Uróboros y cueva
Origen es una pregunta recurrente que
siempre moviliza la creación. Cuando trabajaba el tema de los huecos, las
canteras y los senderos perdidos, me interesé por los motivos simbólicos de lo
impermanente, el infinito, el caos y el laberinto. Entonces apareció la
experiencia estética en las cuevas. Una caverna tiene mucho de vientre, de
infierno y entrar en ella invita a regresar por el corredor del cordón
umbilical hasta el inicio del trayecto. Entrar en los socavones suponía iniciarme
en los misterios de la vida y la muerte, memorizar los pasos anteriores a la
existencia y comprimirlos en un instante. Pensaba que el ombligo es la puerta
de un laberinto biológico que nos une al primer ser vivo: por algún motivo, el
ADN adopta esta forma. La experiencia me estimulaba a actuar y hacer una
alegoría de los procesos reversibles: sabemos que el infinito es imposible como realidad física.
La cueva-huevo ayudaba a remarcar el encuentro con la tierra, obligaba a nacer
de ella, salir del tiempo mineral y entrar en un periodo con memoria personal.
Ella, la tierra, es la materia que nos hace y nos deshace y, en sus resonancias,
estamos incluidos como lo están todas las formas vivas. ¿Qué mueve esta acción
infinitas veces?
La idea de la repetición quedó presente en el uróboros, la serpiente que se devora así misma y forma el lazo contínuo.
no pudo haber comienzo,
flor del origen
Oportuno es aquí recordar otra
visión del comienzo, la que presentó Don Pedro Calderón de la Barca en El
Gran Teatro del Mundo:
¿Quién me llama,
que desde el duro centro
de aqueste globo que me esconde dentro
alas viste veloces?
¿Quién me saca de mí? ¿Quién me da voces?
Es tu Autor Soberano.
De mi voz un suspiro, de mi mano
un rasgo es quien te informa,
[3] Pedro Calderón de la Barca. El gran teatro del mundo.
1643-1645
Origen. La Comella. 2020.
Para entender algunas partes del proceso me he enfrentado al vacío interior, la “vacuidad” como espíritu y he intentado iluminar aquello que desconocía. La fase experimental empezó en la cueva del Garraf y la motivación fue la fuerza de la nada. El no saber fue el motor que movió el acto de pensar. Es decir: la necesidad de conocer mueve la luz interior para ver lo real, aquello que preside el proceso de la acción posterior.
Vuelvo a El Gran Teatro del mundo:
la fábrica feliz del universo,
eres, primer prodigio sin segundo,
y por llamarte de una vez, tú el Mundo,
que naces como el Fénix y en su fama
de tus mismas cenizas”.
En La Comella está instalado el
Anell de pedra. Un día fuimos un grupo de personas a verlo, dimos varias
vueltas al círculo por la parte interior, es un movimiento insinuado que no
tiene otro cometido que el de caminar en círculo. Entonces fue cuando sucedió
algo que no pude compartir. Una de las personas caminaba pensativa y seguida
por un rumor, cambió la dirección y se detuvo justo en el centro. Afirmaba que
sentía rumores, la presencia de voces y lo afirmaba como una verdad
indiscutible. Me lo tomé a broma, pero él insistía, seguía escuchando murmullos
hasta que me sobrecogí con la idea. Yo no los he sentido nunca, pero tengo
ejemplos de cómo la naturaleza habla con la misma voz en lugares y tiempos
diferentes.
Gregorio
Bermejo. Tarragona. 30-10-2020